Revista Diario

El duelo en la familia por una mascota: despidiendo a Lisa

Por Belen
El duelo en la familia por una mascota: despidiendo a Lisa
El pasado martes Lisa nos dejó, fue un duro trago. Tenía 14 años y una enfermedad se la llevó en pocos meses. Cosas de la edad, la vejez es cruel con personas y animales. Creía que estaba preparada, mucho más que cuando Noa, su hermana, falleció antes del verano. Pero la realidad es que uno nunca está lo suficientemente preparado para perder a quien quiere. Y yo he querido mucho a Lisa y a Noa.
Siempre he tenido animales, desde muy pequeña. Me educaron para quererlos, cuidarlos y respetarlos y así lo he hecho siempre. Lisa y Noa llegaron a nuestro hogar un año después de mudarnos. Hay tantos recuerdos, tantos momentos, tantas fotos. Entro en casa y me parece mentira no verlas, no escucharlas. Se me hace raro no llamarlas, no besarlas, no dormir con ellas. Extraño que suban a mi cama cada día justo después de sonar el despertador. Añoro sentir a Lisa mordisquearme los pies si los asomaba entre las sábanas. Y su ronroneo, que me acunaba tantas noches hasta que me dormía. Han sido parte de mi hogar, de mi familia, de mi vida y las añoro.
Cada una tenía un carácter bien distinto. Lisa casaba mejor con papá sin complejos y Noa era toda mía. Pero las quería por igual a las dos y cada una de ellas me ha dado mucho amor y mucha compañía. Han estado conmigo en los buenos momentos pero sobre todo en los peores. Creo que han llegado a ser mi mejor consuelo en las horas bajas, nunca me dejaban sola, notaban si estaba triste y se acurrucaban contra mi regalándome sus lametones y ronroneos. Lo nuestro era amor del bueno.
Cuando Noa murió suponíamos que Lisa no tardaría. Pero la veíamos tan bien, tan sana, tan contenta. Noa sufrió una insuficiencia renal, lo detectamos muy tarde y el tratamiento que la dimos sólo nos la retuvo diez meses. Lo de Lisa no lo esperábamos, un linfoma que la ha consumido en poco más de tres meses. El final de Noa fue más fácil, más relajado. Con Lisa fue más difícil, más duro, aunque más para mi por verlo que para ella o al menos eso espero -bendita sedación-.

El duelo en la familia por una mascota: despidiendo a Lisa

Así dormían, no es de extrañar que Lisa echara de menos a Noa


Rayo está triste, las extraña y se aferra a Sally, la que nos queda. Tiene miedo, no quiere perderla, le asusta la idea de que enferme o le suceda algo. Ha sido muy maduro y muy consciente de todo el proceso de ambas gatas. Hemos querido que lo viviera y no le hemos escondido nada. De tal manera que lo ha vivido de un modo natural y ahora siente su pena. Todos estamos pasando un duelo, cada uno a su manera. El duelo es necesario y saludable para despedir a todo ser querido, ya sea animal o persona. Sabía que Lisa estaba muy enferma y le quedaba poco tiempo, igual que lo supo con Noa. Y las ha despedido con cariño, aceptando su marcha.
Muchos me habéis preguntado cómo estaba él y sorprendentemente está sereno. Y creo que el secreto está en la aceptación. Ningún duelo avanza hasta que no entras de lleno en esa fase. Yo estoy también en esa fase, la de la aceptación, aunque no puedo evitar sentir un vacío en mi estómago. Con ellas se cierra una etapa de mi vida, y eso duele.

El duelo en la familia por una mascota: despidiendo a Lisa

Mi pequeña pantera, qué guapa era


Lisa se marchó el martes 13 de diciembre, una curiosa fecha para un gato negro, la vida tiene a veces un sentido del humor difícil de comprender. Y ayer volvió a casa. Estas son sus cenizas.
El duelo en la familia por una mascota: despidiendo a Lisa

Como a Noa, decidimos incinerarla, y guardar sus cenizas. Ahora buscaré un buen sitio para que descansen, las dos juntas, pero cerca de mí.
Otra curiosidad más, Lisa y Noa fallecieron un mismo día, un 13, aunque cada una de una mes distinto.
El duelo en la familia por una mascota: despidiendo a Lisa

Los animales son parte de la familia, su muerte y su duelo debe vivirse desde el respeto. He intentado que mis gatas tuvieran todos los cuidados posibles en sus últimos momentos y sobre todo he procurado que no sufrieran o sufrieran lo menos posible. Hay decisiones muy duras y difíciles de tomar, y he intentado velar por su bienestar siempre. Espero haberlo conseguido.
Mi familia está triste por su pérdida y su ausencia. Hemos intentado enseñar a Rayo que aceptarlo es la mejor manera de continuar hacia adelante. Ahora hay que pensar en Sally, nuestro pequeño terremoto, que nos ha alegrado estos días tristes.
Por el momento en esta familia seremos cuatro, pero dudo que en un futuro se quede así. Siempre lo he dicho y siempre lo diré, no podría vivir sin animales. Aunque de momento necesitamos tiempo.
A mis queridas Lisa y Noa, os querré siempre.


Volver a la Portada de Logo Paperblog