Revista Salud y Bienestar

El ejercicio disminuye en un 25% el riesgo de caidas de los pacientes con osteoporosis

Por Fat
Uno de los mayores riesgos de las personas con osteoporosis, sobre todo las personas mayores, son las caídas, por las fracturas y el consiguiente perjuicio en la calidad de vida que éstas provocan. Sin embargo, un buen camino para evitar o prevenir en la medida de lo posible estas caídas es el ejercicio, pues reduce el riesgo en un 25%.
"Las personas que practican ejercicio pueden caer de forma diferente a las que no lo realizan y así disminuir el riesgo de fractura", señala el Dr. Andrés Peña Arrebola, médico rehabilitador del Hospital Universitario Ramón y Cajal, en Madrid. El Dr. Peña expone los beneficios del ejercicio en pacientes osteoporóticos en el Congreso Nacional de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física, que se celebra en Las Palmas de Gran Canaria entre el 16 y el 18 de junio.
Según diversos estudios, el entrenamiento dirigido al fortalecimiento de los músculos, una reeducación del equilibrio y un plan de actividad física (caminar) reduce el número de caídas en un año, así como el número de lesiones por dicha caída. Además, el propio ejercicio físico sirve para mejorar el equilibrio y la fuerza muscular, especialmente en las personas mayores que viven solas. De hecho, los ejercicios para mejorar el equilibrio y la propiocepción (capacidad de nuestro cuerpo para ubicar la posición de los músculos) aumentan la estabilidad de la marcha, y disminuyen, no sólo el riesgo de caerse, sino también el miedo a caerse.
Uno de los ejercicios que mejoran la densidad mineral ósea, la forma física, el equilibrio, y que puede reducir hasta en un 40% el riesgo de caídas de los pacientes con osteoporosis es el Tai Chi, aunque su práctica debe estar recomendada por facultativo. Éste es, además, un ejercicio que se practica en grupo, algo muy estimulante para mantener al paciente en la práctica periódica de la actividad física. Esto es importante porque si se abandona la práctica del ejercicio físico, se acelera la pérdida de la masa ósea y se aumenta así el riesgo de fractura.
La actividad física es, de hecho, una de las mejores armas con las que cuentan los pacientes para el tratamiento de la osteoporosis, e incluso para prevenirla. "El ejercicio es una forma accesible de prevención y tratamiento de la pérdida de masa ósea, que no tiene efectos colaterales, su coste es bajo, proporciona beneficios sobre la estabilidad postural y la prevención de caídas; en definitiva, es un aspecto fundamental de la rehabilitación al jugar un papel importante en el desafío de la osteoporosis", explica el Dr. Peña.
-Ejercicio desde la infancia
La prevención de esta enfermedad comienza desde la infancia, que es la época en la que el ejercicio tiene mayor incidencia en el crecimiento del esqueleto en anchura y masa mineral, y es cuando los niños y jóvenes alcanzan el pico de masa ósea, lo que va a determinar el tamaño de sus huesos. En algunos estudios, por ejemplo, se revela que un programa escolar simple de saltos en años prepuberales mejora significativamente la masa ósea de cadera y columna. "La actividad física aumenta el crecimiento en anchura y masa mineral de los huesos en los niños y adolescentes de ambos sexos, particularmente cuando se inicia antes de la pubertad, se realiza en volúmenes e intensidades cercanos a los de los atletas y se acompaña de una adecuada ingesta de calcio y calorías", afirma el doctor.
También con la llegada de la menopausia, etapa en la que más incidencia tiene la osteoporosis en las mujeres, el deporte asume un papel fundamental. En este caso, un entrenamiento progresivo de fuerza mantiene o aumente la densidad mineral ósea en las mujeres posmenopáusicas. Aeróbic, ejercicios de equilibrio y de fuerza, etc., mejoran la fuerza en las piernas, determinante de caídas y riesgo de fracturas, y la calidad ósea. "Existe una relación inversa entre la actividad física y el riesgo de fractura de cadera en las mujeres posmenopáusicas; la actividad física frena, proporcionalmente a su intensidad, las pérdidas de masa ósea, e incluso los programas de ejercicios pueden aumentar la densidad mineral ósea", remarca el médico rehabilitador.
El ejercicio previene, por ejemplo, lo que se conoce como la ‘joroba de la viuda’, que es esa tendencia de las mujeres, en quienes es mucho más frecuente la osteoporosis, de encorvar la espalda a medida que pasan los años. "Unos ejercicios que fortalezcan los músculos extensores de la espalda previenen esas deformidades", afirma el Dr. Peña, que añade que "además, la calidad de vida de una paciente que practica ejercicio es infinitamente mejor que la que lleva una vida sedentaria".
-No sólo caminar
Muchas de las personas que sufren la osteoporosis tienen la creencia de que con su paseo diario ya están contribuyendo a mejorarse de su enfermedad. Si bien ese ejercicio es bueno, no es suficiente para recuperar la fortaleza perdida en los huesos. Los programas de ejercicios de bajo impacto, como caminar, ofrecen poco efecto protector, comparado con el ejercicio aeróbico intensivo o el entrenamiento de resistencia.
Así, hay que sumarle a ese paseo otro tipo de actividades más enérgicas. Entre ellas están, por ejemplo, los ejercicios acuáticos, los ejercicios de refuerzo de la musculatura del tronco, los ejercicios de equilibrio o los de propiocepción. Todo ello, además, debe ir acompañado de una alimentación variada, principalmente rica en calcio, "que es la sal mineral de nuestros huesos".
Este es tan sólo uno de los temas que se tratarán en el Congreso Nacional de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (SERMEF), que reúne del 15 al 18 de junio a los más destacados especialistas en rehabilitación de España en el Palacio de Congresos de Canarias, situado en Las Palmas de Gran Canaria. Durante estos cuatro días, numerosos expertos analizarán y debatirán sobre las últimas noticias y novedades en el mundo de la rehabilitación.

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