Me encanta que los planes salgan como el culo.
Una vez más un producto destinado para la televisión termina dando el salto a la pantalla grande. En esta ocasión le ha tocado el turno a El equipo A. Así pues, nos volvemos a encontrar, después de más de veinte años, con los personajes de Hannibal (Liam Neeson), que sigue fumando puros y encantado de que los planes le salgan bien, Fénix (el guapo de Resacón en las Vegas), todo un picaflor y un vendemotos nato, Murdock (el prota de Distrito 9), tan chalado como siempre y piloto vocacional y M.A. Barracus, peinado con su cresta y conduciendo su mítica furgoneta. Cierto es que algunas cosas se las han saltado a la torera: Hannibal ya no se disfraza para engañar a los malos, M.A. ya no luce toda su chatarrería colgada del cuello, la guerra de Vietnam ha sido sustituida por la de Irak y, lo más destacable sin lugar a dudas, a diferencia de la serie de televisión, ¡en la película sí muere gente! (en la serie cada vez que volaba un coche por los aires el director se encargaba de colocarnos el plano de rigor donde el espectador podía comprobar que a sus ocupantes no les había pasado nada y que el accidente no había perjudicado sus dotes para el claqué).
La película empieza en México, donde un soldado ranger americano, Hannibal, se encuentra en medio del desierto y por pura casualidad con otro ranger como él, M.A., que decidirá ayudarlo a rescatar a otro ranger amigo del primero, Fénix, y los tres finalmente lograrán escapar de los malos de turno gracias a un paciente de psiquiatría de un hospital del lugar, Murdock, que se mostrará especialmente habilidoso a los mandos de un helicóptero, y que resultará ser, lo habrán adivinado ya, un ranger también. No se yo. O son demasiadas casualidades para los primeros quince minutos de una película o es que en México hay más rangers americanos que mejicanos de a pie.
Total, que ya tenemos a toda la panda unida y en el siguiente plano ya están los cuatro formando batallón y sirviendo al gobierno americano en la guerra de Irak (al parecer el hecho de que uno de los cuatro sea un loco de remate no parece importarle demasiado al ejercito de los Estados Unidos). Los tios resultan ser unos máquinas de cuidado pero acabarán cayendo en una emboscada y siendo juzgados por un delito que no cometieron, aunque no tardarán en fugarse de la prisión en la que se encontraban. Coño, esto me suena a mi de algo. En fin, que una vez ya en libertad los cuatro unirán esfuerzos para intentar limpiar su buen nombre y detener al responsable de que acabaran en prisión. De por medio resultará que también hay una tía que trabaja para el gobierno americano y que resultará ser un antiguo rollete de Fénix (como medio país, vaya que novedad), que, al igual que ellos, resultará afectada por todo el embrollo y decidirá ayudarlos en su misión. La chica está interpretada por Jessica Biel, que, como tia buena de la peli, da el (ejem) perfil.
El día en que la ciencia ficción empezó a usar la acción, las películas de acción empezaron a usar la ciencia ficción. La escalada que ha imperado en los últimos tiempos en el cine de acción, de tener que hacer una película más grande, espectacular, pirotécnica y demoledora que cualquier anterior, ha acabado convirtiendo el género en una especie de barra libre en la que todo vale. Tipos corriendo boca abajo en vertical por grandes rascacielos disparando a troche y moche, peligrosas persecuciones por tierra/aire adornadas con giros imposibles, grandes explosiones que lo arrasan todo a su paso, saltos estratosféricos y demás parafernalia pueblan la película. Particularmente suelo mostrarme bastante paciente con este tipo de cosas. A veces incluso me río de las barbaridades que se llegan a inventar. El equipo A resulta ser una barbaridad tras otra pero, la saturación, provoca que pierda la gracia. La más gorda de la película es la del tanque que planea los cielos con tres paracaídas (un hombre usa un paracaídas; un tanque usa tres paracaídas; en conclusión, un tanque del ejercito pesa igual a tres hombres. Yo sigo sin verlo claro). Y esa no es la barbaridad más gorda, ¡que después pierde los paracaídas y el cacharro tiene que aterrizar!
El equipo A es, probablemente, de dentro del grupo de las películas más simples de la historia, una de las peor explicadas. El argumento está tan gastado y se ha visto tantas veces (con los mismos giros de guión), que a uno sólo le queda el consuelo de ver lo mal narrada que está para que pueda resultar mínimamente interesante. No acabo de entender porque la película empieza con la escena donde se conocen los protagonistas en México, en lugar de empezar directamente con los cuatro en la guerra de Irak. Ah, sí, se trata de meter una gran escena de acción de veinte minutos.
Bueno, pues lo que viene después no deja de ser más de lo mismo. Acción hiperbólica a patadas. De hecho, la serie original de El equipo A, no es más que el vehículo para poder ejecutar grandes escenas de acción, sin respetar la esencia de la serie más allá de algún que otro guiño como los que les comentaba al inicio de la reseña. Nada que nos deba extrañar, de hecho es lo que llevan haciendo con la gran mayoría de las recientes adaptaciones de series de televisión a la gran pantalla. Apenas sin tiempo de reacción posible en el espectador la película avanza a trompicones aunque sin dejar demasiado rato de respiro, hasta una escena final igual de estúpida y espectacular que todo el resto, que transcurre, en un nuevo alarde de originalidad por parte de sus guionistas, de noche en un puerto de mercancías.
Resumiendo: Acción exagerada y sin demasiado sentido para recuperar un título de los años '80 que difícilmente reconocerán en la película. Que alguien contrate al verdadero equipo A para que se encarguen de los guionistas.
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