Revista Cultura y Ocio

El encantador de diamantes. (Parte I)

Publicado el 04 abril 2011 por Sylvietartan
Queridos amigos, ¡hoy tengo fiesta! ¿Qué digo fiesta? ¡Tengo súper fiesta! He quedado para comer con Isidoro Hernández, mi joyero fetiche, ya que luego por la tarde, me ha invitado a jugar con toda clase de "chuches" en su joyería-juguetería: brillantes, calaveras, bolones de onix, corales, esmeraldas, cubitos de cuarzo, collares de hueso, lagrimones de piedras preciosas ... ¡Me lo voy a pasar bomba!
El encantador de diamantes. (Parte I)Después de comer en "Estay", www.estayrestaurante.com, en la madrileña calle Hermosilla,  nos vamos muy cerca, a Claudio Coello. En su número 38, se ubica este mi pequeño país de las maravillas. Mío y sólo mío por unas horas:  www.isidorohernandezjoyas.com. Llegamos. Deslumbrada por el escaparate, me quedo haciéndole fotos cuál japonesa recién llegada a nuesto país. Mi debilidad son las calaveras, ya me vais conociendo y sabéis que tengo un puntito sádico (véase mi testimonio de ayer) mezclado, que no agitado, con humor negro. No he podido entrar en mejor lugar. El escaparate está habitado por calaveras marujillas con rulos, calaveras con peineta, con escafandra espacial, encapsuladas, de juerga, en pendientes, anillos...
El encantador de diamantes. (Parte I)El encantador de diamantes. (Parte I)Le cuento a Isidoro que una de las piezas que más me gusta de mi casa es precisamente un regalo que me trajeron de México. Nada más y nada menos que la representación de la Muerte, huesuda y jubilosa, danzando alegremente un mariachi.
El encantador de diamantes. (Parte I)Me asegura que tiene entonces mi collar ideal, ¡y efectivamente! Me presenta unas calaveras que parecen locas de atar, hechas en howlita teñida,  cada una de un color distinto y a cual más divertida. Me entran ganas de romper el collar y comérmelas como si fueran de azúcar. Pero recapacito y pienso que mejor están  engarzadas todas juntas, sobre todo porque Isidoro me está  empezando a mirar con una cara rara al verme salivar.
El encantador de diamantes. (Parte I)Aunque los colores me han entusiasmado, el collar blanco de calaveras sonrientes hechas de concha de caracolas (discúlpenme mis lectores hispanoamericanos), me chifla. Me imagino a una novia rockerilla el día de su boda con él. ¡Yo desde luego me atrevería! ¿Escaparía mi futuro marido antes de decir el "sí, quiero"? Ummm, puede ser... pero seguramente no sería por el collar. Sigamos con lo nuestro.
El encantador de diamantes. (Parte I)Salimos de México y emigramos a Oriente. Me enseña un cinturón y unos collares maravillosos que ha realizado en exclusiva para el desfile de Roberto Verino de la pasada edición de Cibeles. Examino los bocetos, las piezas... Fijaos en el collar negro y rojo. Es de geodas de ágata negra y coral bambú que asemeja un corazón latiente, ¡si hasta parece que sangra! Y la modelo, lo lleva en el sitio exacto.
El encantador de diamantes. (Parte I)

El encantador de diamantes. (Parte I)

www.vogue.es

Al corazón de coral, se le une una sarta de collares rojos hechos con laca china, que tienen el color del lacre de las cartas de amor de antes. ¡Qué romántico! Ahora como mucho, recibes un e-mail encriptado y da gracias...
El encantador de diamantes. (Parte I)
El encantador de diamantes. (Parte I)
Seguimos en Oriente por el momento. Isidoro me enseña  unos collares de marfil con motivos chinos. Me explica que son piezas antiguas decoradas en la actualidad por dibujantes orientales. Verino también ha captado su belleza y las ha incluido en el desfile.
El encantador de diamantes. (Parte I)

El encantador de diamantes. (Parte I)

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¡Y ya no puedo más! Le pido a Isidoro que abra una ventana o algo, me estoy empezando a ahogar. El "síndrome de Stendhal" ante tanta belleza comienza a atacarme con los primeros síntomas, aceleración del ritmo cardíaco y alucinaciones. ¡Lo que me faltaba! Le suplico, que por favor, retire de la mesa estas cosas y que pasemos a otro asunto. Como ve que me encuentro así, luchando para mantener la taquicardia controlada, me enseña algo más sosegado y tranquilo. Unas preciosas peinetas hechas de jade nefrita y oro con brillantes, muy estilo art nouveau.
El encantador de diamantes. (Parte I)
Le pido, por favor, un vaso de agua para superar el trance. Y como el síndrome todavía no ha remitido, me parece ver cubitos de hielo en un collar y bolas acuosas en otro.  ¿Estaré alucinando?

El encantador de diamantes. (Parte I)

Este collar aparece en el último Vogue Joyas.

El encantador de diamantes. (Parte I)
Isidoro me tranquiliza, no, ya estoy bien. Efectivamente, no es lo que parece, pero lo parece. Es cuarzo, sin pulir en un caso y pulido en el otro. ¡Menos mal! Si no, me habría ido a urgencias directamente.
Como una drogadicta que reclama su dosis, le pido que me enseñe más y más, aún sabiendo el riesgo que corro. Y por eso, me cambia de tema completamente. Me cuenta que, como los niños vienen de París en un atillo transportado por cigüeñas residentes en la capital francesa, que son muy chovinistas ellas y un poco tiquismiquis, nosotros tenemos que recibirles con algo que esté a la altura, así que, cuando encargas el bebé, debes encargar también un imperdible de plata con su nombre. No se vayan a pensar en Paris, que aquí no tenemos glamour. ¡Me parecen ideas estupendas! Las dos, fastidiar un poco a la cigüeña y regalarle al peque un imperdible tan chic.

El encantador de diamantes. (Parte I)

Puedes añadirle una perlita u otra cosa a tu gusto.

Y ya para despedirnos, me enseña una joya que ha diseñado inspirándose en una adorable musa: Vilma Picapiedra. ¡Yabadabadoooo! Un collar que bien podía haber formado parte de su ajuar, elaborado con  cuarzo lechoso e hilos de oro, con pendientes, anillo y pulsera a juego. ¡Qué monada!
El encantador de diamantes. (Parte I)

Y nada más amigos, por ahora. La próxima semana, tendréis la Parte II. Una entrevista con Isidoro, (hasta ahora apenas le he dejado hablar) y un adelanto,en exclusiva, de lo que nos tiene preparado para la próxima temporada. Me quedo con la encantadora Vilma y, con ella, me despido hasta la próxima.
El encantador de diamantes. (Parte I)
No sin antes recordaros la dirección que hoy os recomiendo.Isidoro Hernández Joyasc/ Claudio Coello, 3828001 Madrid91 781 20 53
¡Un beso grande y muy feliz fin de semana!
Sylvie Tartán. 
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