Revista Opinión

El manifiesto SCUM como sátira

Publicado el 15 junio 2016 por Hugo
Con cuánta pasividad se ha aceptado el sometimiento femenino durante siglos y con qué rapidez se defiende que la reparación de esa injusticia se está convirtiendo en un abuso. ¿No será que en realidad se justifica la subordinación femenina y que en el fondo se desearía que continuara así?
Juana Gallego, 2010 Eva devuelve la costilla.
En un mundo en el que casi todos los varones de casi todas las sociedades de casi todas las especies de homínidos han dominado o tratado de dominar a las mujeres a lo largo de casi toda su historia, era de esperar que un manifiesto satírico-feminista como el de Valerie Solanas (1967) hiciese sonar las alarmas del patriarcado. ¡This is Patriarchy! Acostumbrados como estamos a miles de años de misoginia institucionalizada, no es de extrañar que un solo librito de misandria literaturizada indignase y siga indignando a las mentes más preclaras. A las mujeres se las ha odiado durante milenios, y se las sigue odiando, pero ¡ay de la mujer que se atreva a odiar a los hombres durante un día! ¡Con qué celeridad alzamos la voz contra las unas y con qué pachorra nos tomamos los actos de los otros! Por cada supuesta feminazi en el mundo hay por lo menos cien machinazis comprobados, pero ¡ay de la feminista o del feminista que se pasen de la raya! La indulgencia y la imparcialidad de los "moderados" es directamente proporcional al número de libros de historia de las mujeres que reposan sobre sus escritorios: ambas cosas tienden a cero. Moraleja: si has utilizado alguna vez la palabra feminazi y nunca la palabra machinazi, si usas ambas en la misma proporción, o si has pensado aquello de "ni machismo ni feminismo, Igualdad", este es tu post ;o) 
Donde el conservadurismo ve fascismo, yo veo humor, cólera esperable y provocación, tres actitudes que no casan bien con las personalidades moralistas y temerosas:
Habida cuenta de que la vida en esta sociedad es, en el mejor de los casos, un completo aburrimiento y no habiendo aspecto alguno de ella que interese a las mujeres, a las hembras con sentido del civismo, responsables y amantes de las emociones sólo les queda derribar el gobierno, eliminar el sistema monetario, instaurar la automatización completa y destruir al sexo masculino. Ahora es técnicamente factible reproducirse sin la ayuda del macho (...) y producir únicamente mujeres. Algo que debemos comenzar a hacer ya. (...) Tras la eliminación del dinero ya no habrá necesidad de matar hombres, pues habrán sido despojados del único poder del que disponen contra las mujeres psicológicamente independientes. Ya sólo podrán someter a las mujeres-felpudo, que gustan de someterse. (...).
Los pocos hombres que queden podrán pasar sus miserables días colgados de las drogas o pavoneándose travestidos, o bien observando pasivamente a las ultra-poderosas hembras en acción, realizándose como espectadores y viviendo por delegación, o procreando en los pastizales con las lameculos, o -en último término- tendrán la posibilidad de acudir al centro de suicidio más cercano y acogedor, donde serán gaseados de manera silenciosa, rápida e indolora. 
Antes de la (...) sustitución del hombre por la máquina, el macho deberá ser útil a la mujer, ponerse a su servicio, satisfacer sus menores caprichos (...), en lugar de la situación perversa y degenerada de los hombres de hoy, quienes no sólo existen y desbaratan el orden del mundo con su ignominiosa presencia, sino que además se permiten el lujo de que la gran masa de las mujeres les laman el culo y se rebajen ante ellos: millones de mujeres adorando piadosamente al Becerro de Oro, el perro llevando al amo de la correa; cuando lo cierto es que el macho, de no ser un travesti, es mucho menos desdichado cuando se reconoce su condición perruna (...). Los hombres racionales quieren ser despachurrados, pisoteados, machacados y triturados, tratados como los perros sarnosos y la porquería que son: confirmados en su repulsión. 
Los irracionales, los enfermos, aquellos hombres que se esfuerzan por defenderse de su propia repugnancia, se aferrarán aterrorizados a la Gran Mamá de las Grandes Tetas Saltarinas cuando vean a las SCUM cargando sobre ellos, pero sus Tetas ya no les protegerán (...); y Mamá se aferrará a su vez al Gran Papá, que, agazapado en su rincón, se cagará en sus potentes calzones largos. Los racionales, sin embargo, no patalearán ni se debatirán ni armarán un jaleo patético; se sentarán, relajarán, disfrutarán del espectáculo y se dejarán arrastrar por las olas hacia su extinción.

Traducción de Diego Luis San Román (original).

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