El imperio de la muerte

El secuestro del país que maravilló al mundo
Mónica Spear y su esposo, 2 más en la lista de 200.000 muertes a causa de la violencia e inseguridad que gobiernan a Venezuela. Tristemente somos testigos de la destrucción de lo que fue la llamada Tierra de Gracia y aunque nos pongamos todos por la labor de recuperarla el problema es que ellos: Gobierno e inseguridad y malandraje – perdonen la redundancia – tienen las armas.
Geográficamente hablando es un país de ensueño, a pesar del abandono, es un país que tiene hermosas líneas invisibles que dibujan un mapa envidiable, un mapa que muy pocos países comparten. El azul es uno de los tantos colores, junto al verde esperanza, que predominan los paisajes de un país que parece una fotografía andante, un reservorio de sonrisas, un saludo a la firme creencia que alguien superior a nosotros nos dejo este país de regalo. El que se fue y el que sigue acá, coinciden en la espectacularidad de cada rincón de la Pequeña Venecia, un verbo unísono en el que podemos reconocer que muchos buenos recuerdos de los venezolanos son en lugares tan equidistantes como la Gran Sabana, Mérida o Margarita, apartando tantísimos lugares de igual envergadura.
A esto sumadle el calor y cariño de su gente, los venezolanos y especialmente los de la provincia caen extraordinariamente bien completando un cuadro propio para dedicarlo netamente al turismo.
Nadie le quitaba lo bailado a Venezuela hasta que el gobierno cambió la música con la que todos los venezolanos nos entendíamos y nos aplico un mensaje que se vive en la calle con la normalidad con la que respiramos: Odiar es la mejor forma de imponerse y tras ello ideales absurdos y un inmenso barranco emocional donde solo huele a tristeza.
Tras el odio, el engaño, después el miedo y la forma de instaurar y mantener un régimen es armando a los tuyos y dándole cancha libre a la inseguridad. La ministra de comunicación explayándose en los viajes al exterior de líderes de oposición y cualquier mortal que venga a Venezuela tiene que incluir en su rueda de la fortuna la muerte. Así le pasó a Mónica y su esposo, así le tocó a decenas de miles de venezolanos en los últimos 15 años de la historia más oscura de Venezuela.
¿Quién le explica a la hija de 5 años de Mónica y Thomas esto? ¿Cómo le decimos a los jóvenes que no se vayan? ¿Cómo le decimos a la gente que quiere oportunidades reales que no se vayan? No nos cabe una lágrima más y a Venezuela solo le queda seguir llorando.
¿El mensaje de estas palabras? Tendremos que sacarlo entre todos, porque mientras sigamos bajo este imperio de muerte que gobierna Venezuela, parece que es mejor irse.
Dios de descanso eterno a esta pareja y a los tantos que les tocó el día menos pensado. Pero por sobre todo Dios bendiga a Venezuela para que verdaderamente nos pongamos a luchar contra esta maldad que se está haciendo una triste costumbre.