Revista Coaching

¿El hombre, a casa?

Por Formación Y Control @FyControl

¿El hombre, a casa?

No hay empleo. O se crea, cosa difícil cuando no hay recursos ni modelo de País, o retiramos a una parte sustancial de la población de la competición por los puestos. Pero claro, elevar los años de educación obligatoria no es posible, no hay dinero para eso, y jubilar antes, tampoco tenemos recursos. ¿Solución? Hay una que ronda por el ambiente: mandar a la mujer a casa, volver al esquema de “las labores domesticas”. Al fin y al cabo que la pareja trabaje es cosa de hace 20 años y poco mas, no es una arraigada costumbre en nuestro país (no vivimos la Primera y Segunda Guerra Mundial que fueron las grandes liberadoras de la mujer de las tareas domesticas).

Pero ¿y si fuera al revés? El 50% de las mujeres españolas tienen algún tipo de certificación académica. En las Universidades, aquello es el paraíso de Ala, por cada hombre deambulan diez féminas por las aulas, es fácil encontrar parejas donde es ella la de mayor cualificación académica, la más preparada. La mujer tiene beneficios de contratación y seguridades en el puesto, de la que no disponen los hombres, y son muy plásticas, pueden abordar muchas posiciones diferentes. Dicen las estadísticas que cobran menos. Y que faltan menos. No se mueren nunca, llegan a los 80 largos fácilmente, cuando se habla de pensionistas habría que decir “las pensionistas”, varones jubilados, hasta los 70 y fuera. Y además mantienen una fuerza y una cabeza que los hombres perdemos mucho antes ¿en la adolescencia? Luego lo de prolongar la edad de jubilación les afecta menos. Y el factor moral. Para la mujer el trabajar es “una liberación”, un avance de la condición femenina. Para los hombres, me temo que sigue siendo una maldición Bíblica.

La lógica dice que si retiramos a un segmento de la población de las calles, hay más probabilidades  que sean los varones, que  las mujeres. Hay más probabilidades de que ellas ocupen puestos fijos en la Administración y las empresas, y el varón quede para empleos temporales, de segundo nivel, o incluso trabajos en negro (no hay fontaneras ni albañilas)… y las tareas domesticas. Al fin y al cabo, estas se han mecanizado mucho, y en manejo de aparatos y aparatitos, a eso nadie nos gana.

¿Que como puede ser una sociedad donde ellas trabajen fuera y nosotros dentro?, ¿cómo puede organizarse una pareja en esas condiciones? Puede ser terriblemente curioso. Pero bueno, ya va siendo hora ¿no? De la liberación masculina me refiero.


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