Revista Salud y Bienestar

El marketing manda.

Por José Antonio Villegas García

Hace poco he leído uno de esos artículos <> de uno de los autores habituales de escritos en los que expresa el criterio científico ortodoxo ante multitud de disparates habituales en los medios acerca de bondades de suplementos, etiquetados que inducen a engaño etc etc.
Los artículos que más se leen y generan seguidores son los que defienden posturas más extremistas, a tal punto que los blogs dedicados a la divulgación científica (midietacojea.com y otros), tienen tantos adeptos como los que postulan ideas menos rigurosas (como la americana: foodbabe.com) de éxito impresionante en USA o la estilopaleo.com más centrada en un tipo específico de enfoque de la dieta humana, y no digamos los veganos, macrobióticos etc.
Unos y otros reclaman estudios e investigaciones para su causa y alardean de defender la salud frente a las dietas poco saludables, con aditivos sospechosos o simplemente manipuladores y fraudulentos. Todos, a mi juicio, tienen parte de verdad y parte de fanatismo y voy a explicar por qué con cuatro ejemplos prácticos.
El primero concierne a los aditivos y su maldad cercana al envenenamiento (es lo que defiende foodbabe.com) frente a la ciencia segura de los aditivos aprobados por las autoridades europeas.Vamos a ver el ejemplo del Glifosfato, un herbicida que comenzó patentando Monsanto como estrategia para vender soja transgénica resistente a este herbicida, lo que permitía tratar las plantaciones eliminando las hierbas no deseadas. La OMS lo declaró de bajo riesgo para la salud y, de hecho, la Unión Europea concluyó en un informe en 2002 que no había riesgo para la salud (Review Report for the Active Substance Glyphosate, informe del 21 de enero del 2002).
Hasta aquí parece claro que los rigurosos de los informes técnicos y científicos tienen argumentos poderosos frente a los charlatanes ecologistas y verdes. El problema es que si eso es así. ¿Por qué, al menos en dos ocasiones, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos ha encontrado científicos falsificando deliberadamente los resultados de las pruebas realizadas en los laboratorios de investigación contratados por Monsanto para estudiar los efectos del glifosato?(US EPA Communications and Public Affairs 1991 Note to correspondents Washington DC Mar 1) (US EPA Communications and Public Affairs 1991 Press Advisory. EPA lists crops associated with pesticides for which residue and environmental fate studies were allegedly manipulated. Washington DC Mar 29) (U.S. Congress. House of Representatives. Com. on Gov. Oper. 1984. Problems plague the EPA pesticide registration activities. House Report 98-1147)
Actualmente en Francia se prohíbe su uso y, de hecho, se encuentra en pleno proceso de reevaluación en la Unión Europea. Su autorización caduca en diciembre de este año y cabe recordar que la última vez, en junio de 2012, se prolongó su autorización sin llevar a cabo una evaluación de riesgos.El marketing manda. Si su uso es tan seguro y lo que dice Greenpeace es charlatanería ¿Por qué existe esta divergencia tan manifiesta? ¿Por qué hay falsificaciones de informes científicos al estilo de lo que hacían las tabaqueras en el siglo pasado? ¿Por qué algunos países toman medidas tan drásticas? ¿Es que sus científicos saben algo que los demás desconocemos, o es que las autoridades les hacen más caso, o es que la presión de los consumidores hace que no les escuchen a los científicos?
El segundo es referente a la controversia sobre los productos lácteos.
Los detractores de este tipo de producto alimenticio defienden argumentos basados en la intolerancia de amplias capas de la población a la lactosa. La circunstancia de ser un alimento nuevo en nuestra dieta (dentro de los miles de años de evolución, lo hemos incorporado en fechas relativamente recientes). Investigaciones realizadas en torno a los distintos péptidos que incluye la leche de vaca, particularmente un derivado de la beta caseína mutada cambiando el aminoácido prolina por histidina (resultando un fragmento de proteína conocido como beta casomorfina 7 (BCM 7), son las vacas que se conocen como A1. Estas son razas históricamente más recientes, como las vacas Holstein y Friesian. Bueno, pues existe una controversia creada a raíz de unos estudios en Nueva Zelanda y Australia hace unos diez años, en los que en experimentos con roedores, se vinculaba la ingesta de leche de vacas A1, con diabetes, cardiopatía isquémica, autismo y esquizofrenia entre otras patologías muy importantes. Los experimentos dieron lugar a contraanálisis patrocinados por las empresas lecheras y a denuncias en los tribunales por una y otra parte, e incluso nació una empresa con el objetivo de promocionar la leche de vacas A2 e ir eliminando paulatinamente la raza mutada. La proteína beta casomorfina provoca inflamación de los vasos sanguíneos, y se asocia selectivamente a las células epiteliales en membranas mucosas como la nariz y la garganta, donde pueden estimular las secreciones de las mucosas.
También es cierto que hay grupos de población que toleran perfectamente los lácteos y que se benefician de importantísimos criterios nutricionales favorables, pero los que tiran por tierra como fantasiosas las alegaciones de los detractores de los lácteos cometen errores de bulto al ignorar esta mutación y sus efectos deletéreos en capas de población susceptibles. Además, no ayuda nada que las empresas lácteas nos traten de forma paternalista ocultándonos estos datos para “no causar alarma injustificada”. Eso mismo escuchaba cuando comenzamos a realizar estudios hace años grupos de investigadores, con las grasas “trans”.
Si queremos dejar las cosas claras ¿Por qué no se pone en el etiquetado la leche que incluye las cabañas de vacas que tienen la mutación? De esa forma todo quedaría meridianamente claro y el consumidor podría elegir.
El tercero es el tema del gluten. Nuevamente aparece la opinión de las guías de los especialistas en aparato digestivo indicando que el diagnóstico de la enfermedad celíaca se realiza en base a los datos de sospecha clínica de la enfermedad pero con el apoyo de algunos análisis de laboratorio (conocidos como anticuerpos o marcadores serológicos de actividad de la celiaquía), siendo los más utilizados en la actualidad los anticuerpos antitransglutaminasa, y finalmente para confirmar la enfermedad hay que realizar un estudio de la mucosa del intestino delgado, mediante una biopsia intestinal, pudiéndose apreciar una lesión característica : atrofia de las vellosidades intestinales.
El problema es que hay muchos pacientes con diversas afecciones del tubo digestivo que simulan los mismos síntomas, al tiempo que hay intolerantes al gluten que no tienen síntomas digestivos. Como todos esos pacientes no se someten a diagnósticos completos, muchos dan por sentado que poseen cierto tipo de intolerancia y, en cuanto dejan de lado los cereales con gluten, mezclan realidades terapéuticas con efectos placebo y se sienten mucho mejor, con lo que crece la bola hasta el punto de que muchos entrenadores llegan, incluso, a aconsejar a sus deportistas no tomar cereales con gluten de entrada, sin pararse a preguntar por cualquier tipo de sintomatología.
Ayudaría mucho, en este sentido, que los especialistas en digestivo fueran más tolerantes y pragmáticos en sus consensos y que las autoridades sanitarias elaboraran y publicaran guías como las de algunas Comunidades Autónomas en donde se explica la enfermedad celíaca y se dan pautas de comportamiento(http://www3.gobiernodecanarias.org/sanidad/scs/content/2f0b1654-39be-11e0-add7-255a9201262a/EnfermedadCeliaca.pdf)
Finalmente, otro ejemplo es el azúcar. No se puede combatir el argumento, ejemplarmente expuesto por científicos de la talla de Robert Lustig o Peter Attia, de que el azúcar es tóxico (publicado en Nature, una revista de altísimo rigor), diciendo que es necesario tomar fruta o de que un poco de azúcar permite ingerir alimentos de gran trascendencia que no tomaríamos solos, ya que hablamos en lenguas distintas. Lo que dicen Lustig y Attia es que hay que rebajar drásticamente el consumo de azucares (en la interpretación del diccionario) sin entrar en consideración de si una cucharada de miel es un buen alimento o de si un poco de sacarosa y fructosa en una bebida para deportistas recarga más el glucógeno después de un esfuerzo. Son cosas distintas.
El caso es que no parece muy útil para clarificar las cosas, elaborar el libro blanco del azúcar por expertos con el respaldo (y patrocinio) del Instituto de Estudios Documentales del Azúcar y la Remolacha (IEDAR). Voy a poner frases y conclusiones literales del libro para explicar el fundamento del debate y dar mi opinión argumentada.
Primer punto a considerar, el argumento que justifica la consulta a expertos (elegidos) y la realización del libro: …. Ante la alarma creada entre los productores de azúcar por la aparición de un “estado de opinión” desfavorable para sus intereses, se crea un Instituto de carácter técnico, patrocinado por la industria azucarera y destinado a divulgar contenidos científicos que contrarresten la corriente de opinión desfavorable para sus intereses comerciales.-   Es decir, quien patrocina el libro es un organismo cuyos intereses son los de la industria azucarera.-   Por otro lado, no es una opinión consensuada entre todos los expertos, de hecho, a mí mismo me consultaron y no acepté.
Segundo punto: La verdadera razón, el dinero, claro: …. En la Unión Europea se cultiva remolacha en algo más de 1,3 millones de Ha, por unos 160.000 agricultores que envían su producto a 56 industrias que dan trabajo a unas 30.000 personas a las que si sumamos los empleos indirectos llegamos a un millón, que dependen total o parcialmente de la actividad azucarera.-   Ésta es la auténtica declaración de intenciones de todo el libro. Un argumento que, se ha utilizado con frecuencia para defender empresas contaminantes, agricultores que cultivaban tabaco etc etc
No veo en el libro blanco del azúcar razonamientos científicos que justifiquen la noticia acerca de desmontar el mito de que el azúcar no es bueno para la salud, más bien veo una serie de trabajos teóricos muy bien argumentados en torno a los carbohidratos y al metabolismo de los azúcares simples. Entiendo, por tanto, que el falso debate sobre la bondad o no del azúcar lo ha establecido el titular sensacionalista y el interés económico del lobby del azúcar que es el gran problema. La gran industria azucarera constituye uno de los lobbies más influyentes en la venta de productos con azúcar, que le reporta un beneficio de 47.000 millones de dólares al año. Lo ha denunciado la organización VSF Justicia Alimentaria Global en un informe presentado el pasado mes de junio en Madrid. El control de la promoción del alimento en España, según declara el director de VSF, Javier Guzmán, pertenece a la empresa Azucarera Española, dentro del grupo British Sugar y la empresa ACOR, propiedad del grupo francés Tereos.
En base a los problemas que empezaron a plantearse con multitud de alegaciones de salud que hacía la industria aprovechando las medias verdades y las justificaciones basadas en estudios poco relevantes, la Unión Europea puso en marcha la Autoridad Europea para la Seguridad de los Alimentos (European Food Safety Authority - EFSA), pues bien, hecha la ley, hecha la trampa, para cada nutriente cuya alegación ha sido aprobada, los productos que lo contenían, indicaban esa aprobación de manera inmediata. Un ejemplo, la EFSA aprueba la alegación: “La vitamina B6 contribuye al normal funcionamiento del sistema inmunitario” e inmediatamente sale un producto que indica en su etiquetado. “Contiene vitamina B6 que…..” Lógicamente el consumidor lo que entiende es que el producto lleva suplementos que mejoran la inmunidad. Pésima lectura, pero ladina, muy ladina presentación.

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