Revista Opinión

El mal nombre de las cosas

Publicado el 15 julio 2013 por Miguelmerino

En España no hay cámara de gas – apunté -. Si mucho me apuras, ni gas tenemos en las barriadas suburbiales

El misterio de cripta embrujada, Eduardo Mendoza

De acuerdo, pueden llamarme asesino. Pero les advierto que no es correcto.

asesinar.

(De asesino).

1. tr. Matar a alguien con alevosía, ensañamiento o por una recompensa.

En primer lugar, no mato por matar, gratuitamente. Yo tengo un motivo para matar y desde luego, no me ensaño (el bigote se lo arranco una vez muertas). Quizás a ustedes, les parezca un motivo nimio. No conozco sus valores, por lo tanto, no opino. Hagan ustedes lo mismo en mi caso. Pero convengan conmigo, en que si tengo un motivo y no hay ensañamiento, no se me debería llamar asesino. En cuanto a la alevosía, pues sí, claro que sí.

alevosía.

(De alevoso).

1. f. Cautela para asegurar la comisión de un delito contra las personas, sin riesgo para el delincuente. Es circunstancia agravante de la responsabilidad criminal.

Claro que me cuido muy mucho de que me pillen. Asesino, a lo mejor, pero gilipollas, no.  En cuanto a la recompensa, sólo obtengo aquella recompensa moral de la satisfacción por las cosas bien hechas. Pero dudo mucho que el diccionario, en este caso, se refiera a este tipo de recompensa.

Lo de en serie, pues bueno, eso sí. He matado a varias mujeres de manera sucesiva y todas con la misma característica pilosa. Así que sí, se pueden considerar una serie:

serie.

(Del lat. serĭes).

1. f. Conjunto de cosas que se suceden unas a otras y que están relacionadas entre sí.

Es evidente que todas esas muertes han ocurrido de manera sucesiva y que están relacionadas entre sí. Su relación es el bigote y yo mismo, por lo que sería absurdo negarlo.

Por lo tanto, veamos. Mato a gente y lo hago en serie, pero no soy un asesino. Podrían llamarme “Matador en serie”. Por supuesto que no suena tan contundente, pero solamente porque ustedes se han pasado la vida hablando mal.

El asesino del bigote, como me llaman en algún periodicucho,  contiene dos errores. Como ya he demostrado, no soy asesino. Pero es que además, no tengo bigote. Todos los que me ven a diario saben que no uso bigote. Claro, que no saben que soy yo el que mato a esas mujeres. Lo del bigote lo dicen porque a todas se lo arranco, pero ya he dicho que después de muertas. No me gusta hacer sufrir innecesariamente. Y no salgo por ahí con la pulsión de matar, buscando desesperadamente una víctima. En absoluto. Pero en cuanto veo a una mujer con bigote, no me puedo contener. Lo siento.

Creo que el origen está en este cuadro:

autorretrato Frida


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