Revista Deportes

El Málaga más grandioso

Por Chico_f32

El Málaga más grandioso (0-3)
Ya se han acabado los calificativos con los que se elogiaba al equipo de Pellegrini. El Málaga ya no borda el fútbol. No triangula como nadie. No tiene individualidades que deciden. No dispone de un sistema defensivo implacable y solidario. Ni tampoco cuenta con uno de los mejores entrenadores del mundo. No, es mucho más que eso. El Málaga ya es un 'grande'. Es un equipo sólido, trabajador, con oficio, calidad, ambición y mucho futuro que tiene muy claro cómo juega y cuáles son sus objetivos en una campo de fútbol. En realidad, es una pasada. Lo de ayer en Bruselas fue histórico y grandioso. Goleó al Anderlecht en su casa en un encuentro de Champions magistral, inteligente y espectacular. Liderado en eficacia por un Eliseu sin límites, sumó tres puntos más para continuar al frente de su grupo en la Liga de Campeones. No tuvo lagunas ni carencias en ningún momento, sino que buscó de una forma directa el triunfo desde el primer instante. El más de medio millar de seguidores malaguistas que estuvieron en las gradas disfrutaron como nunca de un equipo que crece cada semana, y ya está codeándose con los mejores clubes de Europa. Pellegrini está llevando al equipo blanquiazul a una gloria inesperada en el mundo del fútbol. Dispone de grandes jugadores, pero el éxito malaguista no es individual, sino colectivo. El entrenador es quizás la pieza clave de la portentosa trayectoria de un Málaga que sigue sin flaquear. No parece que se trate de una racha ocasional, sino que la progresión no cesa. La actuación de ayer y la del choque ante el Zenit no solo supusieron dos victorias memorables, sino que también dejaron en evidencia a dos grandes equipos europeos y a otras formas de trabajar. Además, el Málaga suma los puntos de tres en tres, igual que los goles. La presencia de Sergio Sánchez en el once titular fue posiblemente la gran sorpresa en el arranque del choque. Sí estaba previsto que Iturra ocupara la plaza de Portillo para darle más consistencia al centro del campo lejos de La Rosaleda, pero quizás pareció menos probable que Gámez se quedara en el banquillo. El técnico comenzó, de esta forma, con las rotaciones ya conocidas en el lateral derecho la pasada temporada. Pellegrini utilizó a un once de los habituales fuera de casa, sin renunciar a su manantial ofensivo. Y funcionó bien desde el comienzo, salvo en algunas acciones puntuales en las que el centro del campo malaguista no pudo frenar la creación del juego local (en los minutos de tanteo, nada más arrancar el choque). A Iturra le costó entrar en juego y disponer de confianza, pero tardó muy poco y desde entonces el funcionamiento del equipo malaguista fue el habitual: una sinfonía. Al principio gozó de mayor intensidad el Anderlecht, pero ni siquiera se aproximaba con peligro a la meta de Caballero. Kanu era el único que desequilibraba algo 'entre líneas', pero las ocasiones comenzaron a llegar para el equipo blanquiazul muy pronto. Eliseu fue el primero que probó fortuna con peligro, pero también se animó Iturra. Ambos dispararon fuera desde lejos. Superioridad absoluta La superioridad ofensiva blanquiazul era insultante. El juego de toque y combinativo se volvían cada vez más verticales y la zaga local se veía impotente para atender a todos los frentes. Aunque la suerte no acompañó a los malaguistas. Joaquín falló en dos ocasiones (en la segunda estaba solo tras un pase de Saviola). Era un agobio para el conjunto belga. Demichelis estuvo a punto de marcar, igual que Isco. Habría que esperar solo unos minutos más para observar la primera obra de arte de noche, que no acabó en gol: espectacular acción de estrategia entre Eliseu y Joaquín tras una falta para que se quedara solo Saviola, pero el argentino falló. Esto es poco habitual. Y lo mejor estaba por llegar. En la prolongación del primer periodo se produjo un córner a favor del Málaga que se resolvió con un rechace que empalmó sin compasión el malaguista Eliseu. Lanzó un auténtico misil que entró en la portería sin que Proto pudiera ni pestañear. Otra obra de arte. La variedad del equipo blanquiazul se convierte en un martirio para sus rivales. Enmudeció el estadio, salvo la esquina malaguista, como no podía ser menos. Pero solo era el aperitivo de una noche memorable. Tras el único disparo del Anderlecht sobre la meta de Caballero, el ya grandioso Málaga aniquiló al histórico Anderlecht. Gran pase de Camacho al que llegó Monreal, que entró en el área y fue objeto de penalti. Joaquín lo convirtió. Impresionante. Los jugadores malaguistas bordaban el fútbol y, a la vez, sentenciaban el partido. Pero la orquesta seguía afinada y no hubo que esperar mucho para que el magistral Eliseu pusiera la guinda con el tercer tanto, en este caso más técnico, pero igualmente escalofriante: robo de Iturra y pase a Isco, que profundizó en diagonal para que entrara Eliseu solo. Encaró al portero y le hizo una vaselina. Otra vez increíble. A partir de ahí se acabó la historia. El Anderlecht atacaba y dispuso de alguna oportunidad, pero el partido ya se había roto. El Málaga ya asusta. Y el domingo, el Atlético.
Árbitro: Viktor Kassai (Hungría). Excelente labor. Amonestó a Gillet, Kouyaté, Mbokani, Demichelis, Wasilewski, Sergio Sánchez e Iturra. Goles: 0-1, minuto 46 de la primera parte: Impresionante disparo de Eliseu desde más de 25 metros que entró sin que Proto pudiera hacer nada. 0-2, minuto 56: Joaquín transforma un penalti realizado sobre Monreal. 0-3, minuto 64: Eliseu, de vaselina, tras un pase de Isco.


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