Revista Opinión

El cuento de la criada (2017)

Publicado el 19 mayo 2017 por Vigilis @vigilis
Tras el estreno de El cuento de la criada en Internet (producción de Hulu) hay un detalle que no he visto demasiado comentado respecto a la gran diferencia entre la novela original de 1985 y su adaptación de 2017: el tema racial.
En la novela original la República de Gilead es, además de misógina, homófoba, anticatólica y antisemita, racista. Los llamados "hijos de Ham" son enviados a Dakota del Norte (presumiblemente para su eliminación) y no hay ni "criadas" ni "tías" negras ni mucho menos "comandantes" negros. Es decir, en la distopía de Margaret Atwood Gilead era todavía más racista que los Estados Confederados. Sin embargo treinta años después esto cambia. En un primer momento se puede pensar que siendo la fertilidad el primer objetivo que busca esa república distópica, no tiene sentido hacerla racista, sin embargo puede que estén operando otro tipo de motivos (quizás contemporáneos tabúes y sería una pena porque no veo justificación para la autocensura cuando estamos tratando con una obra de ciencia ficción de denuncia social).

El cuento de la criada (2017)

Ya puestos a pasar por alto el asunto racial Samira Wiley bien podría ser la protagonista porque es la mejor actriz del reparto.

De qué va
El cuento de la criada es el relato de una criada sobre los primeros años de la República de Gilead en parte de lo que antiguamente fueron los Estados Unidos (en la serie Gilead todavía está en guerra con otros estados sucesores e incluso existe un gobierno de continuación de los Estados Unidos en Alaska (paradójica elección pues es uno de los estados actuales con uno de los movimientos secesionistas más organizados)). La historia se enmarca en el terreno especulativo y sobre todo en la serie se ven muchas referencias mediante flashbacks al mundo de nuestros días (Uber, Craiglist, histeria antiterrorista).
En este inmediato futuro o presente alternativo un grupo político-militar logra dar un golpe de estado en Estados Unidos mediante ataques a la Cámara, a la Casa Blanca y al Tribunal Supremo, obligando al gobierno a asumir poderes de emergencia y anular la Constitución (al menos este es el relato que sobrevive a la criada muchos años después. Aquí se juega con una historia dentro de la historia: el recurso del "narrador no fiable" es algo que me gusta mucho). Todo esto sucede en un contexto más amplio de crisis demográfica provocada por las enfermedades de transmisión sexual (y por lo tanto aumento del uso de anticonceptivos), tolerancia sexual (no he visto estadísticas pero parece razonable pensar que las parejas homosexuales no tienen tantos hijos como las heterosexuales y esto los de Gilead lo ponen como excusa) y contaminación McGuffin (en este mundo no sólo baja la fertilidad sino que se disparan los abortos naturales y la mortalidad neonatal. En una escena comentan que solo uno de cada cinco nacimientos prospera lo que equivale más o menos a la tasa de mortalidad infantil europea de finales del XIX o africana de la década de 1970).
Como podéis imaginar la historia exige una gran suspensión de la credulidad para hacer plausible esta tiranía anglosajona protestante. En la serie tratan de pintar la gran desesperación previa al golpe, con madres que atacan maternidades para llevarse bebés y un paulatino aumento de la intolerancia contra las mujeres jóvenes que no están dando teta en una mecedora. En este sentido se agradece el esfuerzo por mostrar a gente que en circunstancias normales sería normal y no fundamentalistas luteranos.
El cuento de la criada (2017)

Hay una cosa que suelo echar de menos y que valoro mucho cuando se trata del género de la distopía: que me muestren la transición. Que la historia trate de responder a la pregunta "¿cómo han llegado ahí?". Normalmente las transiciones no se explican y a mí me parece que son muy necesarias para que el género permanezca en la ciencia ficción y no degenere en fantasía (la fantasía, salvo excepciones, es un género menor: yo aplasto hadas, elfos y unicornios con planetas autoconscientes, paradojas temporales, imperturbabilidad cibernética, mentes colmena y singularidades galácticas inductoras de la locura).
Esta crisis demográfica sucede en todas partes del mundo (hay que decir que en nuestra realidad el pico de niños fue alcanzado hacia 2005 y desde entonces está habiendo menos niños en el planeta) y eso es excusa para que la República de Gilead no solo pueda existir internacionalmente sino que su política de criadas sea algo que tomen en consideración otros países. Los primeros pasos que toman los fundamentalistas protestantes son quitarles a las mujeres sus derechos. ¿Qué derechos? Todos.

El cuento de la criada (2017)

A las diputadas de la CUP les llaman "tías".

A partir de ahí suceden cosas muy locas muy rápidamente: el nuevo gobierno establece centros en los que reeducan a mujeres fértiles para servir como esclavas reproductivas y crianderas. La sociedad es dividida en castas:
  • Los hombres se dividen en comandantes, sirvientes y soldados. Los comandantes serían una especie de nueva aristocracia político-militar. Tienen alguna especie de gobierno colegiado en el que no se entra en detalles. Los comandantes que no pueden tener hijos con sus mujeres (la infertilidad solamente se atribuye por ley a la mujer) tienen derecho a disponer de una criada o esclava reproductiva con la que una vez al mes, en la llamada "Ceremonia", mantiene relaciones en presencia de su mujer. El hijo que nazca de esta relación pasa a ser del comandante y de su esposa y la criada tras el destete pasa a servir a otro comandante. Los sirvientes son los chóferes y guardaespaldas de los comandantes y los soldados son los tipos que patrullan las calles y van a la guerra. Aquí hay que decir que tienen una organización logística pésima. Hay una excesiva presencia policial en las calles cuando hoy en día se dispone de tecnología para optimizar recursos. Los hombres que son católicos, judíos, médicos que practican abortos y homosexuales son ejecutados. En la versión del libro a los judíos —hijos de Jacob— se les expulsa a Israel aunque muchos son asesinados en el trayecto.
  • Las mujeres están por debajo de los hombres: no pueden poseer cosas, ni leer, ni escribir, ni conducir y su código de vestimenta está regulado por el estado. Aún así sigue habiendo clases: las esposas de los comandantes estarían en la cúspide social y por debajo estarían las esposas de los sirvientes y soldados. Luego hay una casta se sirvientas llamadas "Martas" que no pueden tener hijos pero no son elementos asociales y que se encargan de las labores domésticas. También están las "tías", que son mujeres mayores encargadas de reeducar a las criadas con duros castigos físicos y cansinos pasajes bíblicos muy cogidos por los pelos.
  • Las llamadas "criadas" son una categoría especial: mujeres fértiles cuyo propósito es concebir hijos "para la nación". Cuando tienen un hijo con un comandante pasan a servir a otro comandante. Es escavitud sexual presentada como un servicio al estado. En la serie las relaciones se muestran como algo mecánico y casi burocrático. Llama la atención que empleen el método de la coyunda y no otros más higiénicos y científicamente probados como las placas de Petri, la manipulación genética, etc. Estas criadas visten de rojo y son "protegidas" por el estado y toda la sociedad pero si tras varios servicios una criada no concibe es declarada "no-mujer" y enviada a las "colonias" (lugares donde no hay política de riesgos laborales y la esperanza de vida es corta). Las lesbianas estériles son colgadas de grúas y a las fértiles se las somete a ablación con cargo a la Seguridad Social. Las monjas fértiles que se niegan a ejercer de criadas son enviadas a las colonias. 
Naturalmente existe una resistencia que trata de hacer caer al gobierno y que ayuda a escapar a mujeres a Canadá. Esto en las distopías totalitarias es un cliché: la "resistencia subterránea" (que es literalmente subterránea en Equilibrium o Demolition Man). Aquí vendría a ser parecida al ferrocarril subterráneo de la historia del abolicionismo en Estados Unidos. Parece que esta resistencia tiene contactos con gobiernos extranjeros.
Sobre los gobiernos extranjeros hay que decir que Mexico está a punto de aprobar la política de criadas de Gilead (no entiendo cómo pretenden comerciar con ellas si las necesitan en Gilead, pero bueno). Canadá, en su clásico papel de némesis progre de los Estados Unidos, acoge en asilo a quienes logran escapar pero no está claro si participa en la guerra. Respecto a Europa se menciona que Gilead quiere negociar un tratado comercial con ellos pero no se dan detalles (recordad que todo esto se menciona desde el testimonio de una chica que no puede acceder a más información que la que escucha de oídas). Estando los frentes de guerra en Florida y Chicago hay que suponer que otros países han aparecido en los Estados Unidos contiguos (como en Jericho, Revolution o The last ship).
Conclusión
El cuento de la criada (2017)

Está muy bien que las productoras de Internet hagan productos experimentales que funcionen. Habiendo una proporción de frikis superior a la media entre los consumidores de Internet no llama la atención obras como esta o las recientes El fin de la infancia y El hombre en el castillo. El cuento de la criada está bien pero exige demasiado al espectador en términos de suspensión de la credulidad. Una escena supuestamente muy emotiva —cuando la protagonista le revela la verdad a la embajadora mexicana— nos da bastante igual ya que todo lo que pasa es tan increíble que la sensación es de estar viendo una historia dentro de otra historia y por lo tanto a los actores haciendo de personajes que interpretan personajes (no sé si me explico).
Pese a introducir el concepto de La Résistance se echa de menos más inestabilidad. En un país en el que las mujeres participan en las fuerzas armadas y bastantes hombres están de acuerdo con eso cuesta creer que se pueda esclavizar a la mitad de la población y ejecutar a millones.

El cuento de la criada (2017)

Ralph Fiennes repite el papel de comisario político de Enemigo a las puertas.

Luego está el asunto de la base ideológica: los comentarios en la anglosfera consideran que un régimen como el de Gilead solo puede ser impuesto por una teocracia islámica. No les puedo dar la razón. Yo coincido con la autora en que si alguna vez existe el totalitarismo en Estados Unidos este vendrá de la mano de la base fundacional puritana del país. Pese a que la historia oficial nos cuenta que los EE.UU. fueron fundados bajo el principio de la libertad religiosa en realidad los primeros colonizadores ingleses huían de la persecución religiosa por ser demasiado extremistas. Creo que sería más creíble situar esta historia en Australia o sencillamente hacer un documental sobre Arabia Saudí.

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