Silbón europeo (Anas penelope)
El viernes 27 de enero fuimos mi amigo Txusma y yo a la laguna de La Nava con la intención de ver los numerosos gansos que han invernado en este paraje de Tierra de Campos.
Gorrión chillón (Petronia petronia)
Tuvimos mala suerte con el tiempo atmosférico, muy frío y lluvioso.
Agachadiza común (Gallinado gallinago)
Aconsejados por el gran conocedor de la laguna, Fernando Jubete, estuvimos al mediodía en la laguna viendo llegar algunos gansos a beber... pero no llegaron demasiados.
Garceta grande (Casmerodius albus)
Nos entretuvimos con otras especies.
Ánade azulón (Anas platyrhynchos)
Tarro blanco - cuchara común
Observatorio de La Colada
En días tan intempestivos como el que elegimos para pajarear, este observatorio es una maravilla. Se domina prácticamente toda la laguna y se pueden abrir las ventanas para la fotografía y observación.
Este censo estaba allí anotado.
Salvo los gansos "raros" y el avetoro, vimos al resto del vecindario, además de un bisbita alpino.
Aguilucho lagunero (Circus aeruginosus)
Al anochecer vimos cómo decenas de aguiluchos acudían a su dormidero.
Aguilucho lagunero (Circus aeruginosus)
Durante el día patrullaban constantemente en busca de alimento.
Ánsar común (Anser anser)
Pocos gansos en la laguna y sus alrededores.
Ánsar común (Anser anser)
Y entre ellos ninguno de los considerados "raros".
Fuimos a comer a un bar de Paredes de Nava que nos aconsejó Fernando: la Puerta de la Villa.
¡De lujo!
Avutarda común (Otis tarda)
Después de comer calentitos nos fuimos en busca de avutardas hasta que anocheciese, momento que aprovecharíamos para intentar ver la entrada de los gansos a la laguna de La Nava.
Búho campestre (Asio flammeus)
En esas estábamos cuando apareció esta preciosidad.
Búho campestre (Asio flammeus)
Aguantando el temporal.
Búho campestre (Asio flammeus)
Incluso nos granizó.
Búho campestre (Asio flammeus)
Muy confiado, se encontraba junto a la cuneta.
Búho campestre (Asio flammeus)
Estuvimos un buen rato con él.
Búho campestre (Asio flammeus)
Ahuecaba las plumas, se sacudía, y de este modo se secaba como podía el plumaje.
Milano real (Milvus milvus)
En zonas con algo de arbolado se acumulaban decenas de milanos reales.
Búho campestre (Asio flammeus)
Seguimos nuestra ruta y, para nuestra sorpresa, aparecieron más búhos campestres.
Búho campestre (Asio flammeus)
Llegando a un pueblo nos encontramos con una concentración importante de búhos; 12 ejemplares volando al tiempo.
Búho campestre (Asio flammeus)
Lástima la falta de luz... y mi humilde cámara que no trabaja bien a ISOS mayores de 400.
Búho campestre (Asio flammeus)
En total y en apenas 5 kilómetros vimos 20 búhos.
Búho campestre (Asio flammeus)
Se conoce que este año toca explosión poblacional de topillos, cosa que sucede cada 4 ó 5 años, y en la que muchas rapaces tienen alimento fácil al alcance, al tiempo que contribuyen a controlar esta periódica plaga de la mejor manera. Los caza de oído, localizándolos mientras vuela.
Búho campestre (Asio flammeus)
Preciosos búhos, con hábitos parcialmente diurnos que facilita su observación.
Avutarda común (Otis tarda)
Unas avutardas muy lejanas dieron por finalizado nuestro safari y nos dirigimos de nuevo a la laguna de La Nava para intentar ver la entrada de los gansos. Estuvimos pacientemente plantados esperando los bandos pero lo único que llegó fue un frío más intenso y una pequeña decepción por el espectáculo cancelado. De todos modos el día lo pasamos estupendamente y repetiremos sin lugar a dudas.
El misterio de los gansos desaparecidos parece resuelto el el blog de Alberto Benito que fue a La Nava al día siguiente que nosotros. Al parecer, los gansos, decidieron el mismo viernes, ya que el jueves habían acudido normalmente a La Nava, realizar su rutina de hidratarse y acicalarse en la laguna de Boada, donde Alberto consiguió localizarlos, disfrutarlos y fotografiarlos para después contárnoslo en esta entrada de su blog. Quizás en todo esto tuviera algo que ver la intensa lluvia del viernes que aportó suficiente agua a la exigua y reseca laguna de Boada para que resultase nuevamente atractiva para los ánsares. ¿Quién lo sabe?
¡¡Enhorabuena, Alberto!!