De modo que cuando se hacen los pliegos, antes de empezar la obra de las setas de La Encarnación, se establece que los placeros del mercado de abastos tendrán que pagar 360 euros al mes por las nuevas instalaciones.
Tras cinco años de obras y retrasos, la constructora Sacyr, propietaria de Metrosol Parasol, pretende que los comerciantes paguen casi el doble, más de 600 euros mensuales, a pesar de que el consistorio continuará pagando los gastos de luz, agua y mantenimiento del nuevo mercado.
Ante tan brutal diferencia, los placeros de la Enrcanación anuncian que va a pagar Rita la cantaora y el alcalde responde que el consistorio se hará cargo de la diferencia existente en lo que ya supone el enésimo sobre coste de un proyecto iniciado y aún sin concluir.
Por si fuera poco, Monteseirín anuncia que pagará “por muchos años” el millonario alquiler del edificio situado en la misma plaza del que ahora es propietario el Ayuntamiento y que pasará a ser propiedad de Sacyr una vez concluida la polémica obra. Todo un negocio para la constructora, experta en vejar a los andaluces.
Así las cosas, y con esta modélica gestión del erario público, a nadie sorprende que el Ayuntamiento se encuentre prácticamente en bancarrota.
¿Se le ha ocurrido a alguien pedir la intervención del Tribunal de Cuentas?
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