Revista América Latina

El militante que quise ser (reflexiones sobre el VII Congreso del PCC)

Publicado el 15 abril 2016 por Yohan Yohan González Duany @cubanoinsular19

Por: Yohan González Duany

Quise ser militante del PCC desde que tenía quince años. Lo supe desde el mismo momento en que el Secretario General de la UJC de mi centro de estudios puso en mis manos, hace ya casi diez años, el carnet de militante de la Juventud Comunista.

Quise militar en el Partido de mi abuelo y de todos aquellos que como él forman (formaron) parte de la generación que consiguió los éxitos de lo que llamamos Revolución Cubana. Aquel adolescente quiso militar porque creía que solo militando allí se podría ser un buen revolucionario y un buen cubano. Quise militar porque creía que ese era el espacio idóneo para mejorar las cosas en el país.

Hay gente valiosa dentro del Partido, siempre lo he creído. El militante medio es una persona comprometida pero realista, disciplinada pero crítica. Hace colas en las paradas de transporte, hace malabares para que su salario aguante, padece las privaciones económicas, tiene un familiar en el extranjero, ama su país. Es un cubano común aunque con un librito rojo.

Paquito es uno de ellos. No soy comunista como él, soy socialista. Lo tengo claro desde el día en que, por decisión propia, entregué mi carnet de militante de la UJC y renuncié a aspirar a ser militante del PCC. Sin embargo, no estoy muy lejos de sus ideas e inquietudes. Lo comprobé cuando leí e hice míos sus cuestionamientos acerca de la falta de debate de los documentos del VII Congreso. Si hubiese sido militante del PCC hubiese querido ser como él.

Y es que el Congreso que se inaugura este sábado se abre con el fracaso de no haber impulsado el debate popular de sus documentos. Estoy seguro que hay militantes medios entre los delegados, gente útil, con capacidad de representar. Pero el futuro del país no puede estar en manos de unos pocos. Es una falencia democrática y un retroceso con lo que significó el VI Congreso, más allá de que hubiera aspirado más de los Lineamientos y mejoras políticas.

No bastan los editoriales ni los programas explicativos. Los cubanos debemos saber lo que se discute y se habla, debemos opinar (incluso quienes no militamos), debemos tener acceso a los documentos; y los militantes, esos que deben sentir al Partido como patrimonio, deben conocer quiénes son sus representantes. Mientras esto no pase, será un congreso incompleto.

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Un Congreso para sus militantes y para Cuba. Foto: Ismael Francisco/Cubadebate

Según se ha conocido serán cuatro las comisiones del Congreso, todas ellas vinculadas a la economía. No obstante, el Congreso que sus militantes y Cuba se merecen tiene que tocar aspectos de la realidad social cubana: el racismo, el riesgo de desigualdad social que puede generar –y genera- la actual política de apertura económica, la emigración (sobre todo de jóvenes), la reforma constitucional o la urgente aprobación de derechos para las personas LGBTI que tanto ha clamado Paquito desde su bitácora.

El militante que quise ser hubiera tenido las mismas dudas que tiene la persona en la que me convertí. Hubiera dicho en su núcleo las mismas cosas que he dicho ahora, hubiera luchado porque sus palabras no fueran víctimas de las polillas devoradoras de actas de asambleas. El militante que quise ser hubiese querido ver más jóvenes en el congreso (35 de 1000 delegados).

Pero no me convertí en ese militante, mas no me arrepiento. Hoy soy más revolucionario de lo que quise ser y más cubano. Soy igual que ese militante medio que seguirá todo lo que pase en el Congreso pero que al final seguirá teniendo la sensación de que se pudo hacer mucho más.


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