Revista Cultura y Ocio

El curioso caso de Massimiliano Flament

Publicado el 28 agosto 2013 por Diego Diego F Ospina @DiegO_OzpY

Esta entrada trata sobre un caso antiguo de injusticia judicial, como ya sabemos la justicia ni es justa, ni es equitativa, así que desde la biblioteca de derecho de la universidad de panamá les invito a todos a leer:

LA MENTIRA ANTE LOS TRIBUNALES – Luigi Battistelli

Ahora bien, este caso trata sobre los antiguos juicios, en los que el proceso no era ni estricto ni necesario y en donde los indicios eran razón suficiente para la condena de los hombres.

Massimiliano Flament, era un hombre joven de la guardia rural, primo del alcalde de Noyelle, con el que no se llevaba precisamente bien, a tal punto que en algún momento había manifestado sus intenciones de vengarse de este, al momento del incidente tenia solo unos cuantos años de casado.

Un maleante del lugar que por su propia cuenta decidió vengarse del Alcalde, se aprovecho de esta conflictiva situación antes mencionada.

-El 31 de enero de 1811- unincendio infernal, consumió los graneros del aquel entonces alcalde de Noyelle.

La versión mas atendible que de pronto se difundió por la región, fue la que Flament, enemigo del alcalde, era el incendiario.

Se noto el hecho de que en el seto divisorio de la vivienda de Flament y el granero incendiado, se había descubierto un pasadizo practicado por el autor del delito. al comparara las huellas encontradas, con los zapatos de Flament, se vio que ellas coincidían exactamente. El indicio pareció concluyente. Y otro argumento aducido por la observación popular , también se estimo como muy convincente. los aldeanos recordaran que aquel día, mientras el incendio causaba estragos, el viento soplaba de tal modo que las llamas se dirigían hacia el granero del alcalde alejándose de la casa contigua (habitada por el guardián, Massimiliano Flament).

Los jueces consideraron que la responsabilidad de la Flament, no requería de pruebas ulteriores y fue retenido ante el tribunal de lo criminal de Donai. De los dos testigos de descargo, el primero no se atrevió a decir palabra; el segundo no pudo intervenir por tratarse de un enfermo crónico, Flament fue condenado a muerte.

La apelación presentada por la mujer fue denegada. No quedaba mas esperanza que solicitar el indulto y la joven esposa trata de obtenerlo, trasladándose personalmente para entregar la suplica en las propias manos del ministro de justicia, el de duque de Massa. Pero también el perdón fue negado, Flament fue ajusticiado algunos días después, con un rito lúgubre que entonces se practicaba en la diócesis de Cambrai. los hermanos de la misericordia, acompañaban al condenado hacia el patíbulo, salmoriando cantos fúnebres. Flament, aun seguía sosteniendo que era inocente…

Pasaron varios años… El 20 de octubre de 1817, con el mismo rito fúnebre era ajusticiado un mendigo, un tal Moreau, convicto de asesinato.  El sacerdote que lo asistía era aquel que había ayudado espiritualmente a Massimiliano Flament. sobre la plataforma sobre la guillotina el cura haciendo una señal con la cabeza al verdugo para que aguardara antes de accionar el mecanismo, se dirigió al gentío: “Hermanos -dijo el- ¿recordais que hace años, fue guillotinado Massimiliano Flament… ¿recordarais sus protestas de inocencia?… Pues bien: estoy autorizado para manifestaros que ciertamente, el era inocente y que el incendiario es el hombre que ente momento va a morir”.

“¡si, es verdad yo le pido a dios que me perdone!”, -grito Moreau-, mientras un estremecimiento de horror sacudia a la multitud.

El verdugo dejo caer la cuchilla, antes de que el sacerdote pudiera dirigir la ultima palabra al condenado. Y cuando el cura se volvió, un chorro de sangre le alcanzo y maculo la blancura de su sobrepelliz.

Con la colaboración de mi esposa Yakibel Chiru

El curioso caso de Massimiliano Flament

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