Revista Coaching

El modelo de madurez de GTD

Por Elgachupas

Estudiante maduroYa sea en los cursos que imparto o en charlas más o menos informarles con amigos, familia o conocidos, surge de manera recurrente la misma pregunta: ¿cuánto tiempo necesito para llegar a dominar GTD®? Y reconozco que la respuesta es complicada, o al menos requiere una gran cantidad de matices si de verdad quieres explicar adecuadamente un aspecto que resulta fundamental en el aprendizaje de esta metodología.

Como ya he explicado en alguna ocasión, la efectividad personal es un camino que, una vez comienzas, lo estás recorriendo durante toda tu vida. No existe algo que pueda considerarse la meta final de la efectividad personal. No importa cuantos años pases practicando, siempre encuentras nuevos matices, diferentes enfoques, implementaciones de tu sistema que ya no se ajustan a tu realidad y que debes modificar para seguir siendo efectivo. Por eso, en nuestros cursos oficiales siempre hablamos de «el camino de GTD®» y no de «el camino hacia GTD®». Un matiz sutil, pero relevante.

En este camino del dominio de GTD®, el avance no se mide en tiempo, sino en lo que a mi me gusta llamar el grado de madurez alcanzado. En este sentido, David Allen propone un modelo que algunos conocen como «las cinco íes», que aplicado a un comportamiento específico sería como sigue:

  1. Información. Sabes lo que hay que hacer, pero aún no has empezado a hacerlo, bien porque no te sientes con la suficiente motivación, o porque aún no estás seguro de cómo llevarlo a cabo.
  2. Inspiración. Entiendes por qué es necesario el nuevo comportamiento. Tienes el deseo de cambiar, y toda la información que necesitas para hacerlo. Estás listo para intentarlo.
  3. Instalación. Has montado las estructuras y herramientas necesarias para llevarlo a cabo el nuevo comportamiento, pero aún no lo practicas, o lo practicas muy de vez en cuando.
  4. Implementación. Usas las estructuras y herramientas en tu trabajo de manera habitual, aunque de manera poco consistente. A veces, cuando llega una crisis, vuelves a tu manera antigua de hacer las cosas. El nuevo comportamiento aún no se ha convertido en tu nueva «normalidad».
  5. Integración. El nuevo comportamiento ya forma parte de tu forma de hacer las cosas. Te sale de manera natural, sin tener que pensar, incluso en momentos de crisis.

Este modelo que, insisto, a mi me gusta llamar «modelo de madurez», puede aplicarse a toda la metodología en su conjunto o, como hacemos en la formación oficial de GTD®, aplicarse a distintos niveles y comportamientos específicos. En estos ejercicios resulta evidente que las personas no solo tienen distintos niveles de madurez independientemente del tiempo que lleven practicando GTD®, sino que una misma persona puede tener —y de hecho tiene—, distintos grados de madurez según para qué comportamientos de la metodología. Y resulta muy interesante comprobar cómo, en ocasiones, es posible tener mayores niveles de madurez para algunos comportamientos «avanzados», y menores grados de madurez para otros comportamientos más «básicos».

Todo ello puede ayudarnos a entender por qué resulta tan complicado a veces responder a la pregunta de cuánto tiempo se necesita para dominar GTD®. Cada persona tiene distintas motivaciones y necesidad percibida de mejora en su forma de trabajar, lo que afecta directamente a su grado de compromiso y la madurez que puede llegar a alcanzar en los distintos comportamientos que es necesario aprender, especialmente para dominar una metodología de productividad personal como GTD®.


Volver a la Portada de Logo Paperblog