Revista En Femenino

El lento, el rápido y la psicomotricidad

Por Almapau @princesas_os
El lento, el rápido y la psicomotricidad

Había un niño lento y otro demasiado movido.
Nada más llegar ya le habían dado el "parte" ,las odiosas etiquetas que tanto temía, vaya comienzo!
Esto no era lo que había soñado de la enseñanza, él que se jactaba de que se iba a dedicar a lo que más amaba...
Su primera clase, 25 niños de 6 años, su primer reto.
En cada clase suele haber varios... Esos niños incomprendidos y agotadores, algunos por exceso de energía otros por la falta de ella...
Uno era el lento, Arnau, un niño tímido, sin prisas, que con ojos hambrientos masticaba la vida despacio, despacio.
Siempre fue normal pero de escuchar y ver como le marcaban con su sempiterna lentitud fue perdiendo seguridad y autoestima, y sí, se hizo lento, porque cada paso era terrorífico, el miedo a la crítica, al error...
No perdió capacidad alguna, ni de aprendizaje.
Simplemente perdió la predisposición a intentarlo por miedo a hacerlo mal. Y a más miedo, menos prisa...
6 años. Y una mochila cargada de inseguridades y fantasmas...

También tenía un rápido, o hiperactivo como les gustaba llamarle, Julio.
Tenía problemas para relajarse y estar tranquilo y atento.
No conocía modo alguno de concentrarse, así que se aburría fácilmente, perdía el hilo y no aprendía.
No controlaba su cuerpo, y saltaba, corría, gritaba... de modo caótico.
El mundo se le quedaba pequeño...

Cuando decidió dedicarse a la enseñanza, no sabía que tendría que luchar no sólo con los tropiezos y barreras que la vida pone delante de algunos niños, sino también con los que les ponemos los adultos. Su rama era la educación física y cuando ya había ,casi, finalizado la carrera se enamoró de la psicomotricidad, y es una historia de amor duradera...
La sala de psicomotricidad para muchos niños es una segunda oportunidad de poder sentir aquel placer inconsciente y arcaico que sentían (en la medida de cada niño) cuando eran recién nacidos.
Descubrimiento, tacto, espacio. Algunos niños estos primeros años de vida dependiendo de muchos factores, han podido ser momentos de poco placer, poca seguridad y poco sentimiento de estima.
La sala para muchos es una segunda oportunidad para sentir. O para aquellos que lo sintieron poder ofrecerles otra vez este espacio de crecimiento y mejorar su relación con el entorno.
Aprender de nuevo a relacionarse con el mundo mediante el movimiento y las sensaciones.

Decidió que no se rendiría el primer día, decidió que su niño lento y su niño rápido tendrían nombre... Y nunca serían apellidados por etiqueta alguna.
Trabajó con Arnau el juego individual, y en grupo le daba herramientas para su autoestima, protagonismo y espacio para poder expresarse sin miedo al fracaso o a la crítica, espacio para su aprendizaje, a su paso.
Aprendiendo a liderar su vida y a relacionarse con el entorno con seguridad.
También trabajó mano a mano con los padres proporcionándoles herramientas para apreciar, valorar y acompañar a su hijo.

Julio, era distinto y necesitaba un lugar donde todas las emociones que tenía en si mismo, pudiesen salir y airearse.
Limpiarse por dentro, soltarse...
Pudo destruir, saltar, caer, jugar, destrozar... Para después poder empezar a construirse tanto interior como exteriormente.
También le enseñó a relajarse y a utilizar el ejercicio para quemar todas las energías que llevaba dentro.
Su inquietud constante se redujo bastante. Comenzó a concentrarse y donde antes había una falta total de atención, ahora había un niño que se divertía escuchando y aprendiendo.
Disfrutando de manera inconsciente y natural de su autocontrol...

Su especialidad, la psicomotricidad relacional sirve para que consigan crecer e ir perdiendo esa posible inseguridad.
Todo mediante el juego, la expresión y la compañía de un adulto donde puedan sentirse como un apoyo para generar sinergias positivas
Un espacio donde soltar lastre y crecer en amor propio...

He tenido el enorme placer de conocer a Augusto Barceló, un maravilloso educador de vocación.
Y he tenido la suerte de entender qué es eso que hace mi hijo en el colegio, y que yo consideraba que era la educación física de antaño.
¿ Qué es la Psicomotricidad? La Psicomotricidad es mucho más que un juego.

Un espacio de Psicomotricidad Relacional se centra en la parte más psicológica (Psique) y motriz (Motricidad, movimiento) de la persona.
Se estimulan las emociones, la autoestima, la seguridad personal, la relación, la imaginación, el razonamiento, los límites, la confianza, el diálogo, las habilidades cognitivas... Dentro de la parte más psíquica de la infancia.
También se estimulan todas las habilidades corporales, el equilibrio, el movimiento tanto libre como espontáneo y sobre todo el placer del cuerpo.
El cuerpo es pura expresión y la Psicomotricidad estudia, acompaña y dialoga con ese cuerpo.
Se realiza entre los 18 meses hasta los 12años, mas o menos, dependiendo de cada individuo y momento de la vida de cada uno.

Las herramientas de la Psicomotricidad? El placer de jugar en movimiento. Con el propio cuerpo.
Un niño que juega feliz tiene todas las cartas para que su crecimiento sea siempre positivo.
Hay que darle un espacio de expresión para que todo aquello que quiera crear, descubrir o hacer lo pueda realizar dentro de un marco seguro, donde es escuchado y donde haya un beneficio para su crecimiento y desarrollo.
En un espacio Psicomotriz todos estos conceptos se juntan para dotar a la infancia de experiencias positivas que les reafirman, ayudan a ser libres y felices.

Se pueden utilizar en un sentido de estimulación sensorial para todos los niños como también un espacio de terapia para poder equilibrar aquellos conceptos que puedan crear alguna dificultad en la persona tanto de relación como de expresión.
Y eso hacen en el centro de Augusto, emprendedores totales, además en los tiempos que corren y con el firme propósito de seguir trabajando por una infancia feliz.

A mi me han conquistado!

Y en su centro os ofrecen una sesión gratuita para que lo probéis. Barcelonesas, es una oportunidad!

El espacio de Augusto Barceló se llama Cèntric y podréis encontrar además un espacio respetuoso donde encontrareis soporte pedagógico, psicológico, y terapias. Refuerzos para estudiantes y hasta talleres para embarazadas, masaje infantil y un largo etcétera todo ello enmarcado en el respeto, amor y comprensión a la infancia. En el centro de Barcelona.
Os invito a conocerlo. Y a sorprenderos!

El lento, el rápido y la psicomotricidad

Carrer Balmes, 13, principal.
08007 Barcelona

Tel. 665 60 14 95

[email protected]
www.centricbcn.es


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