Revista Opinión

El Índice de Fragilidad de Estados

Publicado el 23 enero 2015 por Juan Juan Pérez Ventura @ElOrdenMundial

Fund for Peace es una institución educativa y de investigación, sin ánimo de lucro y no gubernamental que se dedica a “prevenir los conflictos violentos y promover una seguridad sostenible” a través de la investigación, la educación y la participación de la sociedad civil. Fund for Peace se centra en los problemas de los llamados Estados débiles y fallidos. Su objetivo es “crear herramientas prácticas y enfoques para la mitigación de conflictos” que sean útiles para aquellos que forman parte en el proceso de toma de decisiones. Esta institución con sede en Washington, es especialmente conocida por la elaboración de una publicación, editada anualmente y desde 2005, conocida como Índice de Fragilidad de Estados o Fragile States Index

El índice recoge desde 2013 información cerca de 178 países y sigue dos criterios para discernir qué países deben ser incluidos en el estudio y cuáles no:

  • Ser miembro de las Naciones Unidas
  • Existencia de una cantidad determinada de contenido e información disponible para los principales análisis

De esta forma, varios países cuyo estatus no es definitivo (como Taiwán o Kosovo) quedan excluidos hasta que su condición política y su pertenencia a las Naciones Unidas sean ratificadas definitivamente.

Una vez analizado y puntuado cada uno de los indicadores, se suman las puntuaciones y se obtiene un resultado final. Atendiendo a ese resultado, en el que a mayor puntuación, más fragilidad, se elabora una lista en la que el país más frágil ocupa el primer lugar y el menos frágil el último. Además se elabora un mapa cromático en la que se preestablece una escala de colores a la que a cada tono le corresponde una variable de puntuaciones, de manera que a cada país se le asigna un color conforme a la puntuación obtenida en el ranking. De esta manera, el mapa facilita la comprensión y el análisis del mapa, ayudando a estudiar cada país de forma particular y las diferentes regiones desde una perspectiva más amplia y global.

Para poder entrar en una plena reflexión y valoración de los resultados, primero es necesario realizar un ejercicio de abstracción y tratar de delimitar el objeto de estudio, establecer los límites del término. Definir por lo tanto qué se entiende por fragilidad de un Estado. Fund for Peace señala que los estados frágiles poseen una serie de características o atributos en común:

  • Pérdida del control físico del territorio o del monopolio del uso de la fuerza
  • Erosión de legitimidad de la autoridad de turno para llevar a cabo decisiones colectivas
  • Incapacidad de proporcionar servicios públicos básicos
  • Incapacidad de interaccionar con otros estados como miembro propio de la comunidad internacional
  • De esta forma, cada uno de los doce indicadores de los que se compone el índice hará referencia a cada una de estas características, facilitando así la numerización y clasificación del fenómeno para su posterior valoración.

Los indicadores se dividen en tres grandes bloques, cada uno de ellos con varios subapartados que a la vez recogen distintos conceptos y fenómenos:

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Fuente de los gráficos: fundforpeace.org

La fundación recuerda que cada una de las clasificaciones no predice cuándo los Estados pueden sufrir violencia o llegar al colapso, sino que miden su vulnerabilidad para experimentarlo. Sin embargo, el índice es un mero indicador, una guía que presenta límites al analizar la evolución de cada país. Un Estado que se encuentre en amarillo puede sufrir episodios de violencia e inestabilidad con mayor posibilidad que uno que ostenta el color naranja si presenta una tendencia evolutiva negativa, en el sentido de que las funciones y capacidades del Estado para proveer los servicios más básicos y fundamentales están fallando a mayor velocidad; del mismo modo que un Estado en naranja podría mostrar una tendencia positiva con respecto al pasado, lo que haría descender paulatinamente el riesgo de conflicto y violencia. 

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Fuente del mapa: fundforpeace.org 

MÁS INFORMACIÓN: ¿Qué significado tienen los colores? 

Dado que todos los aspectos contemplados puntúan en negativo, es decir, 0 sería la mejor puntuación obtenida en un indicador y 0,1 ya tendría repercusiones negativas puesto que sumaría puntos al resultado final (a más puntos, peor resultado); es necesario la fijación de un punto de referencia para valorar hasta qué grado es más o menos negativo dicho indicador. Si se toma como ejemplo el PIB per cápita, contemplado dentro de los indicadores económicos, resulta conflictivo elegir un punto de referencia, pues habría que tener en cuenta la diferencia de la renta entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo, la paridad de compra en cada país, etc. Distan mucho de sí las posibilidades que conllevan un PIB per cápita de 10.000 dólares en España que en Mauritania, por ejemplo. Lo mismo podría ocurrir con el desempleo, incluido en la misma lista que el PIB per cápita. No tiene las mismas repercusiones sociales un nivel de desempleo del 20% en España, en Alemania o en Sudán del Sur. 

MÁS INFORMACIÓN: Metodología para elaborar el Índice 

Frente a la concisión de determinadas estadísticas como la deuda externa, la migración per cápita, etc. se puede observar la presencia de términos que plantean una problemática a la hora de analizar la exactitud de los resultados pues conceptos como “tráfico de drogas” o “corrupción” constituyen realidades difícilmente cuantificables cuya contabilización se basa en estimaciones y no en datos oficiales. Por otro lado, no hay que olvidar la problemática que plantea la profundidad de algunos términos, como es el caso de “medio ambiente”, que se trata de un concepto sumamente amplio y que debido a la pluralidad de interpretaciones que abarca requiere de un estudio pormenorizado o, al menos y para este caso, clarificar qué aspectos y datos se tienen en cuenta para su elaboración. Algo similar a esta apreciación sucede con términos como “violencia étnica” que puede tener varias acepciones, dando lugar a numerosas realidades a tener en cuenta como los derechos recogidos en la Ley, el proceso de integración y aceptación social, la existencia de movimientos xenófobos o radicales, la violencia institucional, etc. Se trata en definitiva de conceptos sumamente complejos y abiertos a diferentes interpretaciones que, además, podrían confundirse unos con otros, puesto que la violencia étnica contiene elementos de discriminación (otro indicador incluido en el índice). Por lo tanto, es necesario plantearse acotar y definir estrictamente qué se entiende por “violencia comunitaria” o, ante la dificultad de abarcar tales conceptos, su sustitución por otros más básicos y específicos, dado que estamos ante fenómenos lo suficientemente complicados y amplios como para constituir un fenómeno de estudio por sí mismo. 

Cabe señalar también la connotación negativa que parecen poseer ciertos indicadores, como si su existencia implicara alguna repercusión perniciosa para el Estado o su sociedad. Por ejemplo, las protestas, que pueden ser vistas desde diferentes ópticas. Una huelga convocada por el descontento contra un Gobierno opresor de los derechos y libertades civiles no tiene las mismas implicaciones ni motivaciones que una manifestación a favor del matrimonio homosexual o en contra de una reforma política. Del mismo modo que la competición política no tiene por qué ser un hecho perjudicial para el Estado per se, la competitividad política puede ser síntoma de una democracia consolidada, abierta y plural.

INTERESANTE: Ranking de Estados 

El Índice de Fragilidad para España

Siguiendo un orden ascendente en que el primer puesto lo ocupa el país con mayor fragilidad y el último el de menor fragilidad, España ocupa el puesto 150 para el año 2014, encontrándose así en un puesto superior al de naciones como Italia o Argentina e inferior a todos los demás principales países europeos. Pasando a un análisis más minucioso, respecto al año 2013 la fragilidad ha disminuido 1.3 puntos, sin embargo, y pese a que desde el inicio de la crisis apenas ha variado su posición en la clasificación, se aprecia un paulatino pero constante aumento de la fragilidad desde el año 2006. Como principales causas de este fenómeno se podrían señalar la crisis económica, los altos índices de desempleo, el consiguiente aumento de la desigualdad y de la brecha social así como otros problemas de índole política interna como el independentismo catalán o el cese de la actividad armada de ETA (si bien este último factor se valora como elemento positivo). 

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Fuente del gráfico: fundforpeace.org 

De los doce indicadores principales, todos salvo tres de ellos se encuentran en una situación calificada de “excelente” o “buena”, siendo dos de ellos los que presentan una calificación de “débil”, Agravio del Grupo y Élites Divididas en Facciones, concretamente. El resurgimiento del “problema catalán”, el aumento de la desigualdad y la irrupción de nuevas fuerzas que rompen el orden establecido en el tablero político, pueden ser causa de ello.

Al analizar la posición de España en el ranking se observan dos hechos de trascendental calado. En primer lugar, nuestro país posee una puntuación situada dentro de un rango calificado como “estable”, por lo que a priori es una situación dentro de lo que cabría esperar. No obstante, el resultado puede ser más llamativo si observamos los países que mantienen una posición similar a la nuestra como Qatar, Costa Rica o los Emiratos Árabes Unidos; países que tradicionalmente no han sido considerados equiparables en materia económica y en derechos civiles y sociales a los de una democracia consolidada europea. Sin embargo, al observar la evolución de dichos países desde 2009 se aprecia una evolución constante en la disminución su puntuación final que contrasta marcadamente con la consolidación española hacia una tendencia negativa, fruto del impacto de la crisis económica y financiera y el desmantelamiento del sistema de bienestar.


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