Revista Viajes

El lado consciente de los viajes

Por Pilag6 @pilag6
El lado consciente de los viajes

Doler, duele. Uno se va, y no sabe cuándo va a volver (si es que vuelve); y cuando llega (si es que llega) no sabe si va a encontrar un trabajo. Si va a encontrar una casa. Amigos. Un amor.

Uno se va y deja. Abandona todo. Proyectos, vida. Conexiones. Personas.

Uno se va y se arriesga. Elige y pierde. Pierde la oportunidad de sentir la humedad del vapor que sale del mate en las mañanas. Pierde la sensación del aroma ahumado de los domingos de asado. Pierde la oportunidad de escuchar el: " ¿cómo está tu mamá?, hace mucho que no la veo".

Uno pierde y es consciente. Pierde y lo hace a sabiendas.

Uno se convierte. En la chica que viaja. La que escribe. La que trabaja limpiando cuartos de hotel. Uno se transforma en fotos. En paisajes. En una cuenta de red social. En una imagen. En una persona que hace lo que quiere. Que vive con poco, pero nadie se explica cómo hace para viajar tanto si apenas trabaja. Uno cambia. Se trasforma. En un camino. En un puñado de experiencias. En un puñado de personas.

Doler, duele. Despedirse sin saber si te voy a volver a ver. Y si te encuentro después, ¿será lo mismo? Si vos no vas a estar diferente. Y si lo estas (seguro que ya lo estas, diferente) ya no va a existir esa conexión que nos une. Ya no va a ser lo mismo. Ya no lo es.

Viajar duele en los bolsillos. Duele en los trámites, duele en las fronteras. Duele en la falta de entendimiento. Del local, del extranjero. De uno mismo.

Para viajar tuve que aprender a disfrutar del sufrimiento. De ser consciente que cada día que me quedo. Que cada día detenido, es un día perdido. Un día menos.

Para viajar hay que ser consciente que si no lo hacemos hoy, no lo haremos nunca.

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