Revista Cultura y Ocio

El lugar para leer

Por Mientrasleo @MientrasleoS

El lugar para leer

Mi mesilla


     Cada vez que alguien viene a mi casa, se sorprende de la ausencia aparente de libros en ella. Apenas un estante y una mesilla inventada a base de apilar libros, con una lámpara haciendo equilibrios un tanto precarios sobre ella. Un pequeño muro sin más soporte que una columna encajado junto a un armario y.. no hay más. No necesito colocarlos todos expuestos, no busco huecos para sumar estantes y así poder pasearme entre ellos, no. Los tengo en mi lugar secreto, o no tan secreto, que sólo han visto un puñado de personas. Allí sí que los libros campan a sus anchas, es su espacio. Ese en el que al entrar y darme cuenta de lo que tengo delante me hace temer el día que pase a herederos, que alguno habrá digo yo, y disponga de ellos a su antojo. Tal vez por eso los presto o los regalo, para que vivan su vida en otras manos y no se detengan entre cuatro paredes.
     Pero si hablamos de mi lectura actual, eso ya es otra historia. Cuando comienzo un libro se convierte en viajero inseparable que va de mesa en sofá y pasa por autobús, metro, brazo, bolso y casi cualquier otro lugar que os podáis imaginar. Ese libro no tiene un lugar propio porque tiene como propiedad a una persona que es la que lo está leyendo. Y no puedo separarme de él. Leo por la calle, en el transporte o cuando camino por el sitio de siempre cuyos baches y baldosas sueltas intuyo más que veo tras años de práctica y algún que otro tropiezo. Conoce mi banco favorito y también mi coche y pasa por la cocina mientras me preparo la cena y por el baño mientras me lavo los dientes. Cuando un libro me gusta, veo el mundo censurado en sus letras y durante gran parte del tiempo, tan sólo me asomo a una franja de cielo y otra de suelo para poder seguir asomada a su historia. Como si fuera una extensión de mis dedos que no me permite hacer cualquier otra cosa. Y me siento a tomar un café y bebo y leo, cualquier cosa casi es susceptible de ser realizada mientras uno continúa su lectura.
     Por eso me fijo en las casas cuando veo un libro posado en una mesa y me pregunto si es porque he interrumpido la lectura o porque queda en suspenso posada siempre en el mismo lugar. Gente que tiene un sitio exacto para poner las llaves y otro para la lectura en curso. Los hay que leen en papel en casa y fuera sólo en digital para no estropear la cubierta de lo que tienen entre manos. Pero siempre me ha intrigado. Porque si nos apasiona leer y los libros son considerados por muchos de nosotros como un tesoro, ¿cuál es el mejor lugar para tener algo en lo que deseas sumergirte a cada instante?  Y para mi, la respuesta es clara. El lugar perfecto, es justo al alcance de la mano.
     En mi casa no hay un sitio específico para poner un libro. Tampoco los tengo ordenados por autores o colores, ni siquiera por editoriales, países o géneros. Mi libro, el del momento, te lo puedes encontrar en cualquier parte, posiblemente en el suelo de mi rincón favorito que queda oculto de la vista de cualquiera y en el que me recojo a leer sin hacer ruido a cualquier hora. Y acaba siendo un libro con mundo, que conoce caras y gentes y transportes y parques y lluvias y bares. Que recibe miradas discretas e indiscretas, incluso alguna vez preguntan.
     Y vosotros, ¿tenéis un lugar fijo para posar el libro que estáis leyendo?
     Gracias.

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