Revista Empresa

El Mentoring de los pobres

Publicado el 24 octubre 2012 por Mandomando

Cosas de las latitudes donde uno crea sus primeros lenguajes, para mi la palabra “mercadotecnia” nunca significó “marketing” por mas que algún profesor nos acusara de evadir el uso del castellano. Por esas diferencias de barrios globales y de lenguajes vivos, nunca tuvimos una “sala de estar” sino un “living”, no he hecho “bungee jumping” pero menos “puenting” y siempre he hablado de “branding” y “rebranding” aunque ahora acepte gestión de marca y reposicionamiento. Con lo de Mentoring, sigue siendo complicado. Porque hay diferencias culturales con ser Tutor.


El Mentoring de los pobres
Eso del Mentoring

El Mentoring es una actividad directamente vinculada a la comunicación profesional donde la relación (la tutoría o mentorship) resulta en un proceso para la transmisión informal de conocimientos. Va mas allá de la docencia, mucho mas allá de la consultoría y en un grado diferente de la simple supervisión. Por mentoring entiendo el desarrollo de una relación en la que una persona con más experiencia guía a otras con conocimientos afines pero con necesidad de contar con un tutor que les respalde. La tutoría resulta en algo más que responder a preguntas ocasionales, generar análisis eventuales o proporcionar ayuda ad hoc. Se trata de una relación tensa de desafío intelectual, de persecución de metas y de amor compartido… ¿creías que no iba a traer el amor a colación? :)

Surfing At 60

“Armar un equipo de surfers no va de enseñar como coger olas a unos novatos, sino a esperar con nuestros elegidos la ola perfecta”

Justamente el amor (y el amor compartido específicamente) es el primer punto que la diferencia de la consultoría. Hay clientes que me caen la mar de bien, pero no compartimos amor por las ideas de los negocios ni queremos ser socios estratégicos ni vincularnos mas allá de temas o consultas puntuales (ohh… veo una horda de radicales zombies hambrientos que me van a comer vivo por decir que no comparto los ideales de mis clientes. Halá, ¡un poco de sinceridad amigos!). Hay quien busca ser protegido del mentor y este mentor elige iniciar ese proceso, una relación que surge luego de una formación profesional, entre individuos y profesor mas que desde un roster corporativo de agencias. Otra diferencia: la marca personal prima sobre la organización que los involucra.

A pesar que suene snob, quienes reciben esta guía tienen varios nombres que van desde lo mas snob a lo mas comercial:  protegido, discípulo, aprendiz o el mas reciente, mentee.

Vale, ¿pero porqué no digo tutoría llanamente?. Porque el Tutor es un docente pero la palabra tutoría, tiene un tufillo a poder y a propiedad en según que barrio global  Y en el amor, hay elección libre y continua, pero no se ejerce poder ni se tiene en propiedad ¿me explico, verdad?

Admito que me gusta las definiciones de tutoría, entendida como elemento individualizador a la vez que integrador de la educación, como componente esencial de la función docente que tiene por objetivo asegurar que la educación sea verdaderamente integral y personalizada y no quede reducida a un simple trasvase de conocimientos. Pero aún así, no encaja 100%.

El Mentoring de los pobres

Como mentoring supera a la docencia hasta admito el uso de Padrino o padrinazgo. Pero como la relación no implica que sea gratuita, un padrinazgo por el que paguemos me sabe a cargar comisiones y corromper la relación de confianza. Cuando comenzamos un proceso de Mentoring, hay una decisión, hay una relación resultado de una búsqueda. No puedo ser mentor de quien me cae mal, a quien no puedo creer, quien no tiene nada interesante entre manos, quien no se desvive para lograr sus sueños. Posiblemente para mas de un especialista esté usando mal el etiquetado. Pero en la relación con mis protegidos, nos entendemos.

Sunflower Social Business Model

El liderazgo social del mentor implica cargar con el proceso de cambio (social y digital) de las cúpulas corporativas mientras el desarrollo de los principales elementos estratégicos de los negocios sociales permanece en el equipo protegido

De entrada, aclaro que pobre tú y pobre yo. Dejo de lado el mentoring corporativo e interno de Gordon Shea (Mentoring: Helping Employees Reach Their Full Potencial, 1994) y me acerco mas al mentoring institucional, que apoya al profesional o equipo descubierto, solo que en la faceta individual y de ahí lo de mentoring de los pobres. Sin clientes no puedo permitirme el mentoring, sin dar formación carezco del conocimiento íntimo de los candidatos a través del cual podré proponer un mentoring gratuito o no. Creo que es estúpido el perder la oportunidad de vivir un gran desafío simplemente porque no me pueden pagar. Sin el conocimiento y sin el amor, el mundo me resulta un sitio patético. Así que cuando puedo, me encaja la agenda, me enamoro de un proyecto y no me pueden pagar, hago mentoring de pobres. Si no, no; los valores son altos, siguiendo mi línea de gratis sí, barato nunca.

A un cliente, no lo elijo (la búsqueda y captura la admito como actividad comercial, pero quien mas y quien menos por no decir todos, en estos tiempos aceptamos a cualquier cliente que esté dispuesto a comprometerse a pagar), este puede no hacernos caso, ser difícil, puede ser reacio a cambiar y sin embargo, es una parte admitida del negocio: paga, compra un servicio y recibe lo prometido. El alcance de objetivos que llega al 60% en un cliente supera el 90% en un mentee.

Y mas: en un cliente prima tu lista de éxitos, en un protegido, tu lista de fracasos porque le va a evitar tropezar con las mismas piedras. En lo que he visto, al mundo corporativo latino le entra frío en la espalda al conocer tus anteriores caídas.

Una excusa barata para mentores en construcción

Puede que para los lingüistas lo mío sean aberraciones bárbaras. Sin embargo, lo que no sucede con las lenguas muertas es que las quienes las hablan viven en el cambio, el cambio es global y nadie usa las palabras sino por el significado de su tribu.

Si estás empezando tus pinos, no dudes en invitar a que un profesional te apadrine (pero hazle firmar un contrato de confidencialidad). En cambio, para un profesional maduro es una gran alternativa el olvidarte de conseguir “la gran idea de negocio” y ayudar en cambio a algún protegido a que alcance ese sueño. Aun si no lo logra, el mundo va a mejorar, vas a colaborar en dejar la crisis de lado, te vas a enriquecer con sangre fresca y hasta puede que te invite a ser su socio. O que cuando tengan ingresos, te paguen por tu mentoring en lugar de por tu tutoría.



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