Revista Salud y Bienestar

El mito de la Caja de Pandora o la inmunidad de grupo

Por Miguel @MiguelJaraBlog

La médico pediatra Lúa Català ha escrito un libro llamado Pediatría para los Nuevos Niños que va a publicar en breve Mandala ediciones. Esto es un adelanto de un capítulo dedicado a las vacunas que seguro que dará que hablar:

El mito de la Caja de Pandora es muy adecuado para ilustrar la falacia tan generalizada de que las vacunas nos protegen. Se lanza el concepto falso de que mientras haya vacunación generalizada se mantienen a raya y cerrados todos los monstruos y “males”, en este caso, en forma de epidemias infecciosas. Que la tapa que mantiene el “mal” controlado es la tan famosa y utilizada “inmunidad de grupo” y que los que abren esta tapa, no respetando esta inmunidad de grupo y rompiendo las reglas (no vacunando), están abriendo la caja y esparciendo los “males” al mundo y como Pandora por su desobediencia, son culpables de las enfermedades de toda la comunidad.

El mito de la Caja de Pandora o la inmunidad de grupo
Esta idea ha calado muy hondo y así se explican los ataques verbales y los chantajes emocionales de muchos estratos, institucionales, profesionales e incluso, quizás los más descarnados, de los propios ciudadanos que debido a la hipnosis colectiva a que están sometidos, son los más atemorizados por este mito.

Con la observación de los datos epidemiológicos y la demostración de que no hay relación entre la introducción de las vacunas y la evolución de las epidemias, es fácil, pues, deducir que el hecho de que se mantengan los casos de las enfermedades vacunables en cifras bajas no depende de la vacunación y sí de la evolución natural y la transformación natural de enfermedades epidémicas en endémicas.

Por tanto la inmunidad de grupo es una falacia, es un concepto que se ha inventado para tener el control de la población utilizando el miedo. Fomenta la actitud xenófoba y es intolerante hacia las minorías que tienen criterio propio y optan por decidir con libertad sobre su salud y la de sus hijos. Se desprestigia y criminaliza la postura no vacunalista, etiquetando a los que la practican de colectivos marginales, irresponsables, de bajo nivel sociocultural o fanáticos que hay que combatir. Un caso claro de intolerancia hacia la libertad de pensamiento y de acción. Se están llevando a cabo acciones por parte de los Síndics de Greuges (los Defensores del Pueblo en Catalunya), para denunciar estas presiones y falta de información neutral sobre las vacunas.

La inmunidad de grupo además es engañosa porque lleva a la creencia de que estar vacunado es estar protegido y esto no es así cuando han pasado unos años. Está demostrado que la vacunación no genera nunca una inmunidad permanente, de por vida, y por lo tanto deja vulnerables a los adultos que no han pasado la enfermedad y que han sido vacunados. En cambio sí que se adquiere una inmunidad natural de grupo cuando la mayor parte de la población ha pasado las enfermedades.

Las epidemias en sus inicios, causan estragos en una población, pero cuando ha habido una adaptación, se produce un acuerdo ecológico de convivencia con el germen causal y se transforman en benignas y endémicas (pocos casos, leves y de aparición más o menos regular). Y las enfermedades para las que se vacuna ya han superado la primera fase epidémica y están en la fase de endemia (pocos casos en general y de vez en cuando algún brote). Esto supone que los hijos de madres que han sido vacunadas y que no han pasado la enfermedad y por lo tanto ya han perdido la inmunidad, son vulnerables porque no tienen la protección de las defensas maternas, ni vía placentaria, ni vía lactancia materna.

Este es el caso de la mayoría de bebés hoy en día. Con lo cual, hay una desviación artificial respecto a la edad en que se contraían estas enfermedades y como consecuencia, los casos en adultos son más graves o generan más incomodidad.

Más info en el libro La salud que viene.


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