Revista Cultura y Ocio

"El miedo del arquero ante el penal", Wim Wenders

Publicado el 25 febrero 2020 por Imagenesyletras @imagenesyletras

El debut comercial de Wim Wenders, “El miedo del arquero ante el penal”, es una película basada en el libro homónimo de Peter Handke (Premio Nobel de Literatura 2019) que ha sido recuperada y restaurada después de más de cuarenta años en el olvido. Se trata del relato sobre un extraño personaje, un arquero que tras ser expulsado en su partido debut en su nuevo club, sale a descubrir las calles de Viena. Es así como conoce a una chica a la que inexplicablemente asesina después de pasar la noche juntos, por lo que se desplaza hasta un pequeño pueblo fronterizo esperando el momento de ser atrapado. Una historia introspectiva ¿y de suspenso? donde abundan las preguntas, los símbolos y las interpretaciones, además de una gran actuación principal.

Die Angst des Tormanns beim Elfmeter” (El miedo del arquero ante el penal – 1971) me trae un recuerdo especial, porque fue la primera película de Wim Wenders que vi y porque lo hice sentado junto a un proyector de 16 mm. Y un proyector de cine siempre es una experiencia alucinante, por su mecanismo y sus sonidos característicos. Pasaron muchos años desde aquella vez y lamentablemente nunca más pude volver a verla, porque la película simplemente salió de circulación. Desapareció, no había forma de dar con ella. Y la razón es por un motivo que se transforma en una lección no solo respecto del trabajo cinematográfico y artístico, sino también para otras facetas de la vida: los derechos de autor.

¿Qué pasó? La principal fuente de financiamiento de la película fue la WDR, el canal estatal del Estado Federado de Renania del Norte-Westfalia, cuya capital es Düsseldorf, la ciudad donde nació Wenders en 1945. En verdad, el realizador jamás imaginó que su película trascendería más allá de los cines y la televisión alemana, por lo que elaboró la banda sonora de la película con total despreocupacón y sobre la base de sus canciones preferidas. De hecho, el tránsito del relato es un contante paseo del personaje por wurlitzers y radios donde escucha esas canciones. Así, los pagos a nivel local se cubrieron a través de la GEMA, la entidad que regula los derechos de autor musicales en Alemania, pero cuando la película se presentó en Venezia y Nueva York, comenzaron los problemas. Alguien debía pagar por el uso de esas canciones del archivo pop mundial, sin embargo, ya no había más presupuesto, por lo que la película entró al baúl de las obras perdidas por casi cuatro décadas.

Wim Wenders | ©Peter Lindbergh 2015

Pero todo cambió en 2012. El realizador, ya un artista reconocido mundialmente, creó la Fundación Wim Wenders con la que emprendió la tarea de restaurar digitalmente sus películas. Esta entidad tiene como objetivo, por un lado, apoyar a jóvenes talentos en el área de la “narración cinematográfica innovadora”; y, por otro, reunir también el trabajo de vida cinematográfico, fotográfico, artístico y literario de Wenders y hacerlo accesible para el público de todo el mundo. En ese marco, la restauración digital de sus películas fue un paso importante, consiguiendo poner en valor nuevamente ocho películas de su autoría durante 2014 (luego se sumarían más).

De todo este corpus, dos presentaron especial atención: “Alicia en las ciudades” (1973), rodada en 16 mm para televisión con relación de aspecto 4:3 y que significó no solo el trabajo de escaneo del negativo original y la corrección de color, sino también el cambio a formato panomárico. Wenders privilegiaba más su exhibición en las salas de cine, por lo que junto al director de fotografía Robby Müller [1], marcaron en el visor de la cámara el formato de pantalla “extendida” 1.66:1. De este modo, en la nueva versión los planos calzan perfectamente, tal como se proyectó en el cine y tal como siempre lo quiso Wenders. Aprendió la lección que le dio su película anterior que no encuadró para pantalla panorámica.

El plano inicial de “El miedo del arquero ante el penal”, con la imagen del Bundesstadion Südstadt y la relación de aspecto 1.33:1 para televisión.

Esa película fue “El miedo del arquero ante el penal”, la segunda con especial atención en el proceso de restauración y que fue filmada en formato para televisión. Dados los problemas con la banda sonora descritos anteriormente, su Fundación optó por comprar los derechos de solo dos de las canciones del soundtrack original, especialmente de las presentes cuando hay diálogos.


“Por el contrario, cuando se escuchan otras canciones que suenan de wurlitzers o radios, decidimos simplemente producir nuevas. Michael Beckmann [2] formó una banda para este propósito y escribió nuevas canciones y letras con ellos. En el proceso se crearon melodías realmente hermosas, melodías que son tan buenas como las canciones originales. Los chicos lograron imitar el sonido de los años sesenta lo más fielmente posible. Para lograr este efecto, trabajaron con instrumentos y técnicas de grabación analógica de los años 50 y 60. Como resultado, la diferencia entre lo viejo y lo nuevo es imperceptible o casi en la mayoría de los casos. No cambiamos nada en la mezcla original de sonido mono para la película, y, por supuesto, tampoco hicimos ningún cambio en la partitura original de Jürgen Knieper [3]. Realmente espero que estas sustituciones de música no molesten a nadie. Eran la condición para poder ver la película una vez más.” [4]
Wim Wenders

Filmando la historia de su amigo escritor

Basada en la novela homónima del austriaco Peter Handke, publicada en 1970 [5], “El miedo de arquero ante el penal” aborda la historia de Joseph Bloch —interpretado magistralmente por Arthur Brauss—, un arquero de fútbol que vive una vida errante y desapasionada. Si bien el personaje principal es futbolista y el nombre hace referencia al fútbol, esta no es lo que podríamos llamar una historia deportiva propiamente tal. Este es más bien el retrato de un desadaptado social, un solitario sin lazos que va de un lugar a otro repitiendo siempre los mismos rituales carentes de emoción: comprar cigarros, el diario, salir a tomar una cerveza, colocar una moneda en algún wurlitzer para escuchar música, tratar de seducir a alguna desconocida, y de nuevo comprar cigarrillos y el diario.

Joseph Bloch, interpretado por Arthur Brauss.

Ya en el inicio de la película tras el plano general del Bundesstadion Südstadt —un Estadio Federal ubicado en la localidad de Maria Enzersdorf, en Baja Austria, al sureste de Viena [6]—, sus acciones lo definen tal como lo he descrito: mientras juega el primer partido con su nuevo club, lo vemos apático, poco comprometido con el juego, viendo pasar un gol en su arco sin mayor deseo de reacción, pero de improviso violento con el árbitro al reclamar un presunto fuera de juego, lo que le vale la expulsión de la cancha. Un resumen perfecto de lo que será la historia.

Bloch no conoce la ciudad y se instala en el histórico, a la vez que de capa caída Hotel Goldenes Lamm en la Wiedner Hauptstrasse. Desde ese centro de operaciones vaga por esas calles desconocidas con la misma apatía con la que juega. Se involucra con una chica (Marie Bardischewski), tienen sexo y la despedida es tan carente de emoción como todo lo que rodea la vida de nuestro antihéroe. Incorpora también otro de sus rituales: ir al cine.

Joseph Bloch (Arthur Brauss) y Maria (Marie Bardischewski).

Allí conoce a Gloria, la vendedora de boletos (Erika Pluhar) con quien también se involucra sexualmente, pasando juntos una noche que dará un giro extremo a los hechos. En la mañana tras desayunar y conocerse algo más, inexplicablemente la ahorca hasta asesinarla. Tan inexplicable como que inmediatamente se haya dormido, que luego haya limpiado sus huellas como un eximio criminal y que después emprendiera su escape, todo con la misma cara impávida que le hemos visto desde el inicio. La misma inesperada violencia de siempre y un nuevo camino desconocido que tomar.

Gloria (Erika Pluhar) y Bloch.

De Viena a Bierbaum

Entonces la errancia continúa en la vida del arquero quien ahora se traslada en un bus hasta el pequeño poblado de Bierbaum, al sureste de Austria, muy cerca de los límites con Hungría y Eslovenia. Allí pretende encontrar a Hertha Gabler, una antigua amiga que se ha radicado en la zona (Kai Fischer). En un tándem perfecto entre director y actor (pero ¡perfecto!), en Bierbaum ocurren muchas cosas, a la vez que pareciera no ocurrir nada. Ambos consiguen acaparar nuestra atención sobre la misma cotidianeidad de Bloch carente de expectación.

Bloch y la mujer del bus (Rosl Dorena).
Bloch y Hertha (Kai Fischer).

Allí consigue cierta complicidad con Anna, la mucama del hotel —rol a cargo de Libgart Schwarz [7]— y con Hertha, que dirige una posada algo alejada. Aprovechando los días de suspensión, deambula entre ambos puntos caminando, haciendo que el desplazamiento constante de su vida se repita aquí. Con ellas y con las personas del pueblo se sume en conversaciones intrascendentes, coqueteos con las chicas, peleas y un plan que no aflora. ¿Es “Die Angst des Tormanns beim Elfmeter” un thriller sin suspenso como dicen algunos? Y, sin embargo, seguimos atentos. Y algo de ayuda hay para esa atención, un McGuffin sobre un niño perdido del pueblo que la policía busca y de lo que hablan todos en el pueblo. Incluso arrestan a un gitano como sospechoso. Pero todo ello parece estar presente más para instalar policías cerca que atemoricen psicológicamente a Bloch, que por un peligro real. Y como ha sido la tónica hasta ahora, cuando el arquero intuye que el cerco se cierra sobre él por los sucesos de Viena, mantiene la inexpresividad y sigue pidiendo “una cerveza, por favor“.

Las Monedas

Realizador, guionista y actor nos mantienen todo el tiempo esperando algún tipo de plan que nunca parece llegar. Al igual que en su paso por Viena, son sus acciones las que mandan: las cervezas que bebe; los continuos cigarrillos que compra y fuma; los diarios donde a la información deportiva que siempre lee, suma las noticias sobre Gloria. Y los wurlitzer. Las monedas y los aparatos que funcionan tras ingresarlas en sus ranuras, son protagonistas principales también (y sus sonidos): ascensores que funcionan con un chelín en Viena, los teléfonos públicos, las expendedoras de cigarros, los vueltos, los tragamonedas en el Parque de Diversiones Prater, flippers, etc. Un mundo mecanizado y monetarizado donde los desadaptados parecen encontrar un escenario perfecto para ser adaptados. Pero las monedas estadounidenses que Bloch lleva en su bolsillo, también son elementales, porque son un vehículo para relatar sus historias en Norteamérica, así como la pista que acerca a la policía a su identidad.

Anna (Libgart Schwarz) y Bloch.

¿Has intentado mantener la vista sobre el arquero en lugar de los delanteros?

Bloch se apremia cuando su Club lo busca para concentrarse, porque eso significa volver a Viena. Su retrato hablado ha salido en los diarios y Anna se lo hace notar (“ahora está obligado a dejarse crecer el bigote”). Pero al no encontrar respuestas internas ni una línea telefónica, opta por seguir deambulando. Así es como de pronto llega a la cancha de la zona (filmada en Pinkafeld, no en Bierbaum) y se instala en la tribuna de madera a ver un partido de equipos locales. Rápidamente entabla conversación con un forastero que también pasó a matar el tiempo allí. La única conversación sobre fútbol propiamente tal y de su filosofía, se produce en esta secuencia: “¡Penal!”, le dice a su compañero de tablón. “El arquero se pregunta a qué esquina tirará el rival. Si conoce los trucos, sabe cuál esquina será, pero puede que el jugador que remata piense lo mismo. Así que el arquero piensa que la pelota entrará por la otra esquina. Pero, ¿qué pasa si el que lanza el penal piensa como el guardapalos y manda la pelota a la esquina normal? Y etcétera, etcétera”.

Si su filosofía profesional la traslada entonces a su vida desadaptada y sicopática, entonces que lo arresten por matar a una mujer inocente será cosa de quién gane el duelo de póker entre arquero y delantero, es decir, si sigue “atajando” a la policía o si la justicia “le hace el gol”. Es parte del “juego” cualquier cosa que suceda, incluso violentarse contra el árbitro o asesinar a una amante. Mientras nada se decida, siempre habrá una moneda para escuchar una canción en algún wurlitzer y un nuevo camino que recorrer con la apatía de siempre dibujada en el rostro.

Win Wenders con la claqueta durante el rodaje de “El miedo del arquero ante el penal”, junto a la actriz Kai Fischer.

“El miedo del arquero ante el penal” | Idioma: alemán con subtítulos en castellano

[1] Robby Müller, el director de fotografía nacido en Curaçao, es conocido por sus colaboraciones con Win Wenders ya desde la época estudiantil del realizador alemán con su film de titulación “Verano en la ciudad” (1970). La lista prosigue con “El miedo del arquero ante el penal” (1971), “La letra escarlata” (1972), “Alicia en las ciudades” (1973), “Falso Movimiento” (1975), “En el curso del tiempo” (1976), “El amigo americano” (1977), “Paris, Texas” (1984), el documental “Apuntes sobre ciudades y vestimentas” (1989), “Hasta el fin del mundo” (1991), “Más allá de las nubes” (1995) y el afamado documental “Buena Vista Social Club” (1999). También trabajó con otros realizadores como Peter Bogdanovich, el propio Peter Handke en su incursión como director, Barbet Schroeder, Jim Jarmusch, John Schlesinger, Andrzej Wajda y Lars von Trier, entre otros. Murió en Ámsterdam en julio de 2018 a los 78 años.

[2] Michael Beckmann es un músico, especialmente bajista, compositor de música de películas, series de televisión y spots comerciales. En rigor, este trabajo de composición para la reedición de “El miedo del portero ante el penal”, lo realizó junto con el chileno-alemán nacido en Valparaíso Rodrigo González, destacado músico multintrumentista de la escena alemana desde hace más de 30 años, tanto como miembro de diversas bandas, así como productor, copropietario de un sello discográfico y compositor en diversos proyectos. «Para este remaster de la película de Wim Wenders “Die Angst des Tormanns beim Elfmeter” de 1971, ROD, junto con Beckmann, Reverend, Andrew McGuiness y Grant Stevens, compuso y reemplazó la vieja fuente musical. El resultado es sorprendente y ¡realmente suena como de los años 60!» | en rodrigogonzalez.de.

[3] Jürgen Knieper hizo su debut como compositor de música de películas en esta colaboración. Además de “El miedo del arquero ante el penal” (1971), compuso la banda sonora de otros filmes de Wim Wenders: “La letra escarlata” (1972), “Falso Movimiento” (1975), “El amigo americano” (1977), “El estado de las cosas” (1982), “El cielo sobre Berlín” (1987) e “Historia de Lisboa” (1994).

[4] Texto extraído de “Digitalisierung” en el sitio web de la Fundación Win Wenderes.

[5] Peter Handke es un escritor austriaco, además de dramaturgo, guionista y director de cine que en 2019 obtuvo el Premio Nobel de Literatura. «Después de completar sus estudios en la escuela de cine y desempleado tras “Verano en la ciudad” (1970), Wenders estaba buscando un proyecto cinematográfico. Su amigo y compañero aficionado a la música Peter Handke se había convertido en un autor exitoso y su novela best-seller “Die Angst des Tormanns beim Elfmeter” estaba disponible para filmar. El autor austriaco recomendó a Wenders para el trabajo. La amistad del dúo continuaría durante gran parte del trabajo de Wenders, incluida la película intermedia de la trilogía de películas de carretera “Falso Movimiento” (1975), así como la ejemplar “El cielo sobre Berlín” (1987).» | Michelle Le Blanc y Colin Odell | 28 de Mayo de 2018 “The Goalie’s Anxiety At The Penalty Kick (Die Angst des Tormanns beim Elfmeter, 1972)”, en kamera.co.uk.

[6] El “Bundesstadion Südstadt” pasó a llamarse “Trenkwalder Arena” en 2008. Desde 2013 su nombre es “BSFZ Arena”. Allí juega sus partidos oficiales por la Bundesliga austriaca el FC Admira Wacker Mödling. En las pendientes de césped detrás de los arcos que se ven en la película, ya se instalaron tribunas. El estadio recibe a unas 12 mil personas.

[7] Al momento de filmarse la película, la actriz Libgart Schwarz era la esposa de Peter Handke. Estuvieron casados entre 1964 y 1994 y tuvieron una hija. Con Wenders también colaboró en “Verano en la ciudad” (1970), su película de titulación universitaria.

Más información en

Sitio web oficial de Wim Wenders
Fundación Wim Wenders
Wim Wenders Music Soundtracks


por Denis Eduardo Leyton


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