El jugador del Lira, Álvaro Romero agrade a un árbitro de 17 años

Rubén Reborido Rodríguez, de 17 años y con dos temporadas de experiencia en el arbitraje, fue agredido el domingo en el partido de Segunda Autonómica entre el Muxía y el Lira. Él mismo lo reflejó en el acta del encuentro: «A raíz de la última expulsión, el jugador con dorsal número 10, Álvaro Romero Lago, del Lira, me pedía explicaciones por la expulsión, y al mismo tiempo me daba empujones. Yo cogí y me dirigí hacia otro lugar del campo para tomar distancias, él mismo vino corriendo hacia mí y me pegó con los dos puños en mi cara, por lo que acabé el partido en el minuto 79, con el resultado de Muxía 2, Lira, 2». Para el colegiado, «lo ocurrido fue una sorpresa. No me esperaba nada así -explicó-. Después, los jugadores y los directivos del Muxía me protegieron, pero no pasó nada más».En el partido estaba Ruth, la madre de Rubén, que se alarmó ante los acontecimientos: «Fue todo muy rápido en la agresión. Realmente lo pasé mal cuando todo el mundo se fue para la caseta de mi hijo, entonces pensé en lo peor. Le llamé por teléfono -añade- y me tranquilizó diciéndome que no pasaba nada». La madre del joven trasladó a Rubén hasta Agualada (Coristanco), localidad en la que residen. Fue allí donde su padre, Manuel Reborido, que también ejerció de árbitro durante muchos años, decidió trasladarlo al hospital Teresa Herrera de A Coruña. Rubén señaló: «Tengo como un pitido en el oído derecho a causa del puñetazo, y el ojo me lagrimea, y tengo cita para acudir al otorrino el jueves, que me dirá cómo estoy».El agresor será dado de baja La directiva del Lira lamenta la actuación de su jugador. José Figueiras, vicepresidente del equipo, que estuvo en el campo de Muxía, comentó: «En primer lugar decidimos apartar a Álvaro del equipo y, finalmente, optamos por dar de baja su ficha en la Federación». Este directivo mostró su repulsa por los incidentes. Figueiras habló ayer sobre cómo sucedió todo: «El jugador, que tiene 19 años, se dirigió al colegiado para decirle que el castigo era excesivo y en ese momento, el árbitro, que se marchaba para la caseta, le llamó payasete. Nuestro jugador lo agredió, le dio una torta». Cuando se percataron de la agresión, Figueiras y otros compañeros se abalanzaron sobre el jugador para separarlo. Reconoce el directivo del Lira que sus propios compañeros recriminaron a Álvaro por su «lamentable» actuación y calificaron el acto de vergonzoso. LA VOZ DE GALICIA.