Revista Infancia

¿el cuadro de honor o el cuadro de deshonor?

Por Janeth
¿EL CUADRO DE HONOR O EL CUADRO DE DESHONOR?
"Cuando los demás esperan de nosotros que seamos como ellos quieren, nos obligan a destruir lo que realmente somos. Esa es una forma sutil de asesinato. La mayoría de los padres y familiares amorosos lo comete con una sonrisa en su rostro."
(Jim Morrison)

Nos han enseñado a solucionar todo con el premio y el castigo, la aprobación o desaprobación. Es algo que se ha transmitido y continúa transmitiéndose de generación en generación, de casa en casa, de escuela en escuela, de oficina en oficina. Cualquier conducta es aprobada o desaprobada automáticamente por nuestros jueces internos, que enseguida juzgan y condenan lo condenable, o alaban y justifican lo premiable.

Y esto es lo que hemos adoptado como método tradicional de crianza y educación en la sociedad actual; escuchamos y decimos a diario frases tan comunes como:

“Te quiero si te portas bien” “La maestra te castigará si te portas mal” “Papá Noel solo trae regalos a los niños buenos” “Si no me haces caso te llevará el LOCO” “O te portas bien o no vamos al parque” “Aquí se hace lo que yo digo, y punto” “Niños, este es el cuadro de honor, miren quienes aparecen…….”

Y eso es exactamente lo que hacemos: Dos cuadros, uno de honor y otro de deshonor para enmarcar en ellos a quienes se lo merezcan.

Si calificamos, somos obedientes, excelentes estudiantes, hacemos lo que los mayores ordenan sin cuestionar, evidentemente estaremos en el codiciado cuadro de honor y por ende, seremos el orgullo de todos, se nos dará lo que pedimos, se nos amará.

Pero “Ay de aquel que esté en el cuadro invisible del deshonor”…..siempre será señalado como un caso terrible, será privado de ciertos privilegios como hijo y alumno, incluso del derecho básico y natural a los abrazos y mimos. Será marcado por una calificación roja en su boletín escolar. En algunos casos, Papá Noel no se esmerará con su regalo navideño…..y en el peor de los casos (lamentablemente el más común) será comparado despectivamente con los triunfadores del cuadro honorífico, y esto no será nada agradable ni positivo para la pobre criatura.

Los Padres y las escuelas deben concentrarse en cada niño, en sus aptitudes, que son individuales y lo hacen único. Todo niño tiene un potencial en espera de ser estimulado para crecer, expandirse y brillar. Contrariamente, lo que hacemos es darles la misma sobrecarga de conocimientos a todos, mientras calificamos con nota azul o nota roja según su desempeño. No conformes con esto, cuando no van al ritmo del grupo, llamamos a sus padres para alertarlos y etiquetarlos como “alumnos problema”. ¿Nos hemos detenido a pensar que si el niño no va al ritmo de los demás es porque tiene su propio ritmo? ¿Su propia vocación? ¿Su propio Don?

Contrario a esto les damos el mismo torrente inútil de información a todos, para queluego lleguen (si es que llegan) a la hora de decidir una “carrera universitaria” totalmente desorientados; los alejamos tanto de su esencia, de sus talentos, que en la mayoría de los casos ya no recuerdan el camino de regreso a sí mismos. Y para complicar aún más las cosas, comienzan a recibir “orientación” desde afuera, que yo más bien llamaría PRESIÓN:

“Tu familia es de Médicos, ¿Por qué no sigues la tradición?” “Si quieres tener éxito, escoge una carrera que tenga demanda” “¿Antropología? Por favor ¿De qué vas a vivir?” .

Por eso tenemos tantos profesionales amargados, frustrados, tristes, perdidos, esclavos de su trabajo, neuróticos, estresados, enfermos. Estoy seguro de que muchos de ellos, si no todos, serían muy, pero muy felices si la escuela, la sociedad y/o sus familias no los hubiesen alejado tanto de su verdadera esencia. Algunos serian pintores, músicos, sanadores, astronautas, bomberos, actores, arqueólogos, botánicos….incluso médicos, abogados, contadores, pero por vocación y no por imposición o desorientación…..estarían haciendo lo que les gusta, estarían cantando mientras trabajan, y ya no veríamos tantas caras largas en las mañanas acudiendo a cumplir sus DEBERES.

Una de las claves para corregir el desastre que hemos creado como sociedad, está en no alejar a los niños de su esencia, de su Don. Para eso debemos comenzarpor aceptarlos tal como son, amarlos y respetarlos, especialmente cuando no se comportan como queremos, y mucho más cuando no se nos parecen, ni se nos quieren parecer.

Debemos abolir para siempre de nuestros hogares y escuelas la cultura PREMIO- CASTIGO.

Debemos eliminar para siempre las etiquetas y las calificaciones, y concentrarnos en aceptar y estimular sanamente, sin presiones, el Don y las aptitudes de cada niño como individuo.

Debemos reemplazar la Cultura del Éxito por la Cultura del SER.

Debemos romper de una vez por todas, los marcos visibles de los cuadros de honor y los invisibles de los del deshonor, ambos solo limitan, comparan y dividen.

Recordemos que los niños son la semilla de la Sociedad, jamás me cansaré de repetir que una semilla mal abonada solo trae una mala cosecha. Si revisamos una sola página cualquiera de un Periódico de cualquier ciudad del Mundo, no será difícil llegar a la conclusión de que llevamos demasiado tiempo abonando mal, pero muy mal, las semillas. Nuestro mundo es un fiel reflejo de eso.

Creo que la revolución de los métodos de crianza y los sistemas educativos debe dejar de ser la propuesta de unos pocos y convertirse en la demanda de muchos, sino de todos. Lamentablemente ya no se trata de una opción, sino de una emergencia planetaria.

Por Elvis Canino


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