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El final de perdidos (y el resto de la serie) explicado de forma clara y sencilla. Sí, incluso lo de los osos polares. -3-

Publicado el 08 junio 2010 por Cinefagos

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El efecto del final de “Perdidos” va desapareciendo del panorama si exceptuamos los grupos de fanáticos que andan pidiendo explicaciones por sus últimos tres segundos de metraje en la creencia de que con ellos los guionistas querían dar un último giro inesperado a la serie. Resulta que tras el último fotograma, decidieron intercalar los créditos con unas bonitas imágenes de los restos del vuelo 815 siniestrado en la playa, sin rastros de vida humana por los alrededores, y acompañado únicamente por una suave brisa procedente del mar. Esta bonita imagen de cierre según un grupo de radicales religiosos de Lost, puede dar a entender algo que no queda muy claro en el resto de las SEIS temporadas anteriores, lo que refuerza mi idea de que a mucha gente no le hubiera gustado el final, fuera el que fuese. Se podrían haber contestado todas las preguntas, podrían haber muerto todos en el accidente del 815, podrían incluso ser víctimas de la nueva edición de El Show de Truman, pero no les bastaría. Así que cuando se encaró el rodaje de la última temporada de “Perdidos”, los guionistas ya sabían que el punto final generaría olas de admiradores y detractores, pero es lo que tiene crear una serie de culto cuya “magia” residía en la sensación de incertidumbre y los misterios sin respuesta aparente.

Para muchos de los fans, la posibilidad de presenciar el final significaba romper esa imagen, y más cuando entramos en una historia donde las explicaciones científicas dejan paso a una fábula mitológica sobre el bien, el mal, hombres inmortales, estatuas egipcias y hermanos enfrentados por la luz mágica de una cueva en el corazón de la isla. Casi parecen dos series distintas, y gran parte del público que alucinó con la Iniciativa Dharma se vio defraudado al ver cómo la serie iba en una dirección en la que todo parecía valer. Con este tercer post finiquitamos la serie y daremos por cerrada una etapa de la televisión para dar comienzo a lo que vendrá después, la parte más radical, extrema y espiritual de la odisea de los que, alguna vez, fueron supervivientes del vuelo 815 de Oceanic Airlines.

Jeremy Bentham

Recapitulemos hasta ahora. Atrapados en 1970, la mitad de los personajes descubren que la Iniciativa Dharma está a punto de perforar una gran bolsa de energía electromagnética, lo que causará “El incidente” que hará necesaria la estación El Cisne, (ya sabéis, donde se pulsaba la tecla cada 108 minutos). Si logran evitar ese incidente, jamás se construirá el búnker y Desmond un día no cometerá el error que hará estrellarse el avión en el que viajan los protagonistas. Para ello, deciden detonar una bomba de hidrógeno (ahí, con un par) que custodian los nativos de la isla para anular las dos energías. Pero en el transcurso de la misión, Daniel Faraday es asesinado por la mujer que un día será su madre y Sayid es tiroteado en el estómago por “Roger Operario”, padre de Benjamin Linus. Aparte de que es sorprendente lo que tarda en morir un personaje si es de los protagonistas, la quinta temporada terminó con Juliet cayendo al interior del pozo junto a la bomba de hidrógeno (realmente el detonador, algo que me hizo “desconectar” en su momento y romper la ilusión de realidad. Notaba mucho que era un objeto de atrezzo de una serie de televisión, quizá porque me gustó el detalle de cómo estaba hecha la bomba de hidrógeno en su totalidad) y golpeándola con la piedra para que estalle de una maldita vez. Ese fogonazo nos dejaba en ascuas hasta el inicio de la sexta y última temporada, sin saber si todo había funcionado o no. Mientras, en la actualidad, la otra mitad de los personajes se han cruzado con un John Locke que debería estar criando malvas tras hacer un aterrizaje forzoso con el avión de Ajira. De inmediato nos damos cuenta de que un avión de pasajeros en mitad de la isla será un pilar principal de los nuevos capítulos, y efectivamente así es. Sigamos con la serie.

“Todos respondemos ante alguien, yo respondo ante Jacob”.

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Con el mismo fondo blanco con el que habíamos acabado, empezamos la última temporada atravesando las nubes. Nos encontramos a bordo del 815 y todos los personajes están igual que en capítulo piloto. La única diferencia es que Desmond Hume se sienta junto a Jack, cosa que nos da a entender que el futuro (o pasado) ha cambiado. El avión se sobrepone a las turbulencias y sigue su curso, mientras tenemos, como primera imagen impactante de la temporada, un recorrido submarino por los restos de una isla en la que incluso podemos ver a un bonito tiburón con el símbolo de la iniciativa Dharma tatuado. Parece que la estrategia de Daniel Faraday dio resultado…

…Pero no. De alguna forma los que vivían en 1970 han dado el salto hasta la actualidad, y descubren las ruinas de lo que fue el búnker. (No le busquéis explicación científica, es un recurso narrativo) Así que tenemos dos líneas argumentales distintas, como si en una la bomba hubiera cambiado el futuro y en otra su intervención no hubiera hecho nada más que contribuir al “incidente”, perpetuando esa idea de que el futuro no se puede cambiar. Casualidad y destino siguen vigentes en la serie, y se acentúan a partir de ahora.

John Locke, que ha vuelto a la vida, decide ocupar el puesto que le correspondía como líder de “Los Otros”, y decide que está cansado de cómo se han estado haciendo las cosas hasta entonces. La estrategia de Benjamin era hablar secretamente con el líder de la isla, Jacob, y él le transmitía sus deseos al pueblo. Sin embargo John quiere que todos le acompañen a verlo, y por el camino va convenciendo a Benjamin para que lo mate haciéndole recordar todas las injusticias a las que le ha sometido: su hija muerta, el tumor que le salió cuando la isla posee cualidades curativas… etc, etc. Anteriormente John y Ben habían ido a la cabaña donde se hospedaba Jacob, y Ben se comportó como si el líder fuera un fantasma o algo parecido que acababa moviendo los muebles y lanzando cosas en todas direcciones. No se da ninguna explicación sobre esto y mi teoría es que los guionistas querían darle a Jacob un aura aún más sobrenatural, pero que cuando decidieron desecharlo, ya tenían el episodio grabado. Los cambios de última hora son una constante en la serie y este no es sino otro ejemplo más.

Ben mata a Jacob cuando se le encuentran viviendo en el “sótano” de la estatua rota, y poco después aparecen más personajes que venían en el vuelo de Ajira.

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Ilana, uno de los personajes más prescindibles y ridículos de la historia (aunque tiene su morbazo en la escena previa a patearle a Sayid en toda la boca, no vamos a engañarnos), carga con un bulto que encontraron en el avión, que no es otro que el cadáver de John Locke. Benjamin Linus dijo que había visto a la isla obrar milagros, pero añadía, en una gran frase de la serie, que “muerto es muerto”. Así que la idea de que John esté paseando por la isla le produce un miedo atroz. En la estatua, John mata a los hombres de Ilana de una forma un tanto especial: se transforma en el humo negro, por lo que comprendemos que no se trata del John Locke que siempre habíamos conocido, es otra persona o cosa que usa su imagen y sus recuerdos.

Después, un submarino llega a la costa. En su interior va Desmond, secuestrado por un suegro que no le tiene mucho aprecio. Según Charles Widmore, es importante debido a que ha sufrido en el pasado algunos grandes encontronazos con el electromagnetismo presente en la isla, y precisamente por eso deciden hacer un experimento con él. Encerrado en una caseta le someten al electromagnetismo y parece ser que tiene acceso a otro plano de existencia, o a la línea que llamaremos X, donde el 815 llega a Los Ángeles sin ningún percance. Poco después será liberado por Sayid.

Pero hablemos de Sayid, al que habíamos dejado desangrándose en la parte de atrás de una Dharmagoneta. Hurley ve que se va a morir, pero en ese momento un Jacob ya muerto se le aparece y le dice que le lleven al templo si quieren salvarle la vida, donde un grupo de nativos custodia una piscina con agua brillante que tiene la facultad de curar las heridas (por lo que ya sabemos cómo Richard salvó a un joven Ben Linus). Sin embargo el agua se ha echado a perder sin razón aparente, aunque intuimos que la muerte de Jacob ha tenido que ver. De esa forma, Sayid, que muere y es resucitado, puede albergar en su interior algo de maldad creciente, exactamente lo mismo que Claire, quien reaparece después de no se sabe cuánto como una copia de Danielle Russeau, paranoica y amiga del humo negro. Juliet ha fallecido en brazos de Sawyer, lo que nos da a entender algo muy simple, y es que la bomba no se detonó o, si lo hizo, absorbió temporalmente la carga electromagnética (aunque no la eliminó porque el búnker sí fue construido). Hasta el momento, todas las veces que han intentado cambiar el futuro no ha dado resultado, quizá porque se suponía que debían hacerlo, pero en fin, son las frases recurrentes a toda historia que juegue con los viajes en el tiempo y que no tienen respuesta.

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El templo está gobernado por Dogen (sí, el chino cabreado de El último samuray), que comprende que el grupo de forasteros está elegido por Jacob. En el templo además están viviendo algunos de los supervivientes del 815 que desaparecieron secuestrados por “Los Otros”, pero no tardarán en ver que sus vidas cambian cuando Sayid se une a Locke, que le promete rescatar a Nadia de entre los muertos, a cambio de que envíe un mensaje a la gente del templo. Les da un ultimátum para que se unan a él o mueran, cosa que hace nada más caer la noche. La escena en la que Kate sale del templo y ve por primera vez a un Locke vivo indica que la serie ya ha tomado tintes bíblicos. Los protagonistas se unirán al humo negro (por la cuenta que les tiene) que les dice que podrán salir de la isla, pero que para ello tienen que hacerlo todos juntos, o “la isla” no les dejará marchar.

Y aquí entraremos en un amplio abanico de reglas que parecen haber sido dictadas de antemano, la mayoría de ellas por Jacob. Pero ¿quién narices es Jacob y qué hace exactamente en la serie aparte de crear misterio, apuntar maneras… y morir irremediablemente en los primeros minutos en los que sale? Pues se supone que el guardián de la isla, y ahora que ha muerto, debe haber alguien que lo reemplace. Poco después comprobaremos cómo a través de un faro (mágico, según algunos)  ha sido capaz de ir vigilando a todas las personas que han pisado la isla, entre ellos, Jack y los demás supervivientes. Además, los nombres de todos aparecen escritos en una cueva, algunos tachados, otros aún visibles asociados con los ya famosos números 4-8-15-16-23-42. De pronto da la sensación de que Jacob tiene muchos, muchos años.

Y el humo negro cree que es una putada jugarreta que alguien tenga que asumir el trabajo de Jacob, así que por qué no negarse a hacerlo. Podrían, eso sí, bien juntitos, salir de la isla y dejar que se pudriera, cosa que muchos de los protagonistas optan por hacer. Parece ser que así el humo negro también podrá salir, pero resulta que, si lo hace,   será el fin “de todo”. La realidad es que otra de las misteriosas reglas impuestas le impide hacer daño a los candidatos elegidos por Jacob, de modo que aunque pueda matar a los hombres de Widmore, necesitará que los protagonistas se vayan matando entre ellos si quiere poder salir de allí.

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Aquí tenemos la razón de la existencia de Richard, un tipo más español que una ración de patatas bravas que viajó al nuevo mundo a bordo de La Roca Negra huyendo de un pasado que parecía un culebrón venezolano y que se acabó encontrando con “El hombre de Negro”, (que ahora dicen que se llama Samuel) que parecer ser que también es el humo negro. Éste le pidió que matara a Jacob, acusándole de ser malvado, pero Jacob le reclutó para usarlo como intermediario con los nativos de la isla y a cambio le dio el don de la juventud eterna (que no el de la inmortalidad).

A la vez que todos estos acontecimientos, la dimensión paralela está plagada de conexiones entre los personajes y referencias cruzadas entre ellos, dando la sensación de que poco a poco todos se van encontrando. Charlie, que sigue siendo un yonki, estuvo apunto de ahogarse en el avión al tragarse una bolsa de droga, lo que le hizo tener una experiencia cercana a la muerte en la que pudo ver a una chica por la que sintió amor: Claire. Cuando Desmond y él van en coche, Charlie lo lanza al muelle para volver a verla. Entonces Desmond también tiene otra visión, la famosa “Not Penny’s boat”, y el espectador siente cómo se le acelera el pulso ante la perspectiva de que todo tenga sentido. Poco después, Desmond, que parece haber recibido una especie de revelación espiritual, tratará de reunir a todos los personajes de la serie para “enseñarles una cosa”.

Pero de momento, regresando a la isla, Locke les propone el avión de Ajira como forma de salir. Sin embargo, Widmore lo ha cargado de explosivos, así que deciden coger el submarino. Sawyer cree que obra bien cuando decide dejar a Locke y Claire La Loca fuera, pero eso es lo que el humo negro realmente quería: tenerles a todos juntos en un sitio muy cerrado. Locke les ha metido una bomba de las que había en el avión, y Jack dice que si no la tocan, él no podrá matarles. Pero como Jack tiene la mala costumbre de equivocarse matando a varios personajes (entre ellos mi querida, hermosa y voluptuosa Juliet), Sawyer manipula la bomba. Y resulta que, sin que sirva de precedente, ¡Jack tiene razón! La bomba causa una explosión que matará a varios de los candidatos, entre ellos Sayid, Jin y Sun, mi mito erótico por excelencia. La suya es una insólita historia de amor subtitulado en un país donde los personajes extranjeros no suelen tener mucho tirón, de modo que entre los supervivientes deciden que tienen que matar a Locke.

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Mientras, Desmond ha sido encerrado por Locke en un pozo, y resulta que planea utilizarle para algo que sólo él podría hacer: destruir la isla. Y aquí entramos en lo más intrigante de la serie: ¿Cuál es la historia de Jacob, Samuel y la isla? Pues es la siguiente: Como sucedió a lo largo de la historia muchas veces, un grupo de náufragos llegó a la isla, entre ellos iba una mujer que dio a luz gemelos para después ser asesinada por la desconocida que le ayudó en el parto. Ella parecía ser la antigua protectora de la isla, y enseña a los niños que algún día uno de ellos tendrá que ocupar su puesto protegiendo lo que hay en el corazón de la tierra: una misteriosa cueva de luz maravillosa que es “luz y oscuridad, vida y muerte” etc etc, y donde no deben entrar bajo ningún concepto. Dejando al margen que junto con la explosión del carguero, la cueva mística canta demasiado en efectos especiales, la historia de los hermanos continúa cuando Samuel descubre que esa mujer no es su verdadera madre y se une a los nativos de la isla para abandonarla. Este pueblo parece ser que descubre el electromagnetismo de la isla y tratan de aprovecharlo construyendo una rueda que les sacará de allí. Sin embargo, su madre adoptiva se negará a dejarle marchar matando a todos sus compañeros, de modo que Samuel le matará también a ella y Jacob, cuando regrese, luchará contra su hermano, le abrirá la cabeza contra una roca y lo lanzará al interior de la cueva como castigo. De allí emergerá el monstruo de humo negro, dejando atrás el cuerpo sin vida de Samuel. (No, no es Hamlet, aunque aquí muere también todo Dios). Después, Jacob colocará los cuerpos de su madre y hermano en la cueva donde vivían con las piedras blanca y negra del juego al que solían jugar (el senet, de origen egipcio), dando la explicación de quiénes son Adán y Eva.

Jacob se les aparece a los candidatos, anuncia que está a punto de desaparecer para siempre y que necesita quién lo reemplace, por eso les llamó allí. Están en la isla por una razón (como bien decía John Locke) y de pronto creemos que todas esas misteriosas “listas” consistían en la búsqueda desesperada de un reemplazo. Según Jacob, no les ha destrozado la vida llamándoles, ya que todos lo estaban pasando mal. Necesitaban la isla tanto como la isla los necesitaba a ellos, pero no quiere obligarles a nada, quiere darles, como decía Lestat “la ocasión de elegir, que yo no tuve”.  Será Jack, como no, quien decida ocupar su puesto.

Entonces Jack y Locke se retan una vez más: el humo negro cree que si Desmond apaga la luz de la cueva, la isla entera se vendrá abajo, pero Jack está convencido de que al desaparecer la “magia” Locke será tan vulnerable como él mismo.

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De modo que bajan a Desmond al interior de la cueva, mientras él le dice a Jack que nada tiene excesiva importancia, que saldrá de la isla e irá a un lugar donde están todos juntos, incluso él, y que quiere llevarle consigo. Entonces podremos ver el interior de la cueva: una especie de templo de estilo pretendidamente egipcio plagado de esqueletos humanos, con una gran piscina circular donde un monolito de metro y medio se yergue en el centro. Desmond entra en el agua y de inmediato grandes chorros de electricidad parecen destrozarle vivo, pero (suponemos que gracias a su resistencia al electromagnetismo) logra sacar el monolito y apaga la luz. De pronto la isla comienza a temblar, y Locke dice tener razón. Jack le golpea haciéndole sangrar, de modo que comprobamos cómo ambos la tenían. La idea de que el destino y la casualidad, la ciencia y la fe, pueden coexistir, parece coger fuerza en escenas como esta.

Mientras entramos en la recta final, Richard y Miles corren hacia el avión de Ajira para volarlo en pedazos, pero encuentran a otro superviviente del submarino, Lapidus, que dice que puestos a quitarle el avión al humo negro de las manos, por qué no llevárselo ellos. Mientras tiene lugar la brutal pelea en los acantilados entre Jack y John Locke, los supervivientes que quedan menos Hurley y Ben (y Desmond, que sigue atrapado en la cueva) llegan al avión y montan en él. Además, Richard descubre algo insólito para él: un único cabello gris. Quizá tras la muerte de Jacob ya no sea inmortal, y es ahí donde descubre que quiere vivir, cosa que, según Miles “no está mal plantearse”.

La pelea de los acantilados es épica a más no poder. Kate aparece por detrás disparando a Locke al que por fin logran herir y Jack le arroja por el acantilado. Es curioso que Locke fallezca dentro de la isla y sólo una mano cuelgue en el vacío, como un chiste final de sus intenciones de escapar que jamás se verán satisfechas. Sin embargo en la pelea Jack ha recibido una puñalada en el abdomen. Herido de muerte nombra guardián de la isla a la única persona en la que nadie hubiera pensado, de modo que, conociendo a los guionistas, era bastante previsible: Hurley, una persona que haría lo posible, como dice el inusitadamente sincero, encantador, abierto y sobre todo caballeroso Benjamin Linus, por cuidar de la gente. Jack vuelve a la cueva y tratar de colocar el monolito en su sitio pese a las protestas de Desmond, que dice que tiene que ser él, que si coloca esa piedra podrá abandonar la isla y salir de allí, con Penny. Pero Jack no le hace caso (quizá porque aunque Desmond sea resistente al electromagnetismo, todo tiene un límite) y él mismo coloca la maldita piedra en su sitio reestableciendo la luz y salvando la isla.


“Nadie lo hace solo, hijo”.

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Hemos llegado a ese último punto, a esa iglesia multicultural, con la vidriera plagada de símbolos religiosos. A lo largo del último capítulo hemos visto cómo todos los personajes han ido teniendo conciencia de sus vidas paralelas, menos Jack, que sigue sin comprender qué es lo que ocurre. Al final, cuando le dicen que el ataúd con los restos de su padre ha aparecido, se dirige a la iglesia donde se encuentra. Todos los personajes de la serie parecen tener hueco allí, y frente a un ataúd que resulta estar vacío, tenemos un nuevo encuentro de Jack con su padre fallecido. La visión de fantasmas es una constante en la serie, pero aquí tienen una gran revelación: la pregunta no es cómo puede su padre estar allí en ese momento, sino cómo puede Jack estar con él. La revelación de que también ha fallecido nos demuestra que la línea temporal X no es sino una especie de limbo o purgatorio donde todos los personajes han ido a parar. ¿Están entonces todos muertos desde un principio, fallecieron en el accidente del 815? La respuesta es no. Jack pregunta a su padre si es real y él le responde que eso espera. Sí, claro que es real, él también es real, todo lo que le ha pasado, eso también ha sido real (esto va por los comentaristas de Cuatro). El periodo más importante de sus vidas tuvo lugar junto a esas personas, y este sitio en el que se encuentran lo han creado entre todos ellos para reunirse, para encontrarse. Se necesitaban entre todos. ¿Para qué? Pues para aceptarlo… y dejarlo marchar.

Los últimos segundos de la serie nos sumergen en la isla, donde Jack ha salido de la cueva y se arrastra consciente de que está acabado. Caminando en sus últimos momentos, vemos esa zapatilla ajada, señal del paso del tiempo, y reconocemos dónde está., en el mismo sitio donde le conocimos hace ya seis años. Se cierra un círculo, mientras él se arrodilla y en la otra realidad se reencuentra con todos aquellos que le han importado alguna vez. Locke, Sawyer, Juliet, Charlie, Kate, Boone, Sayid… su padre abre las puertas de la iglesia para “Seguir adelante” todos juntos y una luz maravillosa,  casi celestial, lo recorre todo…

Y como la última imagen posible, el ojo de Jack se cierra.

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La nueva generación de las series de televisión.

Los guionistas eligieron cerrar la serie hablando de los personajes y no de las teorías o misterios que envolvían la isla. Al fin y al cabo, como la madre de Jacob deja caer en la serie “una respuesta siempre traerá más preguntas”, y creo que lo importante son los personajes que te han acompañado durante tanto tiempo, una relación fruto de las 121 horas que ocupan las seis temporadas en contraste con las sólo dos que suelen durar las películas. Se trata casi de mantener una gran relación amorosa con alguien. Cuando se acaba quieres saber que todo les va bien, de modo que la línea X es más un recurso poético  que otra cosa. Los guionistas dijeron que iban a desaparecer tras la emisión del último capítulo y no ha sido así, han tenido que salir a defender su trabajo y ante los que les tildan de vender humo (chiste fácil) o de ser unos jetas. He leído por ahí cientos de comentarios acerca de que incluso un chimpancé oligofrénico sería capaz de escribir un final como ese o incluso mejor. El público seguía esperando respuestas incluso cuando estaban todas en la serie. El único problema es confundir una historia que ha creado misterios con una serie que es un misterio en sí. Según grupos de fans no se explica qué es la isla (gran culpa la tienen las palabras de Locke en la primera temporada “no es una isla, es un sitio donde suceden milagros”), pero yo creo que está bien claro: se trata nada más que de una simple isla, esa acumulación de tierra, plantas y arañas paralizantes que los espectadores llevan negando años. Lo que importa es lo que hay en su interior, esa luz maravillosa. Lo que ha convertido en decepcionante al final de la serie no han sido los guionistas, sino las hordas de fanáticos que debaten teorías en Internet y conjeturan acerca de aquel capítulo donde comían cereales Dharma caducados y de sus posibles consecuencias en el electromagnetismo.

“Perdidos” es una serie que reunió a un grupo de personajes con todas las posibilidades de convertirse en iconos. Tan exagerados son, que son reales, mostrando al espectador una suma de elementos como son el deber, el honor, la amistad, el amor, la fe, el destino, la casualidad, las infancias destrozadas por padres alcohólicos, que juntos, han creado una red tan fuerte como para conseguir una conexión masiva con el espectador. Hay muchas posibilidades de que a todos nos toque una parte. Todas esas personas fueron puestas en una situación extrema, para, en última instancia, sustituir a Jacob, así que la serie trata también la idea del sacrificio, porque tanto ahí como en El Cisne, alguien tiene que estar atrapado para que el mundo siga existiendo. La idea de si Jacob atrajo al 815 o si fue fruto de una serie de acontecimientos imprevistos refuerza esa lucha perpetua entre casualidad o destino.

Llegó un momento en que la mayoría de la gente seguía “Perdidos” a través de Internet. Los guionistas aprovecharon esto sacando juegos, falsos documentales y demás que usaron para ampliar la trama, buscaron así explicar que los números era una fórmula que predecía las posibilidades de que la humanidad se extinguiera, que Dharma fue fundada por la fundación Hanso, cuyo presidente tuvo un antepasado que fue capitán de La Roca Negra… y cuyos cuadernos de viaje compra Charles Widmore en una subasta que creo llegamos a ver en la serie etc, etc. Hasta las chocolatinas Apollo, una marca falsa de la serie, está relacionado con eso en forma de empresas asociadas. Este juego aplaca la necesidad del público internauta  de conocimiento y respuestas hasta de por qué John Locke era capaz de predecir cuándo iba a empezar a llover con segundos de antelación. El mundo quiere que se lo den todo bien detallado, sin margen para la duda, sin espacio para pensar. Llegó un momento en que compartir a través de Internet no se basó en un intercambio de opiniones o ideas, sino en la búsqueda desesperada de información y explicación, lo que propició esa sensación de estafa cuando algunas respuestas quedaron en el aire. Sin embargo lo único que queda abierto es la naturaleza de la luz misteriosa de la isla, y aun así creo que hay suficientes elementos en la serie como para hacernos una idea.

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Creo haber mencionado antes que somos las descargas eléctricas de nuestro cerebro. Muchas veces las visiones de “Fantasmas” o presencias extrañas se asocian a la existencia de campos electromagnéticos que nos alteran (en la película 1408 tenéis una muestra en el instrumental que tiene el tipo), de modo que, aunque la aparición de fantasmas en la serie no es más que un recurso narrativo, se podría justificar aludiendo a esos campos magnéticos y que, una vez fuera de la isla, siguen siendo afectados por ellos en forma de radiación que permanece en sus cuerpos (como el personal de radiología de un hospital). Otras veces los fantasmas han sido “representados” por el humo negro que buscaba así conseguir sus propósitos. Las posibilidades del electromagnetismo aún no han sido descubiertas del todo por la ciencia, pero se hablan incluso de sus posibles efectos médicos y curativos (lo que explicaría la buena salud de los habitantes de la isla), aunque también sus posibles efectos adversos para la salud (como la imposibilidad para concebir o alteraciones en el feto) Ahora imaginemos por un momento que nuestra alma, si crees en esas cosas, fuera puro electromagnetismo, que estuviéramos hechos de esa misma energía misteriosa que parece brotar del centro de la isla. No es tan extraño cuando Carl Sagan decía que somos polvo de estrellas. Ese lugar mágico, misterioso, científico o espiritual emana poder de la misma forma que el Arca de la alianza de Indiana Jones, la máquina del glaciar de Desafío Total o las piedras de la película El quinto elemento, así que cuando Samuel juguetea con lo que hay ahí dentro, su alma es arrancada del cuerpo. ¿Sería el humo negro una representación del alma? Al fin y al cabo es lo único que le queda de humano, pero esto sólo son ideas mías.

A lo largo de los siglos numerosas civilizaciones, entre ellas la egipcia, llegaron a la isla y descubrieron sus extrañas características. Las estudiaron con más éxito que la iniciativa Dharma. Con el paso del tiempo esas civilizaciones fueron desapareciendo y sólo quedaron nativos que poco o nada entendían de las posibilidades de esa luz mágica, científica, espiritual o misteriosa, junto con unas cuantas ruinas de estatuas, templos y piscinas sanadoras. Aunque parezca fantasear demasiado, ten en cuenta que los Mayas no conocían la rueda pero estaban informados perfectamente sobre los misterios del Universo, (cosa que me recuerda a un relato que me leyó mis profesor de historia acerca de un monje en El Nuevo Mundo que intentaba chulear a los nativos con cuentos acerca del poder de Dios para oscurecer el Sol y su inevitable destino en la piedra de sacrificios mientras el sumo sacerdote y astrónomo relataba las fechas de los próximos cincuenta eclipses de Sol). Ahí tendríamos la explicación de la rueda misteriosa, la piscina, el templo, la estatua de Anubis, la participación egipcia tratada de forma tan superficial…

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Cuanto más piensas en esta serie más te das cuenta de que se trata de una película de Indiana Jones, donde todo gira alrededor de ese elemento misterioso, místico o sobrenatural cuyo funcionamiento no se comprende del todo. Es posible que la cueva fuera un generador construido por esas civilizaciones para canalizar esa energía, (el detalle del agua que cae en la piscina central es un buen apunte) y que el pilar que quitan y ponen Jack y Desmond fuera una especie de control, un seguro, una resistencia, una llave, un interruptor, lo que se os ocurra. ¿Cuántas veces habéis visto que las pirámides son naves espaciales o máquinas de última tecnología? Si se toleraba en Stargate, no entiendo por qué aquí no podría ser igual. Lo importante no es de dónde viene esa luz y todo lo que puede hacer: sanar, alterar el continuo espacio-tiempo, crear monstruos de humo. Incluso quizá, hacer un puente entre el mundo de los vivos y el de los muertos (Es curioso que Desmond tenga visiones cuando se le hace una resonancia magnética, o que Michael esté atrapado en la isla, absorbido por ese flujo electromagnético) Lo que de verdad me importa a mí es la gente que se cruza con todo eso y puede morir o sufrir o aprender de ello, o lo que le pueden hacer

No se necesita leerlo todo en un foro de Internet para forjarse una opinión. Podéis ver que no es tan difícil ya que todo está ahí, pero no necesariamente todo ha de tener una respuesta. Se trata de una serie de televisión, lo que hace que a lo largo de seis años se creen imprevistos que conlleven al cambios de última hora, acortar tramas o eliminar personajes por falta de tiempo (como el de Ilana, premio Estatua egipcia de Oro por el personaje más prescindible de la serie y que vio recortada por falta de tiempo su historia de paternidad con Jacob). Además de los inevitables capítulos de relleno del tipo Jack tiene apendicitis, Jack se cepilla a Bai Ling y se hace un tatuaje, Nina, Pablo y su desafortunado encuentro con la fauna local… (Por cierto, ¿Os podéis creer que Pablo es Xerxes, de la peli 300?) Así que El Señor Echo no aparece en la iglesia del final porque el actor rescindió el contrato, no porque se esté pudriendo en el infierno.

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Hasta aquí ha llegado el análisis y destripe de esta serie de televisión, una historia épica que aunque no lo parezca ha cambiado el futuro de la caja tonta. Seguro que muchas de las series y películas que veamos a partir de ahora tendrán “Perdidos” como fuente de inspiración, y es que se trata de una serie que nos ha enseñado que no todo está inventado, que las ideas originales triunfan, que lo realmente bueno son los detalles, que hay una diferencia entre los buenos personajes y los completamente planos. A lo largo de sus temporadas aprendimos qué son los flashforward, que una serie no se limita a los capítulos que echan por la pantalla. Vimos cómo los guionistas grababan sus pequeños cortometrajes donde se les veía trabajando, escribiendo, haciendo el idiota o, por ejemplo, el casting para el monstruo de humo (donde un hermano gemelo del monstruo de las galletas se come el guión) Aprendimos también que Internet puede ser beneficiosa para tu serie y que hoy día se busca la interacción con lo que te gusta. Nos demostraron que las cuestiones acerca de la fe, la humanidad, el bien y el mal, son eternas, que no existen buenos ni malos y que todos pueden sorprenderte y hacer que les cojas cariño incluso a los genocidas como lo es Benjamin Linus. Los guionistas fueron de ese pequeño grupo que piensa que no hay que tratar al espectador como si fuera gilipollas ya que perfectamente pueden admirar una serie donde se hable de electromagnetismo, líneas temporales, filosofía (los nombres de John Locke y David Hume no están puestos al azar), destino, casualidad, monstruos de humo y dioses egipcios.

Sólo hay que saber dónde acaban los misterios y empieza la pereza de un público que, por desgracia, se está acostumbrando a lo Fast-food y a no comerse la cabeza. Lo más cerca que vamos a estar de tener una serie como esta serán cosas como Flashforward, donde abusan de lo “grueso” descuidando todo lo demás. Esperemos que el público sea inteligente y elija las cosas que realmente son buenas y no sustitutos baratos.

Yo de momento no tengo nada más que decir sobre esto, como diría Forrest Gump. Se ha tratado de una muy grata experiencia que perdurará durante muchos años y de la que, seguro, seguirán corriendo ríos de tinta. No creo que todo estuviera premeditado desde un comienzo, pero eso resalta el buen hacer de Damon Lindelof y Carlton Cuse. Ya va siendo hora de dejar esto atrás y seguir adelante, buscar nuevas películas, nuevas series, nuevos libros y discos, seguir ilusionándonos por cosas nuevas. Al fin y al cabo, el mensaje más importante de la serie es el siguiente:

El final de perdidos (y el resto de la serie) explicado de forma clara y sencilla. Sí, incluso lo de los osos polares. -3-

Muchas gracias a todos los que habéis seguido este especial y dejado vuestras opiniones, me han animado mucho mientras trabajaba en estos post. Espero que os haya gustado, tanto si estáis de acuerdo conmigo como si no, pero que sigáis visitando Tierra de Cinéfagos y nos comentéis acerca de vuestras películas, series y teorías sobre el final de ‘Perdidos’.

El final de perdidos (y el resto de la serie) explicado de forma clara y sencilla. Sí, incluso lo de los osos polares. -3-
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