Revista Cultura y Ocio

El Josco de Abelardo Díaz Alfaro

Publicado el 09 septiembre 2018 por Nerysantosgomez

El Josco de Abelardo Díaz Alfaro:

Abelardo Días nació en Puerto Rico (1919-1999). Como trabajador social en las zonas rurales de Puerto Rico, en especial en el barrio Yaurel del barrio Arroyo, se inspiró para redactar muchos de sus cuentos. Con su colección de cuentos titulada Terrazo, se ganó el premio de la sociedad de Periodistas Universitarios de Río Piedras y más adelante inspiró la película “Cuentos para despertar” por Luis Molina Casanova.

Su cuento “El josco” es un cuento criollista al rescatar la jerga del campesino Puertorriqueño. Es la historia de un toro llamado Josco y de su cuidador, Manuel el jincho que lo idolatra y quiere como un hijo. Es un cuento trágico.

Según el diccionario las definiciones de hosco (que seguramente es el josco del nombre del toro solo que se aspira la h y se pronuncia la j) son las siguientes:

(Del lat. fuscus, oscuro).

1. adj. Dicho del color moreno: Muy oscuro, como suele ser el de los indios y mulatos.

2. adj. Ceñudo, áspero e intratable.

3. adj. Dicho del tiempo, de un lugar o de un ambiente: Poco acogedor, desagradable, amenazador.

Obviamente, se refiere a un toro oscuro del mismo color que la raza del jíbaro y con el mismo carácter. Se puede leer el texto interpretado desde la perspectiva de que el Josco es un hombre de la isla o el pueblo de Puerto Rico.

En el cuento se usa además del lenguaje del jíbaro (por ejemplo: “se esnuco” o “toro como ese denguno”) un lenguaje literario muy bello. Hay personificación por

ejemplo: “Las estrellas clavaban sus banderillas de luz” usando un lenguaje del toreo. En toda la obra hay alusión a las corridas de toro y a la sangre derramada.

Es muy interesante el cuento, si leemos “entre lineas” y le adjudicamos un subtexto al cuento. El toro blanco representa obviamente al extranjero de otra raza. En el Josco aparece velada la simbología del puertorriqueño: peleador, hosco, huraño y fuerte. Manuel “el jincho” y el pueblo en general se identifican con él y lo prefieren al toro blanco recién llegado.

El conflicto estriba en que el toro blanco desplaza al josco en su papel de padrote y este derrotado tiene que someterse brevemente a ejercer un trabajo donde es dominado y desplazado como padrote. Trata de recuperar su puesto con la pelea, que gana, pero a pesar de eso ya no será el “padrote”. El Josco termina suicidándose porque no acepta su nuevo papel. Si analizamos el cuento con otra perspectiva podríamos asociarlo con la dominación extranjera en el pueblo puertorriqueño.

Al leer este cuento me trasladé mentalmente al cuento de mi autoría: “Criadillas” que aparece en mi libro Hilandera de tramas porque el texto trata el tema de un toro que es querido y que luego es vendido para la lidia del toreo. Aunque ambos cuentos tocan temas diferentes, el tema del toro y el entorno taurino coexisten en ambas narraciones.


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