Revista África

El laberinto de la ausencia (24): Se busca milagro

Por Chemacaballero

“Esto, amigo mío, my friend, es África. Así que relájate. Fíjate en mí. ¿Sabes por qué me paso el día subido en una nube? Para olvidar, mon ami. Tenemos riqueza. Tenemos políticos que sólo piensan en robar. ¿Y nosotros qué podemos hacer? Fumar. Fumar para olvidar toda esta mierda.

Sango Lohenzola, el Emperador, ha empezado a liar su tercer canuto de la mañana. Marihuana africana. Pura dinamita. Estamos sentados bajo la sombra de un mango gigante. Sango, Aidah y yo. Aidah ha ido a por unas cervezas que bebemos calientes, quizás estén a más de cuarenta grados. Aquí no hay electricidad. Ni siquiera existe un comerciante que disponga de un pequeño generador, y si lo tuviera, probablemente no lo utilizaría por falta de gasolina”.

Así comienza el primer capítulo (Atomic music, una gira por Sur Sudán) de uno de los mejores libros escritos en castellano sobre África, que se titula, justamente “Áfricas, cosas que pasan no tan lejos”, de Bru Rovira. Ahora que con el verano hay más tiempo es obligatorio leerlo, para aquellos que no lo han hecho todavía.

EL LABERINTO DE LA AUSENCIA (24): SE BUSCA MILAGRO.

Traigo este libro a colación porque el próximo sábado, 9 de julio, Sudán del Sur alcanzará su independencia, constituyéndose, así, en el país 193 de Naciones Unidas.

El nuevo estado no deja de ser una creación de los Estados Unidos y China que, prácticamente, controlan toda su producción de petróleo. Porque Sudán del Sur es un país muy rico en oro negro.

El camino hasta aquí no ha sido fácil: 30 años de guerra contra el gobierno de Jartum que terminaron en los Acuerdos de  Paz de 2005, los cuales facilitaron el referéndum celebrado el 23 de enero pasado en el que el 99% de los votantes optaron por la independencia. Pero no olvidemos que si Sudán del Sur no tuviera petróleo y el gobierno de Jartum no fuera un régimen islamista que pone zancadillas a los países occidentales, posiblemente la guerra todavía continuaría.

El nuevo país que nace dentro de pocos días solo tiene 20 kilómetros de carretera asfaltadas y un 90% de su población es analfabeta. Un tercio de los funcionarios del nuevo gobierno ni siquiera han terminado los estudios primarios y muchas oficinas están vacías por falta de personal.

La capital de Sudán del Sur será Juba, la ciudad más importante, a orillas del Nilo blanco. Pero todo indica que se construirá una nueva urbe, moderna y elegante, en mitad de la nada, para que sea el centro burocrático del país. Una especulación urbanística en la que las constructoras chinas coparían la mayoría de los contratos.

También son muchas las compañías extranjeras que se han preocupado por acaparar tierras para proyectos agrícolas y biocombustibles, como sucede en tantos otros países de África.

Pero lo que realmente importa  en Sudán del Sur son los contratos de petróleo. Antes de constituirse el gobierno y de que nazca el nuevo país ya están concedidos, como siempre, pasando por encima de los derechos tradicionales de propiedad de las distintas etnias que conforman el nuevo estado.

EL LABERINTO DE LA AUSENCIA (24): SE BUSCA MILAGRO.

Le deseo suerte a Sudán del Sur, pero en mitad de África, sin salida al mar, con las fronteras todavía sin delimitar, lo que auspicia nuevos conflictos con Jartum, y en manos de gobiernos y compañías extranjeras, haría falta un gran milagro, de esos que en nuestros días ya no suceden, para que la cosa funcionase de verdad.

Quiero terminar esta entrada con algo de música de Sudán del Sur pero no conozco nada. Buscando he encontrado a K2K con una canción llamada Anguna y que resulta pegadiza, así nos unimos a este momento de fiesta, y de esperanza, que se vive en el nuevo país.


Volver a la Portada de Logo Paperblog