Revista Insólito

El delirio xenófobo

Publicado el 24 abril 2010 por Monpalentina @FFroi
El delirio xenófobo
Viene bien retomar las historias que tanta polémica levantaron entonces y donde el periodista fija sus ojos en la xenofobia de los otros, de otras personas, de otros países....Viene bien, cuando no lo cree imposible al decir de las últimasfrases: "Y como es regla que a España lleguen con gran retardo las modas...". Y pregunto a mis visitantes: ¿Ustedes creen que ha llegado a España la moda de la xenofobia?
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No es sólo el oriente, con sus pintorescos fenómenos de toda índole, la zona donde ahora ruge y gobierna el criterio de xenofobia como norma fundamental de una política nacionalista. No se necesita hacer volar la mente hasta la China para contemplar imaginativamente el espectáculo de una nación que frunce su ceño y decreta su íntima y formidable hostilidad contra el extranjero. El mundo entero está regido por esa ley de la xenofobia. Y si verdaderamente es en China donde la ley universal en boga se muestra cruenta y asoladora, no deja de ofrecernos el resto del mundo motivos para pensar en el cíclopeo fracaso de la fraternidad humana y en el consiguiente desato incoercible de los nacionalismos.El panorama se presenta bajo un ritmo, en una crónica que acusa con otras cosas más graves, el imperio de la más vulgar monotonía. Al fin y al cabo, China ha dado una nota bizarra: la de matar en la calle a los extranjeros. Esto ya delata un esfuerzo por darle original al figurín político de moda. ¡Pero en otras naciones!... Miren, miren, amigos míos: los Estados Unidos de Norte América limitan a cantidades sumamente reducidas los permisos para que se establezcan en el territorio de la República los extranjeros... En Francia, el Gobierno ha acudido a toda suerte de arbitrios caprichosos para hacer imposible, por lo menos, molesta la estancia en suelo francés a todo ciudadano de otro país... Hungría decreta aún hace poco terminantes interdiciones al extranjero que vaya allí con ánimo de hacer la competencia al trabajo, a la actividad, a las ocupaciones indígenas... Europa y América en la diversidad de us constituciones, de sus regímenes políticos, de sus sistemas de gobierno, parecen haber entablado un pugilato acerca de los medios más expeditivos y contundentes de hacer imposible la vida en las respectivas naciones a un extranjero. Ya se está viendo cómo es nuevamente en Asia -cuna de tantas originalidades humanas, empezando por la de este ser original que llamamos hombre- en donde la iniciativa triunfa, por la eficaz y expeditiva manera oriental, se le hace imposible la vida del extranjero separándole la cabeza del tronco... Los chinos son más francos que los demás hombres. Y mientras en otros países se acorrala el extranjero con impuestos o se le rinde por hambre, China se lanza a la calle para realizar declaradamente la montería del europeo. Reconozcamos que el procedimiento es, sobre expeditivo y breve, más sincero...Pero hay un bendito país en el mundo en donde ni el Estado practica la xenofobia ni los ciudadanos la sienten. Acabamos de nombrar a España. En España admitimos a todo el mundo, en vista de que todo el mundo echa de sus lares a quien no es de su mundo respectivo, quiero decir de su nacionalidad. Aquí somos así, generosos, acogedores, hospitalarios, campechanotes. Y no sólo admitimos al extranjero que atraviesa la frontera, sino que bien pronto le damos un pedazo de nuestro escaso pan y, lo que vale más, una efusión cariñosa de nuestra simpatía y de nuestro corazón. La especie de que esto ocurre así ha corrido por el mundo -por ese mundo sobre el que soplan rabiosos vientos de xenofobia- y he aquí a España convertida en el refugio de cuantos, en el afanoso conflicto de la vida, han tenido que emigrar de sus lares nacionales...Semejante conducta está muy lejos de ser una táctica con la que España podría lograr provechosos políticos. No pasa de ser un rasgo, una gentileza, una espontaneidad muy característica de nuestra raza. Nadie la ha de agradecer. Todo lo que podemos prometernos a cuenta de nuestra generosidad, es aumentar las dificultades enormes y abrumadoras de la vida interior con una congestión alarmante de buscadores del mismo trozo de pan. Y como es regla que a España lleguen con gran retardo las modas -la de indumentaria y las de régimen político- no será extraño que cuando bogas nuevas hayan desterrado del mundo el delirio xenófobo no apliquemos nosotros a practicarlo demasiado tarde, porque, en fuerza de haber facilitado a los extranjeros la conquista mansa, difusa y pacífica de España, en nuestro país no quedarán como exóticos, sino los mismos españoles...
Luis de Galisonga | Diario Palentino| 13 Julio de 1927


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