Revista Cultura y Ocio

El juego

Publicado el 02 octubre 2010 por Zeuxis

EL JUEGO

Durmamos, como bajo aquella lejana lámpara, confundidos, por haber hablado tanto, escuchado tanto, penado tanto, jugado tanto.

Samuel Beckett.

Hoy se me ocurre que podríamos jugar, que de pronto, tú te me metes entre las palabras e intentas saber si en verdad he vivido o si sólo he soñado, si de verdadfui humano como tú y lloré o grité por amor o por odio en una cama o en una taberna repleta de botellas despicadas.

Pero no será necesario hacer eso, porque yo ya lo he imaginado. Lo mejor es que empiece a preguntarte, a auscultarte, a diseccionarte como si ya estuvieras muerto y entonces yo tuviera de pronto que develar tus más íntimos pecados. Acaso este juego no puede ser el mejor posible, te invito a mi juego, a mi dulce disección, a mi autopsia y tu eres el muerto, el muerto que fatiga el vacío y la pesadez de un cuerpo que ya no produce ternura sino asco.

Por tu hedor puedo decir que fuiste humano (tengo que decirlo no vaya a ser que de pronto el que lea esto sea un marciano) y que tus gestos tuvieron que ver mucho con la repugnancia. Que más de una vez te emborrachaste y vomitaste y que una que otra vez sentiste una nausea cercana al desmayo o al mareo. Tus piernas me dicen que te han engañado muchas veces y que seguirán con sus engaños, nunca estarán pegadas a tu cráneo y por lo que a mi respecta ellas fueron la culpables de no haber podido llegar nunca a tus metas.

Si miras así es porque te sientes confundido, estas expectante de lo que pueda llegar a saber sobre ti o en el caso más confuso sobre ambos. Por eso mismo tus ojos me dicen que has visto pocas cosas, que te has vuelto cotidiano, que la lectura del mundo no es la misma que has podido crear en tus sueños o ilusiones y que a veces quisieras estar ciego para no tener que aguantar la pobreza, la muerte, la infelicidad y tantas otras cosas que hacen parte de la vida.

Tus labios están cerrados ahora, pero han murmurado y seguirán haciéndolo, no descuides, ten presente que ellos son los que han hecho posible tu identidad como cosa más allá de huesos y de carne, como masa henchida con aire y con sangrecon pulmones y con entrañas. Esa boca ha besado hasta en los sueños, ha besado y ha gritado blasfemias, ofensas, pero hay una cosa oculta. Hay entre la comisura delgada de los labios un hecho que aniquila tus expectativas de ganarte el paraíso y no es un pecado, es un olvido, has olvidado ser tú, te has hecho ellos, te has convertido en un algo que se deja llevar por la corriente y que solo protesta por cosas insensatas, que solo le protesta a los otros o al espejo pero que nunca se ha metido la cabeza entre el pulmón y las alas y se ha tanteado los huevos, como se tantean los hombres cuando se van a matar a cuchillazos.

Te ha faltado coraje en esos puños y aunque has peleado con ellos nunca te han servido para acariciar con desmedida. Los oídos por eso los tienes puestos como los de una lechuza o un murciélago por que eres un ser nocturno, clandestino, que le gusta escuchar cosas ajenas.

Eres como tus ojos que intentan confundirse conmigo, me leen, se encuentran, se enfadan, se incomodan y luego para volver a estar en paz y salvo con ese cuerpo podrido repleto de gusanos invisibles, se dicen a sí mismos mientras terminan de leerme; que farsa, y mientras terminas, no sabemos si fuiste tu quien posiblemente ideó todas estos artificios para decirte finalmente algo a tí mismo, algo que sólo podías decirte de manera indirecta o algo que sólo podías decirte crudamente, de frente, algo sólo posible cuando uno de verdad tiene huevos y antes de matarse a cuchillazos se convierte en el otro para poder hallarle el punto débil. Has leído todo, has dicho igualmente y no has perdido ni has ganado (yo no sé), pero este juego no termina. Y si deseas que se diga más, para poder leer unpoco más, pues ponte en la tarea y no me acoses. Ponte en guardia, hijo, porque lo que es hoy no sales vivo, por lo menos hasta que te saque las entrañas. Acuérdate, te dije que era un juego y aunque quieras terminarlo sabes que no, porque es de ti de quien yo hablo.


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