Zwartboek (Paul Verhoeven, 2006. HOL / ALE / BEL & GB): esperadísimo y triunfal regreso, tras demasiados años apartado del (y de su atractivo) cine, de Paul Verhoeven, tras la superficial y mediocre, aunque entretenida, El hombre invisible (más toda una carrera anterior en Hollywood repleta de interés), filmada con capital enteramente norteamericano, decidiéndose aquí por un trabajo personal financiado con dinero procedente, mayoritariamente, de su Holanda natal. El cine del firmante de Starship troopers no ha perdido ni un ápice de su vigor y poder narrativo, narrando aquí la odisea de una joven cantante judía (la bella Carice van Houten) que se abrirá paso, por pura supervivencia, entre el ejército Nazi en la Holanda ocupada por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Espléndidamente fotografiado y con un ritmo adecuado pese a sus más de 140 minutos de duración, Verhoeven lega secuencias y escenas inolvidables como las que cierran el relato, con van Houten atornillando el ataúd del traidor holandés en un coche fúnebre, para después contemplar el paisaje mientras dicho personaje agoniza. Por otra parte, los matices con los cuales describe a la resistencia holandesa dan para pensar y mucho. Radicalmente excepcional.
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