Revista Salud y Bienestar

El equilibrio

Por Anna
El equilibrio Los últimos días he pasado mucho tiempo en el hospital, más del habitual y necesario. Además, no sólo en el mío. Por si fuera poco, si en uno he sido médico, en otro he sido "familiar de paciente". Y chicos, sinceramente, a veces cuesta mucho mantener el equilibrio.
Si hay algo que me molesta, cuando estoy trabajando, son los familiares que proclaman a gritos que son médicos. ¿A razón de qué?, ¿esperan un trato especial, quieren que les explique absolutamente todo lo qué hago, me quieren hacer saber que están en posición de cuestionar mis decisiones? Es algo que me incomoda muchísimo y que, de verdad, nunca he entendido qué beneficio les reporta a ellos... al menos conmigo, que seguiré tratándoles (a ellos y a su familiar, el paciente), igual que a todos los demás. Por eso nunca digo que soy médico cuando yo estoy al otro lado de la relación, me incomodaría lo mismo o más (otra cosa, claro, es que la mayoría de veces mis padres lo dicen orgullosos pensando que no me importa).
Pero lo cierto es que, ser médico (o personal sanitario de cualquier tipo), es muy raro cuando eres tú el paciente o lo es alguien muy cercano a ti. Inevitablemente, ves cosas que se hacen mal: trato con el paciente, instalaciones, relación médico-personal, pruebas, diagnósticos, tratamientos que tú harías diferente... cosas en las que seguramente, los demás no repararn. En esos casos, es complicado no poner una mala cara, no soltar algún comentario o, si algo está muy mal (desde tu punto de vista) no quejarse. Evidentemente, sobre todo cuando es un hospital distinto al que tú trabajas, también ves muchas cosas buenas y que podrías aplicar a tu entorno, pero ese no es el tema en el que me quiero centrar.
En mi experiencia de estos días, aunque a veces con dificultad, creo que ha sabido mantenerme en ese frágil equilibrio de no decir a qué me dedico (sí, algunos lo sabían por mis padres), pero sí mirar con ojo crítico los informes y los tratamientos. Creo que he sabido estar en mi sitio y colaborar como lo haría cualquiera, aunque es difícil ver a una enfermera/auxiliar y no poderles echar una mano en algo que en tu entorno y con tus compañeras harías. Ha sido, sobre todo, muy difícil, centrarme en el problema del día a día e intentar no pensar en lo que sé, sino en lo que está pasando: inevitablemente, mis conocimientos hacen que pueda ponerme en la peor de las situaciones y estar temiéndome siempre lo peor... no hay que transmitir eso al enfermo ni al resto de la familia, a veces es mejor callar o decir, sencillamente, lo que necesitan saber.
Afortunadamente, aunque todo esto viene motivado por una actitud muy poco profesional por el médico responsable del caso en cuestión, si de algo me ha servido es de darme cuenta de que, las cosas que peor he visto hacer, no las llevo a cabo con mis pacientes. Pero claro, es fácil reconocer lo que uno cree hacer mejor o igual que otros, ¿no?
Lo verdaderamente difícil, es ver algo que yo también hago mal... básicamente porque, en cualquier caso, no lo hago de forma consciente. Imagino, no obstante, que mis pacientes o sus familiares sí han podido sentirse mal conmigo, su médico, en alguna ocasión, y con toda la razón podrían criticarme. Así pues, como última reflexión, si os pasáis por aquí me haríais un gran favor comentando qué cosas creéis que los médicos, o los profesionales sanitarios, podemos mejorar (siempre que esté en nuestra mano el hacerlo); quizás con vuestros comentarios caiga en algo que creo estar haciendo bien y no es así. De verdad que me gustará mucho leer vuestros comentarios.
Y, lo más importante: en el caso en cuestión... ¡¡todo ha ido de maravilla!! Ahora mismo, en mi casa, no se podría ser más feliz.Si tienes algo que decir (¡seguro!), déjame un comentario :)

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