El libro del sepulturero, de Oliver Pötzsch

T.O.: Das Buch des Totengräbers, 2021

Traducción: Héctor Piquer Minguijón

En la Viena de 1893, Leopold von Herzfeldt, recién llegado inspector de policía, aplica la naciente criminología a la resolución de varios crímenes, acompañado de una telefonista y un sepulturero.

El libro del sepulturero es una novela de misterio típica y tópica que no tiene nada nuevo ni interesante que aportar. La ambientación de época o la descripción de las costumbres y adelantos de finales del XIX son un mero telón de fondo por el que se mueven personajes adelantados a su época, desde ese Leopold casi pionero en criminalística hasta Julia y lo que parece una forma de ser y comportarse demasiado moderna para 1893. Los personajes apenas difieren de cómo serían y se comportarían en la actualidad, y ni siquiera dotan de "exotismo" a la historia, ya se ha hecho antes en muchas novelas y varios géneros literarios. Destaca la descripción del Cementerio Central de Viena, donde transcurren varias escenas importantes.

Además del trío protagonista (Leopold, Julia y Augustin), solo tienen cierta entidad Anna, la niña rescatada por el sepulturero, y Andreas Jost, el único compañero que acepta al policía recién llegado y sus novedosos métodos. El resto de los "personajes" son meros nombres, al punto de que hay diversos cargos policiales difíciles de distinguir. Llama la atención que se extreme la maldad de los supuestos malos y la bondad de los supuestos buenos, así como que uno de los personajes, que se había comportado con normalidad durante toda la novela, se convierta de pronto en poco menos que un demente babeante incapaz de disimular su condición.

La historia comienza con un crimen que a los propios policías les recuerda los de Jack el Destripador en Londres solo cinco años antes, adornados con la parafernalia habitual de lo que parece algún tipo de ritual macabro con frase dramática incluida. Nada nuevo. Poco después se abren otras dos subtramas, de esas que se espera que al final confluyan en una sola, o que sirvan para despistar y que al final haya varios culpables que cuentan a los protagonistas todo lo que han hecho y sus motivos.

Aunque hay algo de investigación, en el sentido de recorrer Viena interrogando a varios posibles sospechosos, y tienen la suerte de que sucesivas coincidencias les guíen por el buen camino, da la impresión de que hay un salto abrupto entre la exposición de los hechos y que varios personajes se pongan a confesar: Uno de ellos llega incluso a reunir a los protagonistas con una testigo que les cuente más cosas, para propiciar que Leopold deduzca todo de pronto, en lugar de eliminarlos.

En resumen, El libro del sepulturero es una novela correctamente redactada (hay un par de erratas) entretenida solo a ratos, con una resolución torpe y convencional, que no aporta nada nuevo al género, se hace larga y, en algunos tramos, incluso aburrida. Para leer y olvidar.

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