La Piedad de Miguel Angel es muy similar; la imagen obtenida por el fotógrafo español, sin rostros, refleja el dolor de un herido, el sacrificio inútil de la vida humana, la vida oculta de la mujer tras su velo en las repúblicas islámicas y sobre todo, la distancia que nos separa, en nuestro occidente particular, en los estados de las libertades y los derechos, de un mundo tan próximo geográficamente como lejano en los logros sociales. El fanatismo siempre es mal compañero del progreso y del bienestar. Anteponer las ideas o la fe a la libertad siempre es una forma de esclavitud, como sucede en los protagonistas de la imagen premiada. Es curioso; casi todas las fotografías inolvidables recogen la expresión instantánea de un rostro, precisamente el que ocultan el hombre y la mujer en este caso. Enhorabuena al artista.
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