P(u)ateando la vida. Otro blog de Golcar
A José Francisco Guerrero,
in memoriam
Yo fui el último de los mandaderos.
En mi familia,
ser mandadero era un oficio
que pasaba de un hermano a otro.
Yo, por ser el menor,
fui el último mandadero.
A los quince años,
ir a hacer mandados,
podía ser una aventura.
Tal vez, encontraba un fuerte en la acera
O la chica de la bodega de Emeterito
con mirada pícara,
me daba dos panes de más.
En el camino a un mandado,
soñaba
que tropezaba con el primer beso
de amor.
También soñaba
mientras iba y venía a la bodega
con ser cantante, bailarín
o un famoso actor.
Mientras esperaba el despacho,
fantaseaba con los labos carnosos
de mi profesora de inglés.
¿En qué iría pensando José Francisco
cuando iba camino a la bodega
a comprar la HarinaPan
para las arepas?
Tal vez pensaba en unos tacos de fútbol,
que anhelaba…
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