‘el mensajero’: de ricina

El hombre. The Rock. Dwayne Johnson es el protagonista. Y sigue la estela de sus mejores actuaciones. No, no hablamos de Superagente 86 o Papá por sorpresa, sino de Fast & Furious 5, Sed de venganza y G.I. Joe: la venganza. Conclusión: la Roca es un hoombre bueno, honrado, que no se metería jamás en problemas de no ser que alguien a quien quiere le necesite. Claro está, conseguirá salvar a todo aquel que se proponga, siempre con esa mirada profunda pero pequeña, en estado de busca y captura entre tanto músculo. Pero ahí está.

En esta ocasión, inspirada en hechos reales, El Mensajero se resume en un lío de adolescentes y trapicheos de drogas que acaba siendo utilizado por el partido político de turno para lograr votos. Como toda maniobra política, tiene sus víctimas, pero esta vez han elegido mal: al hijo de Johnson. Para intentar evitar la pena de cárcel de su hijo, el héroe, propietario de una empresa de camiones, tendrá que buscar a un camello al que delatar para librar así a su hijo de la pena carcelaria.

Lo más llamativo de la cinta no es la acción -no empiezan las persecuciones hasta la segunda mitad-, ni los actores -algo sobreactuados y con un doblaje que sólo puede empeorar la situación, ni los clichés comprados por docenas que aparecen a lo largo del guión. Lo peor es que Susan Sarandon se preste, a estas alturas, a participar en este tipo de cintas que más que otorgar, quitan valía, prestigio y dinero. Porque con 35 millones de dólares se podrían hacer cosas mejores. Aunque, quizá, no tan amortizables en un fin de semana.