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El francotirador paciente - Arturo Pérez-Reverte

Publicado el 14 noviembre 2015 por Esperanza Redondo Morales @esperedondo

El francotirador paciente - Arturo Pérez-Reverte

Imagen: de la web del autor.

Publicación: Madrid: Alfaguara, 2013
Edición: 1ª ed.
Descripción física: 302 p.; 24 cm.
ISBN: 978-84-204-1649-6
CDU: 821.134.2-31"19"
Signatura: N PÉR fra
Precio: 19,50 euros en la Casa del Libro (8,99 euros en formato digital).


UN REVERTE DISTINTO
Hacía tiempo que le tenía ganas a este libro, exactamente desde que se publicó; pero con mi lista perenne de lecturas no le tocó el turno hasta este verano, que se vino conmigo de vacaciones y por fin pude leerlo. No recuerdo exactamente cómo llegó a mis manos: si me tocó en algún sorteo de algún blog, o en algún sorteo en el Twitter de la editorial, o si alguien me lo regaló. La verdad es que con tanto libro ya hay veces que me lío de mala manera.
A estas alturas de la vida son pocas las cosas que no se hayan dicho ya sobre Arturo Pérez-Reverte, así que tampoco creo que tenga demasiado sentido extenderme mucho en esto. Lo que sí me gustaría destacar es que hasta hace pocos años yo no había leído nada suyo más allá de su columna periodística; pero desde que descubrí su faceta literaria me he ido leyendo poco a poco casi todas sus novelas y la verdad es que me encontré con que su forma de escribir me gustaba más de lo que me había esperado en un primer momento. Aquí hay opiniones para todos los gustos, y es que hay muchos que no lo pueden ni ver porque dicen que es un borde y un prepotente; pero es que siempre he sentido debilidad por la gente que me recuerda al doctor House, que dice lo que piensa sin importarle el famoso qué dirán. Y está claro que don Arturo es uno de ellos.
Argumento y personajes
La protagonista de la historia, Alejandra Varela (que es más conocida en el mundo del grafiti como Lex), trabaja para una editorial de la que recibe un encargo muy peculiar: deberá localizar a Sniper, un grafitero famosísimo, para intentar convencerlo de que salga del anonimato y se dedique a exponer su obra en los museos más variopintos. Pero por supuesto no será nada fácil localizar a Sniper, ya que por lo general se encuentra en paradero desconocido y protegido por un grupo de grafiteros, especialmente desde que un tal Lorenzo Biscarrués, un importante hombre de negocios, lo haya culpado de la muerte de su hijo, precisamente ocurrida mientras intentaba hacer una pintada en un edificio.
A lo largo de la lectura iremos conociendo detalles sobre Biscarrués, como por ejemplo el hecho de que en la actualidad es inmensamente rico, pero su fortuna la ha conseguido principalmente a base de explotar a sus trabajadores (¿de qué me sonará esto?). Por un lado, Biscarrués quiere a toda costa ver muerto a Sniper, y hará todo lo posible para conseguirlo; y por otro, el jefe de Lex quiere hacer todo lo posible para conseguir justo lo contrario: localizarlo y hacer que su arte salga a la luz de manera más oficial. Por lo que, inevitablemente, no podremos evitar intuir que en algún momento de la historia ambos caminos se cruzarán.
Mis impresiones
Cuando me enteré de lo que iba esta novela me llamó bastante la atención, porque no me imaginaba que a Pérez-Reverte le iba a dar un día por introducirnos en el mundillo del grafiti. Y es que a mí esto de los grafiti nunca me ha gustado: ir por la calle y ver pintadas en cada edificio, en cada calle y en cada esquina me da bastante rabia porque, por muy bien hechos que estén algunos de ellos, la mayoría de las veces están en sitios o en edificios en los que lo único que creo que hacen es estropear el lugar en cuestión en el que se han pintado. Por supuesto, esta es mi humilde opinión, que supongo que habrá gente a la que le parezca que los grafiti son verdaderas obras de arte; a Lex sin ir más lejos, o a su jefe, se lo parece. Pero a mí, quitando la mítica firma de "Muelle" que se veía por Madrid en todas partes (de hecho todavía pueden verse unas pocas que están medio escondidas) y que también acabó saturándome, no es que me gusten especialmente las pintadas.
Sin embargo, veremos que para Lex el grafiti es mucho más; no en vano su tesis doctoral va precisamente sobre este tema, y ahondará en la cuestión de si efectivamente los grafitis son obras artísticas o simplemente garabatos de unos gamberros que se dedican a afear las ciudades y los edificios. Y Pérez-Reverte aprovechará esto como excusa para introducirnos en este mundillo, en el que descubriremos por ejemplo que hay una serie de normas no escritas que todos los grafiteros cumplen a rajatabla... Más o menos, porque los hay que no; en todas partes hay rebeldes.
Además de revelarnos cosas sobre el mundo del grafiti y el ambiente en el que se mueven estos chicos (muchos de ellos provinientes de ambientes marginales), la novela nos servirá como un auténtico cuaderno de viajes. Porque los hechos se irán sucediendo en diferentes lugares, y tendremos ocasión de movernos con los personajes por ciudades tan distintas como Madrid, Lisboa, Verona o Nápoles. En todas ellas irán pasando cosas, algunas que podremos intuir según avancemos en la lectura, y otras que nos dejarán bastante sorprendidos e incluso boquiabiertos. Y como siempre, qué decir de la prosa de Arturo Pérez-Reverte, que a mí me parece exquisita y con un uso del lenguaje que ya quisieran muchos. Incluso en este caso, con una historia que a priori no me habría llamado la atención, consigue emocionarnos en muchos momentos. No me canso de decir que es increíble lo que algunos autores consiguen juntando palabras, y la aparente facilidad que tienen para hacerlo...
Conclusión
Tengo que confesar que, aunque al principio como os decía tenía mis reservas sobre esta novela, después de haberla leído me ha gustado mucho más de lo que esperaba. El tema no es que fuera de mis favoritos, pero cada día tengo más claro que Pérez-Reverte es capaz de escribir una obra maestra a partir de casi cualquier cosa o situación, por inverosímil que parezca. Desde luego no es de mis novelas favoritas de este autor, pero aun así reconozco que me ha sorprendido bastante, sobre todo con ese final que es totalmente inesperado y al que, días incluso después de haber leído la novela, le sigues dando vueltas (al menos en mi caso fue así). Y también después de haberla leído he llegado a comprender un poco más las motivaciones que impulsan a los grafiteros a ir dejando su huella por todas partes; sigue sin gustarme nada lo de encontrarme pintadas en cualquier sitio, y me parece que habría muchas otras cosas a las que se podrían dedicar los jóvenes marginales, pero ahora por lo menos puedo intentar entender mejor por qué hacen lo que hacen. Algo es algo.
Puede que, como a mí, no te interese el tema de los grafitis, pero creo que estaría bien que le dieras una oportunidad a esta lectura. Si no, siempre te la puedes tomar como una especie de novela de viajes, o incluso como una novela negra, o si no tanto como negra, al menos sí como una historia de suspense con algunos muertos de por medio. Y desde luego es indiscutible que la forma de escribir de Pérez-Reverte es siempre un valor seguro. Así que si te animas con ella, espero que la disfrutes tanto como yo, incluso aunque no se vaya a contar entre mis favoritas; porque hay historias de este autor que me han llegado mucho más que esta.

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