Revista Opinión

El fracaso de Susana Díaz

Publicado el 21 marzo 2015 por Franky
Sea cual sea el resultado que obtenga la candidata socialista a la Presidencia de la Junta de Andalucía, habrá fracasado porque empezó la campaña electoral siendo una esperanza de moderación y acierto para el PSOE, a escala nacional, y la ha terminado exhibiendo debilidades, carencias y vicios que ponen los pelos de punta y que la inhabilitan para asumir grandes responsabilidades políticas en la nación. --- El fracaso de Susana Díaz La campaña electoral de Susana Díaz en las elecciones andaluzas ha sido espantosa, mal diseñada por sus estrategas y pésimamente interpretada por una política que comenzó la carrera aspirando a todo y la terminó desahuciada como líder socialista y nacional.

Su primer error ha sido adelantar las elecciones, una decisión que nunca pudo justificar y que la gente interpretó como un movimiento de ambición personal que buscaba enfrentarse a Pedro Sánchez por el control del PSOE fortalecida con los avales de una victoria aplastante en Andalucía.

Su segundo error ha sido la pobreza de su discurso, populista y hasta chabacano, mucho mas, incluso, que el de Podemos, exhibiendo en los mítines y comparecencias mediáticas un estilo y unos argumentos de una pobreza pavorosa, que ha demostrado ante el electorado y la opinión pública que la calidad de la democracia andaluza es lamentable y que el nivel intelectual y la formación de sus líderes sigue descendiendo, de manera muy preocupante.

Otro error, probablemente el que mas daño le ha causado, ha sido exhibir ante los televidentes una arrogancia intolerable y determinados comportamientos que reflejaban un talante autoritario y escasamente dialogante. Millones de andaluces y españoles pudieron comprobar en las pantallas de la televisión que alguien que no es capaz de controlarse cuando debate en directo no es de fiar.

Su estilo, pobre de argumentos, populista y demasiado adaptado a las capas de la sociedad andaluza menos educadas y formadas, tal vez no le conduzca a la derrota electoral porque los caladeros de votos del socialismo están, precisamente, en esos estratos poco educados y refinados de la población, pero si le descalifican como líder de un socialismo español que necesita dirigentes con altura, fuerza y capacidad para dialogar, negociar y representar a los ciudadanos ante instituciones internacionales donde el estilo de Susana sería considerado poco menos que insoportable.

Susana ha dejado claro que es una tigresa de papel y que su liderazgo era una burbuja inflada por la propaganda. Aunque salga victoriosa de las elecciones, habrá demostrado que no está preparada para asumir responsabilidades políticas de primer rango.

Empezó la campaña luciendo etiquetas muy atractivas, entre las que destacaban su listeza, su habilidad política, su capacidad de liderazgo y su conexión con la ciudadanía, pero la termina con todos esos rasgos muy debilitados y con etiquetas negativas de nueva adquisición, como su pobreza intelectual, su insultante populismo y su talante teñido de autoritarismo.

Todo un desastre para ella y para un socialismo andaluz que con la "operación Susana" está demostrando que el poder continuado y casi absoluto que ha disfrutado en Andalucía durante casi cuatro décadas no solo corrompe, sino que también aliena, ciega y hace portentosamente mediocres a los estrategas y líderes.




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