Revista Argentina

El Día de la Mujer en la Argentina, o la personificación de este 8 de marzo

Publicado el 08 marzo 2012 por María Bertoni

El Día de la Mujer en la Argentina, o la personificación de este 8 de marzoEl desarrollo de los juicios orales y públicos por la desaparición de Marita Verón y por el asesinato de Wanda Taddei distingue a este Día de la Mujer de sus antecesores en nuestro país. Por lo pronto, la importancia jurídica y social de ambos casos adelantó y reforzó la práctica mediática de difundir estadísticas e informes varios sobre “desigualdades y reclamos vigentes”, “trata de persona” y “violencia de género”. En 2012, a las cifras, porcentajes y proporciones se les sumaron nombres propios.

Al ritmo de esta suerte de personificación del 8 de marzo, se consolidan los esfuerzos por concientizar a las argentinas que se creen a salvo de la hostilidad sexista. Eva Giberti las definió un año atrás: “todavía nos falta contar con la conviccion de aquellas mujeres que no han asumido la discriminación y la violencia sistemáticas contra nosotras, aquéllas que son indiferentes o se asocian a posturas que suponen femeninas y que las subordinan a las decisiones de los varones, particularmente si son sus compañeros”.

En el mismo discurso, la coordinadora del programa Las víctimas contra las violencias del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos reclamó la intervención de “testigos comprometidos ante los padecimientos de aquéllas excluidas por el color de su piel, por su situación social, por su falta de recursos mentales y emocionales, por la cantidad de hijos que deben criar solas, o de aquéllas que padecen cárcel o son víctimas de delitos que la Justicia no siempre reconoce conforme con los derechos de las mujeres”.

Afín a esta postura, la abogada especialista en derechos de las mujeres Susana Chiarotti explicó en una entrevista concedida al suplemento femenino de Página/12 que “mucha gente tiende a pensar que (la esclavitud sexual de las chicas traficadas) es un problema de algunas mujeres, que no nos va a pasar nunca a las que somos honestas“.

Según la misma profesional, “la moral patriarcal hace que invisibilicemos, naturalicemos y digamos se lo habrán buscado, les habrá gustado y a eso contribuye un mal diseño de la ley actual de trata (que) divide a las mujeres en mayores y menores, concediéndoles inocencia a las primeras y teniendo que probarse el engaño, la cooptación o lo forzado en el caso de las segundas”.

A veces, los comentarios machistas en boca de varones preocupan menos que los desatinos verbales de algunas congéneres, por ejemplo cuando (se) preguntan porqué no escapan las chicas secuestradas o engañadas por las redes de trata. Por eso transcribo esta otra declaración de la Dra. Chiarotti: “no se puede tener la actitud simplista de la persona que está segura afuera y se atreve a decir porqué no se van… ¿Adónde? ¿Con qué plata? ¿Con qué recursos? Y con familias, instituciones y sociedades que no te van a recibir con los brazos abiertos, van a dudar de vos, te van a poner entre paréntesis”.

En este Día de la Mujer tan signado por los casos de Marita y Wanda, también vale mencionar y recomendar Te doy mis ojos, uno de los largometrajes más atinados sobre violencia doméstica. De procedencia española, la película de Icíar Bollaín se estrenó en nuestro país en marzo de 2004, pocas semanas después de haber ganado siete premios Goya.

(Volver a) mirarla -la pasan cada tanto en nuestra TV paga- también nos recuerda la necesidad de ponerle rostros, nombres y apellidos a una problemática irreductible a una sola fecha y a mera información estadística.


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