Revista Cultura y Ocio

El hilo azul. Anne Tyler

Por Mientrasleo @MientrasleoS
El hilo azul. Anne Tyler
     "Una noche de julio de 1994 Red y Abby Whitshank recibieron una llamada telefónica de su hijo Denny mientras se preparaban para acostarse. Abby estaba junto al tocador, quitándose las orquillas una por una del despeinado moño alto de color arena. Red, un hombre moreno y demacrado, con el pantalón del pijama a rayas y una camiseta blanca, acababa de sentarse en el borde de la cama para quitarse los calcetines. Por eso, cuando sonó el teléfono de la mesita de noche que tenía al lado fue él quien contestó."
    Por sorpresa, así llegó este libro a mi casa. Un regalo inesperado de una amiga con una recomendación entusiasta para que lo leyera rápido. Y lo cierto es que tardé un poco, pero finalmente, hoy traigo a mi estantería virtual, El hilo azul.
     Conocemos a la familia Whitshank, formada por un matrimonio con cuatro hijos ya adultos e independizados. Sin embargo, la avanzada edad y el comienzo del deterioro de los padres, hace que sus cuatro hijos tengan que adaptarse a pequeños cambios. Así conoceremos a las dos hijas, serias y formales, y a sus dos dispares hijos varones: el rebelde Dennis y Stem, el pequeño, el responsable de la continuidad y cuidado.
     Aproximadamente una veintena de novelas avalan a Anne Tyler, pero no es solo el volumen de su producción la que lo hace. Galardonada con el National Book Critics, el Pulitzer finalista del Man Booker Prize, es una autora a la que, desde luego, merece la pena acercarse de vez en cuando. Tiene por costumbre en sus novelas, adentrarse en familias, en entornos conocidos y no buscar que se diga de ellas que son arriesgadas o trepidantes, manteniendo una calidad en su prosa a la que el lector fiel se vuelve adicto.
     En esta ocasión, los elegidos son los Whitshank, una familia con la que la autora se remontará tres generaciones para descubrirnos cómo han llegado a loq ue son, sus relaciones  y también algún que otro secreto. Porque nosotros los conocemos establecidos y en Baltimor, con unos padres mayores y unos hijos que se han de adaptar, cada uno a su modo. De los cuatro hijos, al autora destaca a los varones sobre las mujeres proporcionando más datos al lector que pronto comprende que el hijo que puede descarriarse es el más mirado y por lo tanto, el más tratado en el libro. En este caso Dennis, el rebelde, el inconstante, el que no parece de fiar, el más complejo.
     A pesar de esconder alguna sorpresa y una pérdida importante, la autora mantiene una prosa reflexiva que parece buscar desnudar a una familia con la que cualquier pueda sentirse identificado en mayor o menor medida. Tengo que decir que, si bien es posible que lo que muestra sea cierto en algunos casos, no me gustó como comienza por la forma de abordar un tema como la posible homosexualidad de uno de los hijos, pero que a medida que iba avanzando la historia, me sentí más cómoda. Al final, y sin demasiadas complicaciones, lo que vemos es el sacrificio, el deterioro, una leve sensación de pena en el tono cuando se acerca a la vejez de los padres, y también la solidaridad que hay en las familias. Tengo que admitir que en algunos momentos me ha resultado un tanto plana y que me hubiera gustado profundizar más en los personajes, por ejemplo, tuve una suerte de decepción al ver que el elegido era Dennis por la autora, ya que yo, sin dudarlo un instante, me hubiera quedado con Stem para ver lo que supone ese peso extra que pone sobre sus espaldas antes incluso de que nadie piense en pedírselo.
     En conjunto me ha parecido una novela aceptable que no llega a la calidad de otras firmadas por Tyler como El turista accidental, pero que leída libre de comparaciones inalcanzables, proporciona un rato entretenido, una narración cuidada y equilibrada y además estoy segura que provocará más de una reflexión en el lector.
 
     A veces pasa, al menos a mi, que un escritor brilla tanto en un título, que cualquier otro libro suyo que llegue después, no llega a ese ya leído ajando un poco el concepto en el que tenía a quien lo firma, como si fuera culpable de algún delito. Y vosotros, ¿recordáis algún escritor de un solo título?
     Gracias.
     

Volver a la Portada de Logo Paperblog