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El fútbol base catalán y los padres... como todos

Publicado el 27 noviembre 2012 por Jmporense @futbolbaseymas
Ahora toca el turno al fútbol base catalán, una comunidad, región, país... o lo que cada uno con su libre ideología quiera llamarle y con una sociedad distinta para otros en muchos conceptos. Pero si hay algo que es igual en en el pueblo catalán y el andaluz, en el gallego y en el valenciano, en el norte y en el sur, esto es el comportamiento de un sector de los padres ante un acontecimiento relevante para la vida de sus hijos, imprescindible para el moldeo de un hombre, básico como garantía de futuro y esto nada mas y nada menos que un partido de fútbol de su descendiente. Para este tipo de padres que cada día son mas protagonistas en diversos medios, solo hay un momento que supera a la "orgásmica" felicidad de la aparición en este mundo del niño y alguien le dice -por cumplir- "!es tu vivo retrato!" y esto es cuando llega el instante en que otro le comenta "!este va para crack fijo!". Ni cien baberos llegarían para recoger el fruto de tan glorioso momento. A partir de ahí la vida es otra cosa, el pecho se inflama y el mundo es suyo. ¿Y el niño que piensa?... no importa, para pensar ya estoy yo que para eso soy su padre, el ya lo agradecerá de mayor. 
Abajo otra interesante opinión, continuará el recorrido por diversos puntos del país para ver que las actitudes negativas no son patrimonio de ningún lugar en concreto. Periodistas, entrenadores, psicólogos y expertos varios comienzan a emitir señales de que la alerta está pasando de amarilla a roja. No inventamos nada, simplemente nos preocupamos. 
EL FÚTBOL BASE CATALÁN Y LOS PADRES... COMO TODOS

"El mundo del fútbol, desde la base hasta la etapa adulta, tiene dos vertientes diferenciadas: la lúdica y la competitiva. La una nunca está exenta de la otra, es evidente, pero sí hay dos maneras de entender este deporte, dando principal importancia a una de ellas.

El fútbol base catalán (el que mejor conozco) suele constar de cuatro divisiones por categoría: Segunda, Primera, Preferente y División de Honor. En las dos primeras es donde están los clubes más modestos (o los equipos más modestos de clubes importantes), y ahí la mentalidad de padres y entrenadores se centra en la parte lúdica y educativa del fútbol: se juega para divertirse, aprender valores, hacer amigos… e intentar ganar, por supuesto. Hay pocos problemas -que los hay- con los padres de los jugadores.
Pero si el chaval es un buen jugador, tarde o temprano aparecerán los clubes de la zona alta para ofrecerle el fichaje: mejor categoría, club más profesionalizado, mejores entrenadores… Todo es genial. O quizás no para todos.
Salvo casos contados, hay una proporción matemática que nunca falla en los clubes importantes: a mejor equipo, mayores serán las envidias que lo rodeen. Pero no entre los jugadores. Los niños quieren jugar al fútbol y no tienen tiempo ni cabeza para esas tonterías. Sólo sucede entre los padres. Muchos creen tener a Leo Messi en casa, su hijo es el mejor (amor de padre, allá cada uno con su objetividad) “y no puede ser que Pepito juegue más que el mío”.
Hace poco oí a un padre de un chavalín que le decía a un entrenador de un club distinto al de su hijo: “Mira, si de cara al año que viene no le ponen en el A, me lo llevo de aquí y te llamo”. ¡Qué más da la opinión del chaval! Aquí decide el padre, y si él le quiere en el equipo más Top (que diría Mourinho) posible, pues se lo lleva. Como si los clubes de fútbol fueran como elegir una universidad estadounidense. Hay una letritis galopante.
Una cosa es aceptar la posibilidad de que tu hijo conozca la elite del fútbol base, juegue contra Barça (y quizás te den el partido por BarçaTV) y Espanyol y viva unas experiencias que la mayoría de jugadores no van a experimentar. La otra es convertir el hobby de tu hijo en una cuestión vital tuya. Y encenderte en discusiones con otros padres y cuestionar al entrenador a la mínima que los resultados no sean positivos (da igual si ese es el máximo de esos chavales, nunca verán las limitaciones de sus hijos -o la superioridad de los rivales, que viene a ser lo mismo-). Un egoísmo que muchas veces genera malos ambientes y dificulta el trabajo de los entrenadores. Una actitud destructiva que es, sin duda, el mayor problema del fútbol base español." FUENTE. DIARIO GOL

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