Revista Cultura y Ocio

El Hobbit: La Batalla de los Cinco Ejércitos, afortunado fin de ciclo

Publicado el 19 diciembre 2014 por Noemi Megustamibarrio @megustamibarrio

Afortunado fin de ciclo con la última entrega de la trilogía El Hobbit. Afortunado para los aficionados al cine de Peter Jackson y afortunado para los que no tendrán que soportar más horas de metraje innecesario e intrascendente. Película entretenida para consumir palomitas sin contar las calorías pero nada nuevo bajo el sol de Tierra Media.hobbit02
Si eres adepto a la aplaudida grandilocuencia de las nueve horas de El señor de los anillos, disfrutarás de La batalla de los cinco ejércitos. No sigas leyendo, nada que añadir a los paisajes de Nueva Zelanda, el maniqueísmo, los planos picados de ejércitos, los combates cuerpo a cuerpo, las trompetas y los primeros planos de Orlando Bloom y Evangeline Lilly.
Sin embargo, como cine, la propuesta de Peter Jackson está agotada. Exhausta. Sobrevalorada. No eran necesarios más minutos más allá de El retorno del rey (2003). Pero la ubre aún retenía leche que había que exprimir.hobbit03
La última entrega de El hobbit cierra el ciclo de Bilbo Bolsón con un casi ausente Bilbo Bolsón (Martin Freeman). Jackson ceba las últimas páginas del popular librito de J.R.R. Tolkien y transforma un cuento amable en cine épico con ínfulas. Desborda paisajes, construcciones por ordenador, coreografías acrobáticas y sorprendentes cabos sueltos. Pero solo emociona en un par de ocasiones (muertes).
La música de Howard Shore sigue la línea de las anteriores cinco películas. La iluminación, dura para dar realismo al contexto fantástico, comparte ascendencia con entregas pretéritas. Y un largo etcétera de mimetismo en casi todos los elementos de un filme cuya mayor virtud es la brevedad respecto a sus hermanas mayores.hobbit04Quería Jackson engrandecer el universo Tolkien, pero ha entregado una última composición suelta, con agujeros en la trama, inconsistencias en el guión y un claro agotamiento de algo que debería haber muerto hace tiempo. El proyecto Saturno devorando a sus hijos.
En resumen, acércate al cine si quieres pasar dos horas y pico entretenidas, sin más. No esperes sorpresas, relájate y déjate llevar. Por supuesto, olvida el libro de Tolkien (yo lo releo cada año) y quédate a escuchar la canción final, The last goodbye, interpretada por Billy Boyd. Es lo más memorable.


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