Anda que no hemos esperado muchos encontrarnos desde hace tiempo con un artículo que se titulase así, ¿verdad? Este Lunes asistimos a un hito de la televisión, el final de una historia que ha mantenido en vilo a millones durante seis años y que ha tenido que ser retransmitido de forma simultánea en todo el mundo para contestar las innumerables preguntas que ha generado a lo largo de sus capítulos. Amada por unos, odiada por otros, incomprensible para el resto, lo cierto es que el final no podía contentar a la totalidad de los espectadores. Hacerlo con una serie sencilla era ya de por sí complicado, más una que ha vivido de las aportaciones de los fans, una entramada red de curiosidades, datos perdidos, hipótesis y conjeturas que han ayudado más a elevar el estatus de “culto” de esta serie de televisión, cosa que ya ocurrió anteriormente con Twin Peaks o Expediente X. Curiosamente, las dos anteriores tuvieron cierres ambiguos, tardíos y atropellados, por lo que el anuncio de que todo quedaría cerrado en el día de ayer fue una sorpresa para muchos. Parecía que íbamos a tener a los guionistas en el momento más alto para decir adiós a los pasajeros del vuelo 815 de Oceanic Airlines, una compañía con la que yo, sinceramente, jamás volaré.
El caso es que cuando a eso de las ocho de la mañana el mundo despertaba con el cierre de esta saga, surgían aún muchas más preguntas de las que ya había antes, (la mayoría sobre dónde compraban los guionistas esas pastillas tan guays), gente que parecía alucinar comprendiéndolo todo o en parte y otros que decían sentirse estafados porque no se había contestado absolutamente nada y que había optado por la solución fácil. Si a eso le sumamos que el personal de Cuatro, formado en teoría por fans y “expertos” aseguraban que todo había sido un sueño de Jack ¡o de un perro que pasaba por allí!, y que habían muerto todos en el accidente, es normal que cueste saber qué narices ha pasado.
Pero no es tan difícil, todo tiene sentido y su explicación, aunque es lógico que aún perduran los misterios y la ambigüedad respecto a algunos temas o personajes.
¿Qué demonios pasa al final? Y no solo al final, ¿De qué va la serie, dónde encajan la iniciativa Dharma, los osos polares, la escotilla, los números y todo lo demás? Para el comité de “Expertos”, todo ha sido una alucinación. La realidad es distinta.
El comienzo.
En el principio asistimos a un accidente aéreo. El vuelo 815 de Oceanic que viajaba de Sydney hasta Los Ángeles se ha partido en dos en el aire y la mayoría de sus pasajeros han acabado varados en una playa desconocida. Entre ellos están los famosos Jack, Kate, Sawyer, Jin, Sun, Michael, su hijo Waaaaaalt!!!, Sayid, Charlie, y John Locke. Esa misma noche, mientras intentan reagruparse, una misteriosa forma gigantesca arranca los árboles de la selva colindante. Los supervivientes intentarán encontrar la cabina del avión, desgajada de la parte frontal, y se encontrarán con que el piloto, agonizante, les cuenta que todos los sistemas fallaron cuando el avión se había desviado de su ruta de vuelo. Nadie les encontrará porque, sencillamente, no les están buscando ahí, sino a miles de kilómetros de donde se encuentran. Acto seguido ese “monstruo” arranca al piloto del asiento y lo destroza sobre los árboles.
Así empezamos la historia, una primera temporada plagada de personajes que poco a poco se van haciendo un huequecito en nuestro corazón. Por supuesto alguno de ellos irá muriendo. Cuando eso ocurre (una mujer se ahoga nadando en la playa) deciden hacer un censo para saber cuántos son. Armados con la lista de pasajeros del avión logran identificar además a los cadáveres y descubren algo sorprendente: Uno de los supervivientes NO iba en el avión, lo que quiere decir que ya estaba en la isla cuando el avión se estrelló. Su nombre: Ethan. Al irle a buscar descubren que ha raptado a una chica cándida, alegre, joven y terriblemente embarazada: Claire. Al cabo de unos días Claire reaparecerá en perfecto estado, pero afirma no recordar qué le ha ocurrido. También logran encontrar a Ethan, al que, como es lógico en una serie de televisión, matan antes de que tenga oportunidad de descubrir quién es.
La vida de la isla, con su floreciente sociedad emergiendo, continúa. Encuentran un pozo de agua potable en unas cuevas, donde además hallan a dos cadáveres antiguos, un hombre y una mujer a los que apodan cariñosamente Adán y Eva. Entre sus manos se oculta una bolsa de piel con dos piedras, una blanca y otra negra.
Poco después conocerán a Danielle Russeau, que afirma llevar dieciséis años atrapada en la isla. Esta paranoica francesa armada con un rifle comparte la existencia de “Otros”, gente que llegará y los matará a todos, para llevarse al niño, algo que siempre hacen. Mientras tanto, y en grupos completamente diferentes, Michael junto con otros supervivientes y John Locke encuentran sus propias ocupaciones. El primero decide construir una balsa y salir a buscar ayuda. El segundo tropieza con una superficie de metal enterrada en la selva, una puerta a un búnker herméticamente cerrada que no se abrirá bajo ningún modo.
Claire da a luz, y de inmediato crece el temor de que “Los otros” se le lleven, Así que mientras la balsa coge forma, John Locke se aparta del grupo principal, convencido de que hay un motivo, una razón, para que estén allí. Algo les trajo a la isla, algo maravilloso cuya explicación puede que esté bajo esa escotilla. Algo que quizá le haga comprender por qué ahora puede caminar libremente, cuando minutos antes del accidente estaba anclado a una silla de ruedas.
Al final Russeau aparece para decirles que “Los Otros” están viniendo y que tienen pocas opciones: huir, esconderse, o morir. Lanzan la balsa al océano y en ella van Sawyer, Jin, Michael y su hijo Walt, mientras el resto decide que tiene que entrar en ese búnker como sea para esconderse. Encuentran un barco antiguo (la roca negra) varado en mitad de la selva con un antiquísimo cargamento de dinamita (Artz se ganará a pulso un premio Darwin).
Así que mientras preparan la dinamita para volar la escotilla, la lancha avista un barco pesquero. Al parecer están salvados, pero allí se encuentran con un grupo de hombres que les dicen que, por desgracia, tienen que llevarse al chico. Raptan a Waaaaaaaaaaaalt!!!! y destruyen la balsa hundiendo con ellas a sus ocupantes, mientras la puerta del búnker explota y deja al descubierto un largo túnel.
La iniciativa Dharma.
4 8 15 16 23 42. Un hombre se despierta en el interior de su apartamento, se viste, hace pesas, come, friega los platos y tras un pitido del ordenador, se acerca para teclear algo. Sobre el monitor, una cuenta atrás regresa al punto de partida, 108. En ese momento un poderoso estruendo sacude el apartamento y este hombre coge un arma. La cámara sigue por el pasillo, atraviesa puertas, llega a un túnel y comienza a ascender para descubrir que, en lo alto, John Locke y Jack Shephard acaban de abrir la escotilla.
Esta serie recibió sus críticas en la segunda temporada porque al parecer no era tan buena como se esperaba. Y la verdad es que aquí se marcaron una serie de pautas y detalles que marcarían el futuro de la serie y su propia existencia. El búnker está perfectamente equipado con lavadoras, duchas, una armería y un enorme almacén de comida, todos los productos con el sello de la iniciativa Dharma. Este detalle generó olas de Merchandising, porque parecía que Dharma estaba en todas partes: en los uniformes, botes de champú y cereales, incluso en esos ordenadores de 1970 que siguen funcionando en una salita principal.
Y la explicación de la iniciativa Dharma es muy sencilla y también se encuentra en la serie. Se trata de un grupo de científicos que desarrolló una fundación, un nutrido grupo de expertos para explorar los campos de la psicología, parapsicología, electromagnetismo, climatología y zoología. En el momento que menciona eso el video de Orientación de la Estación el Cisne (el búnker) podemos ver una bonita imagen de dos osos polares.
El motivo de tener que pulsar la tecla es el siguiente: la estación El Cisne se usó para estudiar el electromagnetismo que irradia esa zona en particular de la isla, pero poco después hubo un incidente. Desde entonces se estableció un protocolo que consiste en tener a un pringao contar con un miembro de la Iniciativa que se encargue de pulsar el botón cada 108 minutos. Originariamente eran dos para que pudieran hacer turnos pero eso duró poco, la última pareja acabó cuando uno de ellos besó el cañón de su propia escopeta. Aquel incidente es la causa de que el búnker tenga enormes pareces de hormigón rodeando una zona, algo que la última vez que se vio fue en Chernobil dando a entender de que lo que allí ocurrió fue bastante gordo.
El ocupante del Búnker, Desmond David Hume, es el personaje favorito de un gran porcentaje del público. No en vano es el que mejor historia tiene. Según él, ese botón tiene que ser pulsado cada 108 minutos exactamente, para salvar el mundo. No hacerlo sería una locura. Sin embargo él ya está hasta los hue**s de estar allí encerrado, y abandona el búnker. Ahí es cuando Jack y Locke tienen que pensar qué hacer, acentuándose sus diferencias: Jack es un hombre de ciencia, no se le puede engañar con tonterías, necesita saber por qué funcionan las cosas y cómo lo hacen, mientras que Locke es un hombre de fe, que sigue buscando las razones de su misteriosa curación. Parece una tontería, pero me gustaría veros a todos vosotros en la misma situación. Al final deciden introducir el código que les ha dado Desmond, reemplazándole en esta ardua tarea, los ya célebres 4 8 15 16 23 42.
Los números son un detalle que a mucha gente le ha cabreado no conocer, y se comprende: aparecen por primera vez cuando Hugo Reyes gana la lotería con ellos y a partir de entonces todo va mal: sus familiares mueren, su casa arde, se vuelve loco, se queda sin amigos (este momento es magistral). Para él son como una cancioncilla que escuchó, procedente de un loco del mismo manicomio donde él estaba. El loco le cuenta que lo oyeron por una transmisión por radio que los repetía una y otra vez. Esta transmisión sería la que luego borra Danielle para introducir su mensaje de socorro. Además los números aparecen escritos en el metal del búnker.
Pero esto es una serie de ficción, y aunque siempre nos quedará la duda de si todo estaba planeado de antemano, la verdad es que el origen y significado de los mismos no se explican al final. Pero es bien sencillo: se trata de un mcguffin, algo que activa la trama, pero que no importa en absoluto. Es como el maletín de Pulp Fiction o la palabra Rosebud, no importan en absoluto. No hay mayor explicación para ellos, aunque luego se les mencione. Simplemente es un elemento recurrente en la saga.
Mientras tanto, continuamos con la historia de los tipos de la balsa. Waaaaaaalt ha desaparecido, mientras que los demás son arrastrados por la marea de vuelta a la isla. Allí se encontrarán con un pequeño grupo más de pasajeros del 815, Ana Lucía, Libby, El Señor Eko… ellos también han tenido sus experiencias con alguien que no iba en el avión y que por desgracia también acabó muerto sin desvelar nada más que tenían “una lista”, un tal Goodwind Juntos y alarmados por los susurros que parecen salir de la selva buscarán el camino de vuelta al campamento principal. En esto que aparece un hombre, un viajero perdido que asegura que viajaba en globo y que es tratado poco más que como un prisionero. Se trata del mentiroso, manipulador, malvado y sobre todo diabólico “Ben Linus”.
Yo desde aquí quiero hacer un llamamiento, porque me da lástima el pobre de Ben, creo que en la mayor parte del metraje sale recibiendo ostias como panes, y aunque a veces se lo merezca, no dejan de ser enormes ostias como panes. Él convence a Locke de que todo es un engaño, de que en realidad se trata de un experimento psicológico, así que le anima a que no lo pulsen más.
Pero en este escenario, Michael sigue buscando a ese misterioso grupo, “Los Otros” con la esperanza de que le devuelvan a su hijo. Mientras él está ausente, lo que se descubre es que Ben Linus forma parte de ellos.
Poco después, Michael regresa, y ha hecho un trato con ese grupo de salvajes barbudos que viven en casuchas de paja: les entregará a las siguientes personas de una lista que le dan: Jack, Kate, Hugo y Sawyer. Y a cambio podrá recuperar a su hijo. Por eso, cuando regresa al campamento y al búnker y encuentra a Ana Lucía y a Libby, las mata antes de liberar a Ben para obtener además un pasaporte fuera de la isla.
La explicación de estas dos muertes es sencilla, si bien no se trata de uno de los misterios clave de la isla: Algunos miembros del rodaje se quejaban del comportamiento de Michelle Rodriguez (aunque parece haberse suavizado desde entonces y ahora está muy guapa), y que a ambas actrices las pillaron conduciendo borrachas con pocas horas de diferencia. Parece ser que pasaron una corta temporada en prisión.
Para acabar la segunda temporada, Michael entrega a Jack, a Sawyer y a Kate, mientras que Ben cumple con su parte. Waaaaaaaalt!!! y su padre se reencuentran y montan en un barco, dejando atrás a sus amigos, que se sienten traicionados y son hechos prisioneros.
Locke, convencido de que está obrando correctamente, inutiliza el ordenador, sentenciando así al mundo a su completa destrucción. Cuando toda la isla empieza a temblar, Locke admite que “se equivocó”, y Desmond, en un último intento desesperado por impedir eso tan terrible que se avecina (la primera vez que la cuenta atrás llega a rojo se me pusieron los pelos… de corbata), se introduce bajo el suelo del búnker y armado con una llave, intenta hacer un cierre de emergencia. ¿Lo conseguirá, no? Eso lo sabremos en la siguiente temporada.
Hasta aquí la historia es bastante normalita, no hay rastro de los misterios que no tardarán en aparecer y sólo hemos tenido acceso a los flashbacks para conocer la vida de los protagonistas. Ninguno de ellos reviste de interés trascendental para conocer la trama o los misterios, así que entenderéis que no los comente. Para mí la gracia de la serie empieza a partir de esta tercera temporada, con uno de los comienzos más espectaculares que he visto nunca.
Juliet, esa jaca experta en fertilidad.
De la misma forma que en la segunda temporada, empezamos con la presentación de un personaje, Juliet, que prepara en su pequeña casita un encuentro con los miembros de su club del libro, que curiosamente parecen tener un gran interés en la obra de Stephen King, porque todos tienen libros suyos (concretamente algunos de la saga La Torre Oscura, una historia que tiene tela si hablamos de que los creadores de Perdidos estaban a punto de llevarla a cabo) en ese momento un temblor sacude la casa y salen fuera, donde todos los miembros de ese pequeño barrio residencial están atentos a un estruendo ensordecedor que atraviesa el cielo. Juliet alza los ojos y ve un avión partiéndose en dos. El misterioso Ben Linus aparece ahí también, de inmediato elige a dos miembros de esa comunidad: Ethan y Goodwind. Les pide que se hagan pasar por pasajeros desorientados y que entreguen esas misteriosas “listas” en tres días. A base de grandes panorámicas, descubrimos que el poblado está en medio de otra pequeña isla situada a pocas decenas de metros de la principal.
Tras el pequeño Apocalipsis magnético, comprobamos que el Búnker ha sido destruido y que misteriosamente todos han sobrevivido a ello. La tercera temporada es quizá la que menos intrigantes ofrece, pero no por ello es inferior a las anteriores. Yo creo que es a partir de aquí cuando los personajes cobran más vida, cuando ya ese amplio número de supervivientes del accidente se va recortando hasta llegar a sólo unos pocos. Se agradece que los personajes que han ido cayendo hayan sido los que menos posibilidades tenían para marcarse. Boone y Shannon, por ejemplo, son carne de cañón. Aquí veremos cómo Sawyer y Kate son encerrados en jaulas (donde estaban los osos polares), y cómo se realizaban algunos de los experimentos de la estación Dharma. Así que la aldea de Dharmaville y los osos polares, la historia del búnker y demás, queda conectada. Ya no hay más que explicar sobre esos científicos exceptuando un apunte: El final que la iniciativa Dharma tuvo en la isla.
Y es el siguiente: en algún momento del pasado, la iniciativa se vino abajo cuando uno de sus empleados, un conserje llamado Ben Linus, los traicionó. El grupo de científicos que plácidamente vivía en la isla fue atacado por un grupo de desconocidos que los envenenó con gas, y Ben, el único de ellos que estaba sobre aviso, participó en ello. No creo que queden más misterios sobre esta parte de la historia, aunque dentro de poco podremos ver incluso de forma más clara a la Iniciativa Dharma.
De momento la tercera temporada continúa con la llegada de una mujer Naomi, que dice venir de un barco cercano, lo que hace que los supervivientes decidan hacer todas las señales que puedan para ser rescatados. Y no se les puede culpar, poco antes hemos descubierto que ese enorme ser que iba destrozando los árboles no es sino un monstruo de humo con muy mala leche, una especie de neblina electromagnética (impagable ese plano donde la cámara se mete dentro del humo) que acaba con el Señor Eko. En cuanto a por qué Eko no sigue saliendo incluso cuando muchos personajes fallecidos han seguido en la pantalla es sencillo: pasta. El actor no quiso seguir en la serie y acabaron con su vida de una forma rápida y brutal. Buscar otra explicación a por qué no aparece en el final y conjeturar acerca de si está en el infierno o demás es liarse innecesariamente.
Así que mientras todos están ansiosos por contactar con ese barco que anda cerca, Desmond comienza a estar más raro de lo habitual. Muy lejos de la costa sabe que Claire se está ahogando, luego logra saber dónde va a caer un rayo. Según él, de alguna forma sufre destellos, visiones de lo que el futuro les espera y que siempre están relacionadas con Charlie. Todo lo está haciendo para salvarle de la muerte. Si él no hubiera saltado a por Claire, Charlie se hubiera ahogado intentando rescatarla, si el rayo hubiese caído sobre la cabaña, le habría frito. Sin embargo, el destino parece ejercer una poderosa influencia que obligará a Charlie a acabar muriendo. Lo que tenga que pasar, acabará pasando, y cuando Desmond tiene una visión de Claire subiendo a un helicóptero, le dice a Charlie que para que eso ocurra, él debe morir. Sin embargo Desmond no quiere admitir que es porque también ha visto que el barco cercano a la isla podría ser el de su novia Penny. Todo lo que se limita a decirle a Charlie es que le ha visto en un lugar donde pulsa un botón, una puerta se cierra, y se ahoga, y que si quiere salvar a Claire, la chica que “le mola”, deberá hacerlo.
Al final esto ocurrirá en una estación Dharma submarina: “El espejo”, donde tienen que desconectar una señal que bloquea todas las transmisiones. Efectivamente, acabará muriendo en la que es una de las escenas con más fuerza de toda la serie, un paso necesario para que Jack y el resto de los supervivientes (no todos, porque algunos no están convencidos de que ese barco venga a rescatarles) puedan contactar por radio.
Como es lógico, se trata de una serie demasiado larga y compleja como para resumirla en un solo post. Así que he elegido cortar por aquí, un buen punto para entender cómo la serie evolucionó a partir de su ecuador, pasando de supervivientes de un accidente aéreo a peones de una trama inmortal y misteriosa. Creo que todos los puntos hasta la muerte de Charlie han sido respondidos en mayor o menor medida (excepto la presencia del fallecido padre de Jack), pero aquí, en los últimos segundos de la tercera temporada, es cuando tenemos un elemento novedoso. No se trata de un Flashback, no estamos viendo algo que le ocurrió a Jack antes de estrellarse, sino algo que le pasó DESPUÉS. Y con sus palabras nos quedamos de momento, las que desataron las tres últimas temporadas de la serie y las que guardan los mayores misterios, incluidos viajes en el tiempo, monstruos de humo, hostiles, hombres inmortales, ruinas egipcias y candidatos.
“Tenemos que volver”.
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