Revista Opinión

El fraude del índice de libertad económica

Publicado el 19 septiembre 2015 por Liberal

Hoy debemos agradecer a nuestro compañero Pedro Fresco el artículo que comparto con vosotros. Desde hace ya varios años, los propagandistas de la extrema derecha llevan difundiendo estos supuestos “estudios” de la Fundación Heritage sobre qué países son más “libres”. El artículo original con los enlaces está aquí. Nadie mejor que Pedro (gracias a su capacidad analítica) para poner este tipo de “estudios” falsos en su sitio.
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Existe un famoso índice de libertad económica que publica anualmente The Wall Street Journal y que realiza la Heritage Foundation, un think tank neoliberal cuyo objetivo es la minimización de la intervención del estado en la economía. Este índice (u otros similares) se presentan habitualmente en debates económicos por parte personas que defienden ideologías que van desde el neoliberalismo al anarco-capitalismo, con el objetivo de demostrar cómo las privatizaciones, las bajadas de impuestos y, en definitiva, la minimización del estado es buena para la economía.

La cuestión es que los países más ricos y con un alta calidad de vida suelen salir en los primeros puestos, por lo que los defensores de estas teorías concluyen que la minimización del estado es buena para la sociedad. Pero uno, que ya es zorro viejo en estas cosas, se da cuenta enseguida cuando algo falla y cuando hay una manipulación oculta en los datos, índices o estudios, y en este caso es evidente que lo hay ¿cómo es posible que estados con regulaciones e intervenciones estatales bajas o nulas salgan mal en el índice y otros, con fuertes regulaciones e impuestos, aparezcan de los más “económicamente libres”? Obviamente nos la están colando por algún sitio. Así que me puse a analizar el índice y he sacado interesantes conclusiones, que ahora comentaré.

Para empezar explico un poco cómo se hace el índice. El índice nos otorga un resultado numérico por país del 0 al 100, y que corresponde a la media aritmética de 10 campos con puntuaciones individuales, que son estos: Derechos de propiedad, inexistencia de corrupción, libertad fiscal, gasto del gobierno, libertad de negocios, libertad de contratación, libertad monetaria, libertad de comercio, libertad de inversión y libertad financiera. Todos estos campos también se puntúan del 0 al 100, y finalmente se hace la media aritmética, puntuando todos los campos igual. Es decir, no hay un área prevalente, no hay una ponderación por importancia, todas las áreas cuentan lo mismo.

Esto nos lleva a situaciones aparentemente absurdas. Fijaos, si un gobierno tiene altísimos impuestos y, consecuentemente, altísimo gasto público, eso le penalizará en las áreas de “gastos del gobierno” y “libertad fiscal”, que computan un 10% cada una. Sin embargo el 80% de la puntuación final está libre de eso, será independiente de los impuestos y del gasto público (realmente es más que independiente, el gasto público sube la puntuación, luego lo veremos). Por eso cuando en un debate sobre impuestos o gasto público que alguien te saca este ranking es bastante absurdo, porque una subida de toda la presión fiscal afecta muy poco. Un ejemplo, Dinamarca es el país con más presión fiscal de Europa (48%), sin embargo tiene 40 puntos en libertad fiscal y 1,8 en gasto del gobierno. Como veis, incluso con una presión fiscal elevada le otorgan la mitad de la puntuación máxima en su área aunque esto tiene truco, porque cuentan las tasas máximas del impuesto, no las medias (o sea, lo importante no es que se cobren muchos impuestos, sino que se cobren mucho a los ricos). Todos los países nórdicos y más avanzados tienen cifras cercanas a 0 en “gasto público” (excepto Noruega) mientras los africanos sacan muy buenos resultados (Etiopia y Sudán se salen).

Si solo contasen estos dos parámetros los países más pobres, depauperados y con estados más débiles debían ser los más “económicamente libres”, pero no, al final del estudio el resultado es el contrario, y lo es por el resto de conceptos. Veamos, por ejemplo, el concepto “derechos de propiedad”. Aparecen con muy buenas puntuaciones países que son paraísos fiscales (Barbados, Hong Kong, Suiza) pero gana… ¡Dinamarca! (95). De hecho países como Alemania, Noruega, Suecia, etc. Aparecen con puntuaciones de 90 puntos. ¿Por qué pasa esto? Pues porque están contando aquí cosas como la independencia de la justicia, la corrupción en la misma, la posibilidad de expropiación, etc. Mientras no cuentan en absoluto cuantos impuestos se cobran. Al final una puntuación alta no depende de cuánto capital puedas acumular (Guinea Ecuatorial puntúa un 15 o Arabia Saudí un 40), sino de cuestiones de limpieza institucional de la justicia y otras inherentes a los países ricos. Ya veis, la malvada “expropiación” del estado vía impuestos, al final, no afecta para nada a los “derechos de propiedad”. Curioso ¿verdad?

De hecho lo de la corrupción cuenta dos veces, porque hay un apartado de “inexistencia de corrupción”, donde también destacan países como Dinamarca y Finlandia. La baja corrupción de un país tiene muchas causas, pero tiene que ver fundamentalmente con cosas como la cultura del país, la riqueza, el buen funcionamiento del sistema democrático, los sueldos decentes del funcionariado, y poco o nada que ver con el tamaño del estado o la cantidad de cosas “públicas” que haya (por ejemplo, Francia tiene un 80 y Noruega, con el petróleo estatal, 90). Vamos, que si el estado es grande, paga buenos sueldos y funciona bien, lo normal es que la puntuación en este campo sea elevada… ¿Comenzáis a ver las trampas?

Los apartados de “libertad de negocios”, “monetaria” y “de contratación” también son curiosos. En libertad de negocios importa tanto los días y cantidad de papeleo que hay que hacer para abrir un negocio como los costes de los negocios y las licencias respecto al PIB del país. Claro, en países ricos obviamente este ratio baja (al ser el PIB alto), por lo que los países ricos que tienen administraciones públicas modernas y funcionales (que facilitan trámites, que tienen trámites online, etc) tienen muy buenas puntuaciones. En libertad de contratación se tiene en cuenta que no haya sueldos mínimos, que exista libertad para despedir, etc. Países como Bahréin, Brunei y hasta Mongolia salen bien, aunque los países flexisecuritarios del norte de Europa también sacan puntuaciones altas porque su modelo es de protección laboral estatal a través de altos impuestos y no de rigidez laboral. “Libertad monetaria” es, básicamente, que no haya inflación ni control de precios, por lo que todos los países de la zona euro salen bien, pero países como Marruecos, Perú o Senegal aparecen a nivel de los europeos.

Obviamente todas estas puntuaciones tienen una alta arbitrariedad, tanto por la fuente consultada como por la selección de los factores a analizar. Suecia, Dinamarca o Finlandia no tienen salarios mínimos y eso les mejora la puntuación, pero tienen poderosísimos convenios laborales y/o regulaciones locales que marcan salarios mínimos de facto bastante más altos que países con SMI, pero eso no se cuenta. En libertad monetaria se basa mucho en lo que llaman “Price control penalty”, inventada y restada a la inflación por criterios meramente subjetivos. En la “libertad de contratación” los datos son poco creíbles, porque hay países donde los trabajadores son tratados como ganado que sacan peores puntuaciones que países como Nueva Zelanda, con un SMI de los más altos del mundo.

En el último grupo, “libertad de comercio” depende de barreras comerciales y regulaciones. Todos los países europeos sacan buenas puntuaciones cuando existen muchísimas regulaciones sanitarias, de seguridad, cuotas, subsidios, etc. Mientras países que no tienen nada de esto sacan malas puntuaciones, lo que no tiene ningún sentido. Al final aquí está la arbitrariedad en las penalizaciones por “restricciones”, que se otorgan conforme les da la gana a los autores.
En “libertad de inversión” también hacen lo mismo, van restando puntos por “restricciones” pero hay un par de cosas interesantes. Están quitando puntos por falta de transparencia (en el fondo relacionada con la corrupción) y quitan hasta un 20% por problemas de seguridad física e inexistencia de infraestructuras, algo que obviamente perjudica la puntuación de los países pobres e inseguros y beneficia la de los desarrollados y con estados que funcionan.

En “libertad financiera” se cuenta la regulación bancaria, que el banco central sea “independiente”, la cantidad de competencia en este sector, etc. Aquí lo que hacen es otorgar una nota de 0 a 10 (o a 100) básicamente como les parece, en función de una ponderación subjetiva de las restricciones, controles, cantidad de competencia, etc. Ah! Aquí nadie tiene un 100 porque obviamente cualquier país con dos dedos de frente tendrá una mínima regulación aunque sea para evitar el fraude (como veis no tener regulación para evitar el fraude es positivo para sacar más nota). Botswana, El Salvador o Panamá sacan las mismas notas que España o Francia…

Este es más o menos el resumen del índice y las principales trampas que he podido detectar en un análisis por encima, podéis consultar más las definiciones y los cálculos en la página de la Heritage Foundation y ver las puntuaciones por países, que nos muestran de forma bastante clara que se está trileando con los números para que salga un índice con muchos de los países más desarrollados en las primeras posiciones.

Al final hay que ser un poco suspicaz con estas cosas, sobre todo cuando conocemos cómo funciona esta gente. El índice está hecho para que los países desarrollados salgan por encima de los países más pobres en la mayoría de casos. Hay una especie de “puntos extra” que los países obtienen por el mero hecho de ser desarrollados. Cuestiones como la inexistencia de corrupción, la transparencia, la existencia de infraestructuras, la seguridad ciudadana o un alto PIB, que son propias de los países más ricos y con democracias mejor estructuradas, crean bases de puntuación bastante altas. De hecho es la propia existencia de un estado fuerte y de un gasto público elevado es lo que permite indirectamente puntuar bien en algunas áreas. Y la mera existencia de un alto PIB genera automáticamente que se aumenten las puntuaciones en varios campos.

Luego, además, están las cuestiones de ponderación. Un país que tenga la presión fiscal más alta del mundo sacará 30 o 40 puntos en ese campo, mientras que a Zimbabue, por ejemplo, le puntúan un 10 en libertad bancaria y un 0 en libertad de inversión, debido a que mucha gente está fuera del sector bancario (normal, es un país pobre) y porque hay bastantes empresas estatales y por tanto sectores en los que no se puede invertir ¿Es esto equilibrado? Obviamente no, pero el índice está hecho así para que las realidades “anti-libertad económica” propias de los países pobres bajen mucho la puntuación mientras que las de los países ricos la bajen, pero menos.
No hacer ponderaciones por áreas también es una forma de manipular el resultado final. Subir la presión fiscal 20 puntos sería calificado por cualquier liberal económico como una medida comunista, pero si lo haces igual tu puntuación baja… ¿2-3 centésimas? En cambio, si dejas degradar la justicia o la seguridad ciudadana por no subir 1 ó 2 puntos la presión fiscal muy probablemente la puntuación caerá más bastante de esas 2-3 centésimas ¿veis cómo funciona?. No ponderar cada una de las áreas por importancia no es objetivizar el listado, es subjetivizarlo y manipularlo pues pones al mismo nivel áreas clave con otras de menor importancia.

Al final os preguntaréis, si van a salir más altos los estados con estados más funcionales, mejores democracias, más redistribución de renta, más nivel educativo, etc. ¿Qué sentido tiene este ranking? ¿No está puntuando a países que tienen medidas contrarias a los que los creadores del índice defienden? Son preguntas interesantes, y me parece que la respuesta es que la cuestión aquí no es tanto el orden en la lista cómo la evolución en la misma y las posiciones destacadas de los paraísos fiscales, me explico.

Si tú creas un índice de libertad económica y los primeros países son Botswana, Perú, Georgia y Jordania nadie te va a hacer ningún caso. Nadie prefiere vivir en Bostwana antes que en Dinamarca, Francia o Canadá, por tanto eso no puede salir. Es importante que el índice refleje un listado más o menos coherente con la riqueza y la calidad de vida. Ahora, una vez hecho y listado, cada vez que un país suba impuestos, nacionalice algo, ponga una nueva regulación o tenga inflación su puntuación bajará respecto al año anterior. Y como la lista es más o menos lógica con la riqueza de los países (grosso modo) se crea el equívoco mental de que la “libertad económica” (entendida como desregulación, privatización y minimización del estado) es buena y que regular o subir impuestos malo.

Al final la gente ve que del 3º al 6º tenemos a Nueva Zelanda, Australia, Suiza y Canadá y dice “vaya, este índice pone a los países desarrollados de los primeros”, sin embargo el 1º y el 2º son Hong Kong y Singapur (Recordad: Países muy pequeños, altos PIB, mucha seguridad) que son territorios off-shore o casi paraísos fiscales, que es lo que interesa aquí, vender esos modelos. Luego nadie se da cuenta que Bostwana o Georgia están por encima de España, Francia o Italia…

Si se hiciese un listado de “libertad económica” tal y como lo venden los “liberales económicos” (menos impuestos, menos estado, menos regulación) y se hiciese con resultados fuesen adecuadamente ponderados, seguramente países como Perú, Georgia y Bostwana saldrían de los primeros, junto a paraísos fiscales, territorios offshore, etc. Ese es el modelo, no Australia, Canadá o Dinamarca, que nadie se equivoque. Los países nórdicos salen bien sencillamente porque cosas como la seguridad, el estado funcional, el nivel educativo o la existencia de infraestructuras elevan las notas, cuando son cosas que nada tiene que ver con la “libertad económica” tal y como la entienden ellos sino seguramente lo contrario, es decir, son producto de fuertes estados del bienestar y de la distribución más equitativa de la renta.

Lo más peligroso de la manipulación no son las mentiras, las mentiras se acaban captando tarde o temprano, lo peligroso es la combinación interesada y maliciosa de medias verdades con medias mentiras. Esta gente actúa así, esconde trampas entre puntuaciones, introduce sibilinamente falacias lógicas, confunde causas con consecuencias, las razones de las cosas, genera modelos y fórmulas que otorguen el resultado que predeterminadamente buscan, etc.

Este índice no es más que otra herramienta para una causa, la causa de la privatización y desregulación de todo y así permitir al capital dominar el mundo sin restricción estatal o democrática alguna. Espero que este breve análisis superficial os ayude a entender que esto no es más que otra manipulación, como tantos estudios, propuestas y análisis de estos grupos, siempre interesados, nunca objetivos, jamás neutrales.


El fraude del índice de libertad económica

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