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El dorado del fútbol

Publicado el 12 mayo 2020 por Trescuatrotres @tres4tres

Hace unos días describíamos los avatares que vivió Alfredo Di Stéfano, como máximo estandarte de un grupo de grandes futbolistas que jamás jugaron un mundial, para no participar, con Argentina, en el de Brasil de 1950. Y es que, lo de mezclar fútbol y política, es tan antiguo como el fútbol mismo. El caso es que nombramos un fenómeno casi desconocido a este lado del charco en el que hoy nos detendremos y trataremos de explicar. Una de esas interesantes historias recordadas en blanco, negro y sepia y que se reconoce como El Dorado del fútbol.

Como íbamos contando, Argentina declinó participar en el Mundial de fútbol ( Copa Jules Rimet) de Brasil de 1950 por razones en las que hubo un protagonismo esencial de hechos extradeportivos. Los antecedentes de esta singular decisión enraízan en un conflicto sociolaboral protagonizado por la entonces no reconocida FAA (Futbolistas Argentinos Agremiados) y los clubes argentinos, participando la AFA (Asociación de Fútbol Argentino), muy influenciada por el peronismo, como elemento de acercamiento entre posturas y de defensor del aficionado.

A comienzos de 1948 los futbolistas reclamaban, fundamentalmente, el reconocimiento jurídico de los futbolistas como gremio profesional, libertad de contratación al término de las relaciones laborales entre futbolista y club (los clubes antiguos podían impedir, mediante pactos, el libre ejercicio de este derecho, de modo que llegaban a malograr nuevos contratos de sus antiguos futbolistas con otras entidades, cuando ya no existía vinculación jurídica entre club antiguo y futbolista), el rechazo del cierre del libro de pase por tres años (que vinculaba a los futbolistas a sus clubes entre 1948 y 1951 de forma obligatoria), la eliminación de un techo salarial y la implantación de un suelo del mismo tipo, entre otras aspiraciones.

Las posturas entre futbolistas y clubes estaban totalmente enfrentadas y la huelga comenzó en abril de 1948, con un seguimiento discontinuo. Mientras se sucedían las negociaciones el fútbol seguía celebrándose, aunque el clima no fuera el ideal, hasta que, en julio, las relaciones se alejaban de tal modo que se sucedieron dos semanas sin partidos. ¿Les suena? En aquella época ya suponía algo inimaginable. Este toma y daca fue resuelto con la intervención de la Secretaría de Trabajo y Previsión del gobierno peronista. En el que solo se admitieron algunas de las demandas de los futbolistas y que, para desgracia de los deportistas, mantuvo el techo salarial en 1500 dólares.

El dorado del fútbol
Pipo Rossi, Pedernera y Di Stéfano (Fuente: pasionalbiazul.com)

El éxodo fue inmediato. A pesar de reglas como las que impedían participar en la selección argentina a los futbolistas que emigraran a otras ligas, muchos de éstos, conocidos ya como los cracks, ficharon por clubes de Italia, Perú o Colombia y es precisamente aquí, en Colombia, donde se produce El dorado. La llegada masiva de futbolistas procedentes del extranjero a Colombia con la consiguiente elevación de la expectación y el nivel deportivo, pero con un serio problema de raíz, la llegada de los futbolistas a Colombia no respetaba las legislaciones de sus países de origen.

El dorado del fútbol colombiano comprende las ligas desde 1949 a 1953 y su mayor protagonista fue el Club Deportivo Los Millonarios de Bogotá. En 1948, había sido Santa Fe el ganador de la primera liga profesional colombiana, aún humilde. En respuesta a esta conquista, el presidente de Millonarios, conocedor de la situación en Argentina, visitó Buenos Aires y, con él, se llevó de vuelta a Adolfo Pedernera, jugador de River Plate, ídolo argentino y uno de los mejores jugadores del mundo. Este fichaje generó un revuelo sin precedentes tanto en la Argentina de origen como en la Colombia de destino. Tras Pedernera, a Millonarios llegaron Alfredo Di Stéfano y Néstor Raúl Pipo Rossi.

La carrera para reforzarse de los equipos colombianos no hizo más que empezar, formando, a su vez, una nueva liga profesional organizada por la Dimayor (División Mayor del Fútbol Colombiano). Así, tras sus humildes comienzos, la liga de fútbol en Colombia se transformó en uno de los acontecimientos más interesantes en el mundo del fútbol en el que, además de Millonarios, destacaban otros clubes como el Deportivo Cali, conocido como el Rodillo Negro, con doce peruanos en sus filas, entre ellos, el magnífico Valeriano López, o la pléyade de brasileños en el Júnior de Barranquilla.

El dorado del fútbol
El Rodillo Negro de Cali, con Valeriano López en el centro (Fuente: infobae.com)

A nivel deportivo, Millonarios se hizo absoluto dominador del torneo doméstico conquistando los títulos de 1949, 1951, 1952 y 1953. En 1950 fue el Deportes Caldas (uno de los equipos que se fusionaron para la formación del Once Deportivo Caldas), con el portero lituano Vitatutas como gran estrella, el único equipo que lograría romper la hegemonía del equipo de Bogotá, conocido como el ballet azul, por los colores de su camiseta y el espectáculo que desplegaba.

La propia Dimayor era consciente de que esta situación al margen de los convencionalismos jurídicos de la FIFA y su enfrentamiento con las principales federaciones de fútbol de sus países vecinos, como la AFA argentina, como principal damnificada, o las federaciones de Brasil o Perú, no podría sostenerse en el tiempo.

De hecho, los comienzos de este periodo se produjeron con la ruptura del fútbol colombiano con la FIFA. Su no sometimiento a la normativa jurídica hizo que no pagase en concepto de traspaso a los clubes originarios de los futbolistas. Además de este ahorro, Colombia se encontraba en una situación económica aventajada en aquella época en la que el peso tenía un valor equiparado al dólar, y ello, unido a su riqueza natural, atrajo a los futbolistas en rebeldía y provocó la definitiva ruptura.

El dorado del fútbol
Di Stéfano en el Real Madrid. Consecuencia de El Dorado (Fuente: realmadrid.com)

Pero en 1951, cuando la FIFA iba a hacer efectiva la expulsión de Colombia, llegó el famoso Pacto de Lima. Entre 1951 y 1954, Colombia debía devolver a los futbolistas fichados de forma irregular y se comprometía a pagar traspasos, como se hacía en el resto del mundo. Era la condición que habían impuesto las federaciones para dejar de considerar a la liga colombiana como una liga pirata. El traspaso de Di Stéfano al Real Madrid, en 1953 es el hecho simbólico que marca el final de El Dorado del fútbol y que abrió una fuerte crisis en el fútbol colombiano, tanto de expectación, como de cantera, totalmente descuidada en los años de oro.

La falta de apoyo que sintió la Asociación de Fútbol de Argentina por parte de la Confederación Brasileña de Deportes (CBD) en este asunto, junto con otro tipo de decisiones que siempre confrontaban en lugar de solucionar las tensiones, acabó con la ausencia de una Argentina en la que, recordemos, no podrían haber jugado sus mejores jugadores, del Mundial de Brasil en 1950 y que acabó aislándose, también, no acudiendo al Mundial de Suiza de 1954.

En su lugar, Uruguay escribió las páginas de la leyenda en la final más famosa de todos los tiempos, el Maracanazo. Y eso es lo que más me gusta de todas estas historias, que de algún modo abren el camino y acaban encontrando explicaciones a los milagros, el de Uruguay en Maracaná, uno, y otro, el de la historia del fichaje que cambió el destino del fútbol español, el que hizo que La Saeta Rubia iniciase su viaje desde Barcelona a Madrid. Ríos de tinta.


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