Revista Cultura y Ocio

El lector, de Bernhard Schlink, una historia de amor tras la que se esconden los horrores de la alem

Publicado el 30 marzo 2014 por Hogaradas @hogaradas

Por Hogaradas
żDebemos sentirnos culpables por las acciones cometidas en el pasado por quien tanto hemos amado? żDebemos pagar de alguna manera por el mero hecho de enamorarnos quizás de la persona equivocada? żEs posible que la ausencia de un simple gesto nos haga vivir atormentados por lo que hubiera podido suceder de haberlo llevado a cabo? żDebemos sentir culpabilidad por la ausencia total de sentimientos pasados los ańos?

El lector, de Bernhard Schlink, una historia de amor tras la que se esconden los horrores de la alem

Michael y Hanna, Hanna y Michal, dos amantes que se descubren sus nombres tiempo después de haber comenzado sus encuentros. Un adolescente y una mujer madura que viven una peculiar e intensa historia de amor que finaliza de repente con la desaparición de Hanna.
Ninguno de los dos sabe que el destino les depara otro encuentro más, ańos más tarde, cuando él, estudiante de derecho asiste al juicio contra un grupo de guardianas de los campos de exterminio nazis. Una de ellas, es Hanna, y allí en la sala, viendo su cabeza, su nuca, sus hombros, y contemplando a veces aquel pequeńo lunar que tantas veces había besado tiempo atrás, Michael descubre la verdadera cara de quien creía conocer así, y no estaba en lo cierto.
Y así día tras día sin perderse ni uno solo del juicio, Michael descubre el secreto mejor guardado de Hanna, ese que prefiere no descubrir a pesar de que ello la lleve a la cárcel.
El desenlace llega con un tercer encuentro, pasados ya muchos ańos, y el lector que en su día fue vuelve a deleitar a quien entonces era su amada con el sonido de su voz y la palabra escrita.
Bernhard Schlink nos descubre cómo vive una generación de alemanes un pasado de horrores que les persigue como si de una sombra se tratara, debatiéndose entre intentar buscar explicaciones y culpables o dejar que la historia siga su curso.
Una historia de amor, de dolor, de miedos, de culpabilidades y de dudas.
Schlink consigue además contarnos mucho en poco tiempo, sin perderse en aderezos que lo único que logran a veces es llevarnos por otros derroteros y apartarnos de la historia principal. Su relato resulta claro, explícito, pero a la vez conciso, algo en muchos casos de agradecer.
Una vez que comienzas su lectura es difícil dejarlo escapar, y cuando te vas acercando al final os aseguro que el tiempo se para ante el ansia de saber qué nueva sorpresa les depara el destino a los protagonistas.


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