Revista Cultura y Ocio

El médico

Por Alaurenza
El médico Uno lee. Pasa horas leyendo. Termina un libro y comienza otro. Y hasta se atreve por momentos a dejar transcurrir dos o más simultánemente, como algo natural, como un contrapunto buscado entre historias densas quizá, problemáticas, profundamente existenciales, y otras que fluyen de manera simple, y que a la vez hacen fluir.
Y al alcanzar una última página, una última línea de un último párrafo, uno consigue sentirse más o menos satisfecho; contrastando así el acierto, o no, de aquella intuición primera que lo llevó a abrir justamente ese libro y no otro.
Pero pocas veces (contadas diría yo) embarga, luego de esa última línea, una sensación plena de gratitud, de abandono, de haber tenido entre las manos una obra que justifica a tantas otras: por la que ha valido la pena la búsqueda.
Acaba de sucederme. Hace minutos di vuelta la página final, de las más de ochocientas que lo componen, de El médico de Noah Gordon. Se los recomiendo: tengo la obligación de hacerlo; de la misma manera que antes me lo recomendaron a mí.
No digo más. Dejo que hable su texto de contratapa.
Esta fascinante novela describe la pasión de un hombre del siglo XI por vencer la enfermedad y la muerte, aliviar el dolor de sus semejantes e impartir el don casi místico de sanar que le ha sido otorgado. Esa pasión le llevará desde la brutalidad y la ignorancia de la Inglaterra de su época a la sensual turbulencia y el esplendor de la remota Persia, donde conocerá al legendario maestro Avicena, que está experimentando con las primeras armas de la medicina moderna. Nueve siglos han transcurrido desde aquel entonces, pero el talento narrativo de Noah Gordon hace de este viaje iniciático una experiencia única que convierte la historia en vida real.

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