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El Leviatán

Publicado el 03 marzo 2015 por Icíar

Hasta ahora, me encontraba entre los que relacionaba el nombre de el Leviatán con la imagen de lo demoníaco, sin embargo, en este breve relato de apenas 40 páginas, el Leviatán al que se refiere Roth es otra cosa. Se refiere a una especie de dios marino creado por Yavhé, y que serpentea en las profundas aguas " primitivas" para cuidar a las valiosas criaturas que allí habitan. Entre estas bellas criaturas se encuentran los corales.

Este relato nos describe con una exquisita escritura una especie de parábola. En ella aparece un judío de 45 años de los no-asimilados que vive en una pequeñita ciudad de Rusia de principios de siglo XX.

Allí como muchos de los suyos llevaba una vida ordenada, tranquila y apacible entre rezos y un trabajo que alimentaba su espíritu, porque es que este individuo era un comerciante muy especial.

Comerciaba con los corales, que eran para él más que mera mercancía. Para él eran como le sucediera al Leviatán de aguas profundas, unas amadas criaturitas que él encontraba nacidas para ser las bellas joyas que traerían buenos augurios a aquellos que se los compraban.

Era por esta razón el comerciante Nissen Piczenik, un hombre muy querido en su comunidad.

¡Pero! este Nissen Piczenik, como si fuese el Leviatán de Yavhé, es decir, ese " animal precioso y raro, acostumbrado a vivir en el fondo del mar, sube a la superficie, por razones desconocidas", ¡" Eran las primeras vacaciones en la vida de Nissen Piczenik"! y en esta contemplación de lo que existe en la superficie, alejado de las corrientes profundas del océano, es tentado por las nuevas corrientes de la modernidad que traen nuevos materiales y promesas de rentabilidad que hará que el comerciante de corales se traicione a sí mismo y a sus preciosos corales vivos, al mezclarlos con corales falsos mucho más baratos de conseguir y por tanto, rentables. El resplandor y facilidad de lo artificial va a poder, por un tiempo, con nuestro comerciante, y ya nada volverá a ser lo mismo, ni para él ni para su comunidad ...

  1. Me ha parecido entender en esta especie de parábola, que el mar profundo y primitivo donde habita el Leviatán, podría significar el trabajo que se contempla como una actividad creadora que no traiciona la naturaleza profunda del que lo efectúa, en el sentido de que el trabajo no tiene como único objeto la obtención de la ganancia, sino también la obtención de una satisfacción acorde a la naturaleza del individuo, siendo la ganancia una consecuencia del trabajo bien hecho, pero no un fin en sí mismo.
    Es muy bonito cómo describe esto el escritor. Describe a un comerciante de corales, en el que incluso su físico y pelo pelirrojo recuerda a una de estas algas marinas, y cuya lugar de trabajo tanto recordaba al fondo del mar donde se encuentran los corales, y por el que siente la nostalgia del que ama el mundo de donde proceden.
  2. Cuando el comerciante sale a la superficie de este bello mundo interior que es descrito, es como si el Leviatán saliera y se olvidara de sus corales y los traicionara al dejarse tentar por el demonio que pudieran ser los nuevos tiempos con su técnica y nuevos materiales que imitan de forma artificial a los corales. Es el triunfo de lo fácil, ya no hay que ir al fondo del mar a coger los corales. Es el triunfo de lo inauténtico. Ahora, el amor por el trabajo desaparece, y sólo queda la ganancia esperada. Un mundo nuevo moderno que se mueve en lo superficial y que todo lo corrompe. Y como el mundo de las aguas profundas ya no interesa a nadie, porque la vida ya no depende de ellas, porque a nadie interesaba ya, ni deseaba que siguiera con vida, por eso también ese mundo viejo moriría.
  3. Todo este mundo moderno que asalta el mundo que ya aparece como algo viejo destinado a desaparecer, es algo que he visto en otras novelas de Joseph Roth. En una de sus novelas "La cripta de los capuchinos", por ejemplo, ya hablaba del cambio estético de la sociedad, allí se decía ... "esas cosas horribles hechas ahora con materiales sin valor" porque "mal está cuando se engaña, pero hacer del engaño un mérito ...."
  4. El alcohol, como no puede ser de otra forma, también se encuentra muy presente, jajaja tanto cuando el comerciante de corales era fiel a sí mismo y a sus corales, como cuando no. En el primer caso porque .... no puede haber "auténtica compra sin un trago" con el que obsequiar a sus visitantes compradores; y en el segundo caso, se entiende que para sobrellevar la triste situación, los grados también necesitan que se les haga su hueco.
  5. SPOILER : muy bonito el final. El último viaje de este comerciante en un barco que naufraga, y así el comerciante de corales "volvió a casa con sus corales, en el fondo del océano, donde se retuerce el poderoso Leviatán. Descanse allí en paz junto al Leviatán hasta la venida del Mesías".
    Este final me ha parecido más que una caída definitiva e inevitable del personaje en su deterioro, una forma de volver a lo que antes fuera, antes de dejarse arrastrar por la superficialidad de los tiempos modernos, aunque la única forma de hacerlo fuera abandonar esta vida a la que no quiere pertenecer, la modernidad que engulle lo antiguo, y que en su avance ya no da valor a lo que en realidad seguía teniendo valor para él y que, sin embargo, es algo muerto para el resto.
  6. El Leviatán, es un relato que iba a formar parte de una serie de relatos que en su conjunto iba a titularse "los falsos corales". Se publicó en 1940, aunque parece que al final solo quedó este relato.
  7. La pequeña ciudad de Rusia de este relato es Progrody, ignoro si existe fuera de la historia.

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