La enfermedad de Graves es una variante del hipertiroidismo que se debe a un exceso de actividad de la glándula tiroidea. Sus síntomas son parecidos a los de los otros tipos de hipertiroidismo existentes pero se destaca por producir una inflamación en los tejidos que rodean los ojos, además de hacer que aparezcan como protuberantes.
Los síntomas en los ojos aparecen muy poco antes de que se diagnostique la enfermedad pero rara vez presentan problemas cuando ya se comienza su tratamiento. También hay que tener en cuenta que los pacientes de Graves que son fumadores presentan mucho más a menudo problemas oculares.
La enfermedad de Graves tiene su origen en el sistema inmune. Los anticuerpos que produce se enganchan en la superficie de las células tiroideas estimulando una producción excesiva de hormonas. Es decir, se desarrolla una tiroides hiperactiva. Existe una relación importante entre el estrés emocional y esta situación, aunque no todos los pacientes con Graves lo tienen.
El hipertiroidismo se diagnostica a partir de un examen físico y de análisis de laboratorio que miden la cantidad de hormonas tiroideas en sangre. Se hace estas pruebas a partir de la existencia de ciertos síntomas como los problemas oculares anteriormente mencionados, una tiroides inflamada y una historia familiar con antecedentes de problemas tiroideos.
El tratamiento de la enfermedad de Graves incluye la administración de medicación anti-tiroidea y, en los casos más extremos, yodo radiactivo y cirugía. Habitualmente es fácil de controlar con medicación y no requiere ir más allá. También hay que tener en cuenta que el hipertiroidismo puede derivar fácilmente a lo largo del tiempo en un hipotiroidismo, especialmente si se administra yodo radioactivo o se produce una cirugía.
Hay que tener en cuenta que al ser la enfermedad de Graves hereditaria otros miembros de la familia pueden estar en riesgo de sufrirla, con lo que es aconsejable su examen médico.
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