Revista Cultura y Ocio

El idioma de los artistas

Publicado el 24 febrero 2016 por Debarbasyboinas @DeBarbasYBoinas

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Las personas, necesitamos expresarnos. Esto va más allá de hablar con los amigos, contarles tus penas y alegrías. Todos necesitamos sacar lo que llevamos dentro, y esto, es la base del arte.

¿Realmente es tan diferente un escultor de un novelista? Si lo pensamos con algo de perspectiva, están haciendo lo mismo, se están expresando. El que esculpe una escultura, está expresando a través de ella sentimientos, emociones que le es imposible expresar mediante el lenguaje. Un pintor, pinta a un hombre gritando y se siente liberado al haberlo sacado de si mismo. Al ver su obra, se puede mirar en el espejo, y comprenderse. Un compositor que escribe una canción, está haciendo exactamente lo mismo, y al escucharla se desatarán en su interior miles de emociones y sentimientos. Sensaciones inexplicables, que no podría sentir de ninguna otra manera.

En el caso de los escritores, pasa exactamente lo mismo. Parece una paradoja decir que un escritor escribe para expresar algo que no puede hacer con palabras, pero ocurre. Ese escritor puede necesitar miles de palabras para componer un mundo y unos personajes imaginarios que sientan y sufran lo que el siente, para mirarse en el espejo a través de esa novela.

Si le pides a cualquiera de esos artistas, que exprese con palabras lo que ha querido decir con su obra, probablemente se queden mudos y esto me lleva a preguntarme si nuestro lenguaje es realmente una herramienta de comunicación lo suficientemente buena.

El lenguaje nos ha traído hasta donde estamos ahora. Nos ha permitido organizarnos en grandes grupos, trasmitir ideas de unas personas a otras, y de unas generaciones a otras a través de la escritura. Es probablemente la mejor herramienta creada por el hombre, pero no es perfecta.

No hace falta ser artista para expresar algo sin palabras. Cualquiera con una caricia y un beso puede hacerlo, o simplemente permaneciendo callado al lado de otra persona. La risa y el llanto son otras dos expresiones que no usan palabras y que comunican más que cualquier enciclopedia.

Seguro que como a mí, os ha pasado alguna vez. Tras leer una novela de cientos de páginas, lo único que os queda en la cabeza es una idea, como un eco dentro del cráneo, rebotando de pared a pared. Muchas veces además es una idea sencilla, como por ejemplo, esperanza o ira, o nostalgia por la niñez. Nadie habría conseguido haceros llegar esa idea tan adentro simplemente diciéndoos, “ten esperanza”.

Lo mismo ocurre con las canciones, o con la pintura. Los artistas se comunican con la gente a un nivel mucho más trascendental que el común de los mortales. Son capaces de hablarte e inculcarte sus emociones, a un nivel mucho más profundo que cualquier otra persona.

Un ejemplo de la imperfección del lenguaje, es la frase “Ponte en mi lugar”. ¿Alguna vez ha funcionado? Yo sinceramente, cuando alguien me dice eso, me suelo quedar frío. No tengo la imaginación suficiente como para “Ponerme en su lugar”. En cambio, tras leer una novela, o ver una película, defendería con uñas y dientes a ese personaje con el que me sentí tan identificado.

Tengo que explicar como es posible que el lenguaje sea una herramienta tan imperfecta, y sin embargo los escritores expresen con palabras lo que no pueden expresar con palabras, valga la redundancia. Es difícil. Lo que ocurre, en mi opinión, es que el lenguaje es ineficaz al usarlo como herramienta entre dos personas, porque lo que sale por nuestra boca pasa primero por un filtro. Nadie sabe realmente lo que hay dentro de nuestra cabeza, y por tanto la prudencia natural nos hace desconfiar de nuestro interlocutor aunque confiemos ciegamente en él. En cambio, cuando leemos una novela, estamos dentro de la cabeza de los personajes. Somos como un espectador de lo que ocurre en su cerebro. Oímos sus reflexiones, sus indecisiones y hasta sus pensamientos más íntimos. Esto no ocurre cuando hablamos con nuestros amigos, o con nuestras familias. Ellos solo saben lo que les decimos. Por mucho que confíen en nosotros, se plantearan hipótesis de lo que pasa por nuestra cabeza. Este filtro, además, funciona en los dos sentidos. Nosotros no podemos abrirnos realmente a nadie, porque no podemos abrirnos la cabeza y enseñarle al otro lo que hay dentro.

Y esto es exactamente lo que hacen los artistas. Ellos tienen un idioma propio, el idioma de los artistas, que es capaz de trascender el lenguaje habitual. Es capaz de salir de ellos plenamente y entrar en nosotros por completo. Es el único mecanismo por el cual una persona se puede comunicar por completo con otra, y esa es la clave por la cual todos llevamos un artista dentro, ya sea frustrado o no, porque todos tenemos la necesidad innata de comunicarnos.

Silvestre Santé


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